TENER O NO TENER FE, ESA ES LA CUESTIÓN.

(Para don José de Santiago Llopis y don José Gómez Leal)

Por José María Redondo Tortosa.

Había pensado contestar al señor Terry Gillian, con un par de mensajes, a los suyos en mi anterior artículo pero me han salido tan extensos que he decidido añadirles algunas frases más y publicarlo como un nuevo artículo, porque creo que merece la pena.

Espero que no se moleste, señor Terry, porque le conteste a sus dos mensajes para disentir, en su casi totalidad, de los planteamientos que hace. Lo tengo a usted, aun sin conocerlo personalmente, como a una persona culta y caballerosa y con gente así me gusta dialogar, e incluso discutir, pero sin acaloramientos ni disputas.
Le voy a ser rigurosamente sincero: No tengo nada de pitoniso pero recelaba que usted está en las antípodas mías en lo relativo a creencias y fe, de ahí que le dedicase, junto a don Leandro, ese trabajo.

Dicho lo cual, le voy a decir que yo si soy un hombre de fe, pero no de ahora, reciente, sino desde mi más tierna infancia. Ignoro cuando me llegó y de qué forma pero siempre he creído en un Dios poderoso y bondadoso, que no es, como usted bien dice, el de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, o el de otras religiones monoteístas.

Durante demasiados años fui casi analfabeto; circunstancias familiares, de lugar y de castas impidieron que me culturizase pero tenía cierto grado de inteligencia y esa virtud, que la adobé con tesón y una enorme voluntad, me obligó durante toda mi vida a leer y estudiar hasta llegar a perder gran parte de la vista.

Me ha interesado todo pero el día que cayó en mis manos el libro Historia del tiempo, de Hawking, y leerlo, fue como un latigazo en mi mente y para mis creencias -lo reflejé en mi anterior artículo- y decidí saber algo más sobre el universo y su Creador. A partir de ese día comencé a leer todo lo que caía en mis manos sobre tan arduo y apasionante tema.

Está claro que por ser un hombre de fe me agradaba más lo que había dicho Einstein sobre el universo y Dios que lo que decía Hawking, y si a ello le añadía lo mucho que pude saber leyendo a físicos creyentes, filósofos y teólogos pues miel sobre hojuelas.

Creo que las palabras del astronauta, señor López Alegría, son esclarecedoras y me ayudaron a afianzarme en mis creencias. Lo de la cohabitación entre el azar y la necesidad es una memez de tal calibre que no aguanta el más mínimo análisis.

Y tengo que darle la razón, sin paliativos ni ambages, cuando dice que en nombre de Dios se han cometido verdaderas atrocidades. Pero hay que ponerse en el lugar y en el tiempo en que se cometieron, y en la mentalidad de aquellas gentes.

Pero por otro lado hay que decir que miles de cristianos, y no cristianos, han dedicado sus vidas a laborar por los más necesitados, han dejado constancia de su fe en un Dios en el que creían y en el más sincero y hermoso anonimato.

No le dice a usted nada, señor Terry, la labor y la entrega de la Madre Teresa de Calcuta, la de ex jesuita Vicente Ferrer y otros más que empeñaron toda su vida para que los marginados, los apestados, los parias de esta asquerosa sociedad tuvieran una vida algo mejor.

Estos hombres y mujeres, con su loable empeño, influyeron poderosamente en mi forma de ser y me obligaron a ser una persona solidaria, que era lo que mi fe me pedía, y a darlo casi todo por los que nos necesitan. Vea y lea mi artículo sobre Mariquita y el doctor Comba. Es solo un ejemplo.

Es por todo esto que detesto la hipocresía, la maldad, la falsedad, la infamia, el desprecio intolerable del que hacen gala algunos que se declaran cristianos, y en Almansa hay varios personajillos que con solo verlos me causan grima y me dan asco porque se atreven a llevar el Estandarte de la Patrona, a salir de nazareno en las Procesiones y a afiliarse en la Archicofradía del Cristo de Medinaceli para acto seguido comportarse como un descomunal infame. Esos cristianos, sin Cristo, son los responsables de que su Iglesia tenga cada día menos adeptos.

Los que creemos en un Dios Poderoso y Bondadoso jamás haremos otra cosa que laborar por la igualdad, la fraternidad y la solidaridad de todos los seres humanos y agradecerle, como no puede ser de otra forma, que nos haya dotado de fe.

Tengo ya bastantes años, señor Gillian, y mi vida no ha sido un camino de rosas. He padecido lo indecible y en todos los órdenes de mi existencia, pero nada ha hecho cambiar mi fe en Dios. Jamás despotriqué ni eché las culpas de todas las desgracias que sufrí a Dios.

Creo, lo deduzco de su último mensaje, que el señor Hawking está más interesado en la propaganda de su último libro para que se venda bien, que en decirnos si Dios aparece en la Creación del universo Me sigo inclinando por lo dicho por Einstein y por las palabras de López Alegría. Son más creíbles.