CARTA ABIERTA PARA EL SEÑOR TERRY GILLIAN

Por José María Redondo Tortosa.

Señor Terry: Usted, al que cada día conozco algo más, es de ese tipo de personas con las que me gusta cambiar impresiones, pero siempre desde la moderación, la sinceridad, la buena educación y es por eso que no me resulta gravoso dedicarle algo de mi tiempo, sobre todo porque se lo merece, a pesar de las diferencias ideológicas y de creencias que nos separan.

En Almansa, como en cualquier otra ciudad española, existen personas como esas que usted cita, que la mayor parte de las veces avergüenzan con sus palabras y comportamientos. Pero yo me olvido de los políticos porque, a nivel local, tienen que bailar al son que les marcan sus “jefes”. A veces, al escucharlos, tienes que reírte porque te das cuenta con qué facilidad mienten y como se quedan tan frescos.


Me interesa más referirme a los otros, a los meapilas asquerosos, infames y falsos, esos que, como usted bien dice, se dan golpes de pecho, salen en las Procesiones y acto seguido son capaces de injuriar, calumniar, difamar e insultar a quienes no les caen bien. Estos son peores porque nadie les obliga a que sean así, es su propia mala conciencia la que les exige tan feos y lamentables comportamientos.

Aquí tenemos varios, pero sobre todos ellos hay uno, feo por fuera y más todavía por dentro, que va presumiendo de su cristianismo por todos lados pero es incapaz de pedir perdón a las muchas personas a las que ha insultado, injuriado, calumniado y difamado. Este sujeto nació torcido y así morirá.

Los políticos son, en el mejor de los casos, de misión temporal porque más tarde o más temprano desaparecen de la escena política dejando, unos buen sabor y otros malos recuerdos. Pero los otros, los meapilas, falsos cristianos y demás especímenes, siguen ahí para continuar
con su escalada de infamias.

Convendrá conmigo en que esta gentecilla es muy difícil de erradicar, son como la sarna, que te pica y si te rascas la expandes.

Y claro que sí, ejemplares como la Madre Teresa de Calcuta y Vicente Ferrer hay pocos, aunque bastantes más de los que nosotros conocemos, y no hay nada más que ver las muchas misiones que hay extendidas por África, Asia y Sudamérica donde, hombres y mujeres, dan ejemplo de cristianismo auténtico, solidario, generoso y sublime. Estas personas tienen todo mi reconocimiento y admiración

Conocí a un joven onubense, hijo único de un humilde matrimonio, con un currículo impresionante en la universidad, que un buen día decidió ingresar en la Compañía de Jesús, que era lo que le demandaba su fe en Dios. Cuando cogió los hábitos se marchó voluntario a una Nación de habla hispana y allí es amado por una colonia de gentes que carecen de todo, y allí permanece dedicado por entero a ayudar a sus pobres, sufriendo con ellos el hambre y las enfermedades.

Se le quiso hacer un homenaje en un programa de Canal Sur, que moderaba Consuelo Berlanga, y no aceptó porque, según dijo, lo que él hace no tiene mérito alguno, que el mejor homenaje se lo hacen a diario sus pobres. ¡!Qué enorme ejemplar de ser humano!!

¿Estos falsos cristianos almanseños se fijan en estos maravillosos seres para copiarlos? Ni por asomo, su mala ralea les espolea para seguir con su asqueroso comportamiento y cada día se hunden más y más en la ciénaga del vilipendio.

Y volviendo al universo compruebo que algo nos une, que estamos de acuerdo en que el Big Bang no pudo aparecer sin que alguien lo hiciera posible.

Hawking dice: Estas leyes, las que predice la Teoría del Principio de Incertidumbre, nos dicen como evolucionará el universo en el tiempo. Estas leyes pueden haber sido dictadas originalmente por Dios, pero parece que Él ha dejado evolucionar el universo desde entonces de acuerdo con ellas, y que Él ya no interviene. Pero ¿cómo eligió Dios el estado de configuración inicial del universo? ¿Cuáles fueron las “condiciones de entorno” en el principio del tiempo.

Una posible respuestas consiste en decir que Dios eligió la configuración inicial del universo por razones que nosotros no podemos esperar comprender. Esto habría estado ciertamente dentro de las posibilidades de un ser omnipotente, pero si las había iniciado de una forma comprensible ¿por qué eligió dejarlo evolucionar de acuerdo con leyes que nosotros podíamos entender?

POR RAZONES QUE NOSOTROS NO PODEMOS ESPERAR COMPRENDER, ahí está la cuestión, el intríngulis. Jamás conocerá el hombre todas esas leyes que fueron dictadas originalmente por Dios. Dije que Dios se guardará una carta y la partida la ganará Él, y no me bajo de ese burro.

Él lo creó y al propio tiempo, o antes, diseñó las leyes que lo gobernarían, inmutables, inalterables y dispuestas para que el hombre fuera desentrañándolas poco a poco, pero no permitiendo que lo sepa todo. Esas dudas del señor Hawking las tenemos todos pero algunos pensamos, sin ser físicos pero sí creyentes, que hubo un Creador porque el Big Bang, esa bolita de densidad infinita, no pudo aparecer así como así, por arte de birlibirloque.

Y no sé si agradecerle que haya escogido mi apellido valenciano al otro, al castellano. Mis dos trastatarabuelos eran de Játiva (Valencia) y Boecillo (Valladolid) y tenían la misma profesión: eran tratantes de ganado, actividad muy lucrativa por aquellas calendas.

A mediados del siglo XVIII llegaron, el Redondo a uno y el Tortosa a otro, a dos pueblos próximos, en la provincia de Jaén, y ya no regresaron a los suyos.

Dos hembras guapas, morenas, de moño alto los “engancharon” y comenzaron a repoblar aquellas hermosas y ricas tierras. Justo dos siglos después la cruel emigración hizo todo lo contrario, arrastró a los Redondo a otras latitudes y ya, en mi pueblo, no queda ninguno vivo, todas las generaciones anteriores a la mía están enterrados allí.

Un cordial saludo.