He leído con auténtico deleite el artículo escrito por el Sr. Redondo Tortosa con el título de "Una manchega ejemplar". El caso, magnificamente expuesto, resume, en la persona de Ángela, la sacrificada vida de la mujer española en favor de su familia (hermanos, esposo e hijos). Esta mujer, ubicada en un pueblecito de la provincia de Albacete, llamado Balazote, la podiamos haber situada en cualquiera de los múltiples pueblos de la geografía española. Nuestra mujeres, y estamos orgullosos de ellas, se distinguieron siempre por su gran capacidad de entrega y sacrificio en favor de los suyos.
En las zonas rurales han trabajado, y lo siguen haciendo, en las tareas agrícolas, con la misma capacidad, y en algunas ocasiones mayor, que cualquier hombre de la casa. Su aportación ha sido, y lo sigue siendo, de una singular importancia para la mejora de la economía familiar.
Es de destacar que no, por dedicar parte de su apreciado tiempo a este duro trabajo, han hecho dejación de sus obligaciones domésticas: limpieza del hogar; compra y cocinado de alimentos para alimentar a su gente; lavado y planchado de la ropa familiar; atención a su, en la mayor parte de los casos, numerosa prole; cuidado de los mayores (padres de ambos cónyuges) y, tantos y tantos otros menesteres que el citarlos haría interminable la lista de los mismos.
No deberiamos caer en la tentación de argumentar que estos menesteres forman parte de sus obligaciones como ama de casa y que desde siempre lo ha hecho así. La realidad es que estas importantísimas tareas las lleva a cabo a base de mucha entrega y una gran dosis de generosidad. Jamás se la verá malhumorada por esta situación, que ella no buscó, ni tampoco pedirá nada a cambio por la realización de esta primordial ocupación familiar. ¡El quejarse no forma parte de su credo! ¡Cuánta generosidad derrocha! ¿Qué sería de nosotros sin ellas?
Pienso que todos los hombres tenemos contraída una deuda histórica de agradecimiento hacia las mujeres. ¡A todos nos han dado la vida! Sin olvidar que gracias a sus desvelos y sostenidos esfuerzos estamos por estos mundos de Dios con cierta calidad de vida.
Sinceramente pienso que no debería existir ningúna población, por insignificante que fuese, sin una estátua de considerables dimensiones, situada en un lugar preferente, dedicada a la MUJER. Sí, a la mujer con mayúsculas, por su bien hacer y por su admirable contribución a la humanidad.
Su notable dedicación a los suyos, sin aparente esfuerzo, la hacen inigualable. Lo hace así porque le nace, porque es lo que vió hacer a su madre y demás mujeres de su entorno familiar, en situaciones semejantes y ella actúa, sin darle mayor importancia, en completa sintonía con lo que siempre hicieron sus mayores. Esa es su auténtica y maravillosa grandeza.
Las generalidades anteriormente dichas sirven para ser aplicadas a cualquier mujer, de cualquier lugar y ceñida a cuaquier situación.
Ciñéndonos a Ángela, la heroína de Balazote (Albacete), la persona digna de ser citada destacadamente en el artículo del Sr. Redondo, cuida a un hermano de 71 años desde que fallecieron sus padres. Éste está aquejado de parálisis cerebral desde su nacimiento. ¡Una perita en dulce! También lo hace de su esposo. Éste se encuentra 9 años en cama, está ciego (posiblemente a causa de la diabetes) y le han cortado una pierna por causa de su elevada glucemia. ¡Vaya panorama! ¡Y ella sin proferir ni una queja! ¡Qué entereza de mujer!
Hay un refrán en nuestro refranero que dice: "Las penas, con pan son menos" . El gran problema para esta aguerrida y sufrida mujer era que para hacer frente a tan abultado problema sólo disponía de 800 € al mes. Con este dinero pocas ayudas, pagándolas, podía recabar. Bueno estaba que pudiese ir cubriendo las necesidades de boca y pagos de luz, agua y ... poco más. ¿Dónde está la tan cacareada ayuda social que tanto prometen los partidos políticos en sus engañosas campañas electorales?
El autor del artículo, sintiendo el aguijón de la injusticia social cometida con esta sufrida familia, se siente en la obligación de hacer pública la situación y escribe sendas cartas a los mandatarios de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha. Éstos, tremendamente ocupados, ni se molestan en contestarle. Menos mal que alguno de los múltiples colaboradores que poseen se pone en contacto con el Sr. Alcalde de Balazote (que cosa curiosa, hasta ese momento desconocía este pequeñísimo contratiempo de una familia de su municipio) y le piden que informe de la veracidad de la información. Lo hace y confirma a la superioridad la veracidad de la carta-denuncia. A partir de ese momento se pone en marcha la maquinaria. Pronto acude un médico especialista de la capital (Albacete) para evaluar la gravedad de la situación y hacer el preceptivo informe de los enfermos y de su situación. Éste, ante la gravedad del problema encontrado se queda sorprendido y anonadado porque la situación de esa humilde familia sobrepasaba ampliamente todo cuanto le habían contado con anterioridad a su llegada.
Se supone que informaría detalladamente a la Delegación Provincial de la Consejería de Bienestar Social y es a partir de ese momento cuando las autoridades toman cartas en el asunto y ponen a disposición de esta buena mujer los medios materiales para ayudarle en la nada fácil tarea de atender a su esposo y hermano. Si se remedió esta flagante desgracia gracias a la carta escrita por el articulista a las autoridades autonómicas, bendita denuncia.
Pero me sigue quedando la duda de qué hubiese ocurrido si no hubiesen coincidido en el recinto hospitalario de Albacete el autor de la denuncia y Ángela. ¿Hubiesen seguido miopes, por no decir ciegas, las autoridades locales (las más obligadas por próximidad) y demás autoridades (provinciales y autonómicas)? ¿Acaso sería de interés que personas de bien fuesen recorriendo las poblaciones para denunciar casos como el relatado? y en este caso, ¿para qué sirven los Servicios Sociales de los Ayuntamientos? ¿O es que al alcanzar el privilegiado estadio de funcionario se acabaron las inherentes responsabilidades de su trabajo?
En cuanto a la última parte del artículo referido al programa televisivo "Tal como somos" de la TV autonómica, desde donde parece que se interesaron por el tema para llevarlo a la pequeña pantalla, nunca más se supo. Permanece en el baul de los recuerdos. Habría otros temas de mayor actualidad.
No olvidemos que la mayor parte, por no decir todas, de las cadenas televisivas están bastante politizadas y la nuestra, posiblemente, de las que más, y temas como el que estamos tratando no sería oportuno airearlo y darlo a conocer a una numerosa audiencia. Sería una feroz crítica a los mandatarios de turno. Esa y no otra sería la razón de que el caso de Ángela, del pueblecito de Balazote, quedase en el olvido para siempre.
J.C.A. (Julián Cuenca Almansa)