Según dejamos dicho en la primera parte de este comentario, el traslado a la histórica estación de Almendricos lo hicimos en una unidad de Renfe Operadora, concretamente en una de la serie 592, o "camello", como son conocidas en el argot de Renfe estas unidades por los curiosos abultamientos que tienen encima de las puertas de acceso, similares a las jorobas de estos animales.
Dijimos que el viaje resultó corto y entretenido por el ambiente reinante en el vagón y por el interés de la excursión. Debo aclarar que también porque muchos excursionistas, que eran ferroviarios jubilados que se conocían pero que hacía tiempo que no se veían y como durante el desarrollo de las ponencias no tuvieron mucho tiempo para hablar entre ellos, aprovecharon estos momentos para ponerse al día de los avatares de la vida.
Nada más apearnos, además del recibimiento protocolario del Alcalde pedáneo y de la Comisión organizadora del evento, nos dieron la bienvenida una gran representación de los más de 1.800 almendriqueños y almendriqueñas que nos esperaban con rondallas y grupos de danza, que interpretaron bailes clásicos de la cultura popular.
Los primeros discursos, los agradecimientos mutuos y las muestras de afecto y solidaridad de
Fueron momentos de alegría y emoción, en algunos casos desbordada, que provocaron el afloramiento de lágrimas en los ojos de quienes vivieron el esplendor de aquella estación treinta o cuarenta años antes y de quienes recordaban la amargura de aquel 31 de diciembre de 1984, cuando circuló, en sentido descendente, el último expreso Barcelona-Granada, mientras que en sentido ascendente lo hizo el automotor 592 en sustitución del Ter Granada-Valencia.
La calificación de "líneas altamente deficitarias" que en el contrato-programa del Estado-Renfe de 1984 se le dio a esta línea de Murcia-Lorca-Baza-Guadix, y el ramal de Almendricos-Águilas, por el gran estado de abandono que presentaban debido a las escasas inversiones que se habían realizado en ellas durante los años precedentes, fue lo que se llevó por delante el tramo Almendricos-Guadix al no llegar a un acuerdo Renfe y la Junta de Andalucía, que era quien debía haber mantenido este servicio en la parte andaluza. La Comunidad de Murcia, por el contrario, sí lo hizo en su parte de trazado y gracias a lo cual todavía se puede ir de Murcia a Águilas en tren y, aunque malamente, se puede ir.
En el carril del lado izquierdo, en dirección a Guadix, se ve la huella de la demolición, del maltrato, de la desidia y destrozo sin sentido. El carril, que podía haber sido desatornillado porque en esta antigua línea las vías se atornillaban para unir los carriles y dejar las juntas de dilatación, lo habían cortado a soplete, con desidia, con saña, como si se quisiera dejar huella del hecho histórico. Me recordó a los médicos de antaño, que en las guerras cauterizaban los miembros de los heridos cuando tenían que ser amputados para evitar la hemorragia, el paso de la sangre por venas y arterias inexistentes.
Al regreso nos paramos delante de uno de los cambios de agujas desmantelado, en el que todavía se podían distinguir la marca de la factoría que había fundido el corazón de este cambio de agujas, a pesar del óxido que la recubría. Los quesos de las palancas de cambio, los patines, las contragujas o los gurdagujas.
Finalizados los actos protocolarios tuvo lugar una marcha con pancartas en el que se corearon eslóganes referidos a la línea Almendricos-Guadix y otros varios relacionados con la nefasta política de transportes ferroviarios realizada por el Ministerio de Fomento y su titular, el señor Blanco.
Después de recorrer las principales calles de la localidad fuimos agasajados con un tapeo que fue espectacular por la cantidad y calidad de los productos. Allí mismo nos obsequiaron con unas madalenas caseras en muestras de agradecimiento por el esfuerzo e interés mostrados para la reapertura de la línea férrea.
De camino nuevamente a la estación, para esperar la llegada de la unidad de cercanías que nos había llevado anteriormente. Sobre las dos y media de la tarde hizo su entrada, procedente de Águilas, y subimos para regresar a Lorca. Aquí fue donde nos despedimos efusivamente, cansados pero afectuosamente. El tute que nos habíamos dado durante la jornada había sido de campeonato.
Unos continuaron su marcha en tren hasta sus lugares de origen, otros cogimos el coche porque el tren no pasa o pasa a deshora en nuestras localidades, y también los hubo que se quedaron un rato más en Lorca.

Si tuviera que resumir en tres palabras estas Décimas Jornadas diría: INOLVIDABLES, ESPERANZADORAS Y HUMANAS.
Las próximas en Galicia, y esperamos estar.
No los he nombrado, pero quiero agradecer la compañía de quienes han representado a Almansa en estas Jornadas, y que fuimos siempre juntos a todos lados, trabajando y disfrutando de Lorca, me refiero a Llanos Doñate, en representación de IU de Almansa; Rosa María Estruch por la Coordinadora en Defensa del Tren y Estación Actual; Julián Martí y un servidor por ICA. El sábado, a primeras horas de la tarde, se incorporó José Miguel Belotto, también por la Coordinadora.