Ninfas del lago (George Apperley acuarela 1944) |
Si algo tenía el Tío Frasquito que gustaba a sus amigos, sobre todo a los del Cafelito, era su buen humor y su facilidad para componer versos ripiosos.
Este día se hallaba, como era costumbre, con su amigo Eva en un bar ingiriendo el cortado y charlando sobre un tema de reciente actualidad.
EL EVA: Se ha enterado usted que hace unos días se reunieron en el Hotel Blu un grupo de gentes del pueblo con el fin de reanudar unas cenas que antaño se hacían y que, según creo, las instauró Juan, el de Los Peques.
EL TIO FRASQUITO: Pues no, no sabía na de esta sena. Pero debo desirte que este tipo de evento m´agradan porque se dialoga y se pasa un buen rato entre amigos, aunque sean de distinta ideología.
EL EVA: Pero lo que me resulta raro es quienes fueron los responsables de la convocatoria pues según noticias fueron Fernando Maimón y otro al que no debo nombrar para que no le siente mal el café.
EL TIO FRASQUITO: !Qué me quiere desir que er Tonto der haba estaba entre lo comensale! Que ese fulano estaba ar lao de Fernando, no me lo pueo creer. Me está gastando una broma, Eva, no me joas. Y cuantos fueron, tal vez medio sentenar.
EL EVA: Que va, solamente 15 ó 16. Aunque ignoro si es que no se pasaron más invitaciones o que alguno no quiso acudir al saber quien iba a estar con Fernando.
EL TIO FRASQUITO: Este fulano s´agarra a un clavo ardiendo, vamo que s´apunta a un bombardeo con tar de figurar en to lo que sea. Si argún día se selebrase el Don Tancredo ten por seguro que lo haría él. Me paese a mí que le voy a componer unos ripios, vamos que en cuanto llegue a casa pongo mano a la obra. Y hasta luego que me voy a por mi nieto, Eva, paga que estoy tieso der to.
Y dicho y hecho, el Tío Frasquito nada más sentarse delante de su ordenador comenzó y esto es lo que le salió de su calenturienta mollera.
UNA CENA EN EL BLU.
Dicen que en el Hotel Blu
se juntaron una noche
con don Fernando Maimón
y con un feo y fantoche,
una docena de amigos
para seguir lo que antaño
había iniciado un tal Juan
hace ya bastantes años.
La cena estuvo muy bien,
con el menú exquisito,
regado con buenos vinos
y carne y pescado frito.
Entre varios comensales
estaba el Tonto del haba
que comiendo un entrecot
fue y soltó un chorro de baba.
Salió corriendo al retrete
y Fernando lo miró,
le hizo un guiño al camarero
y el plato lo retiró.
Porque el entrecot tenía
un charco de mala baba
y Fernando estuvo a punto
de decir: Esto se acaba
pues no puedo consentir
que esta cena acabe mal,
arrojando todo el mundo
por delante y por detrás.
Pues mi querido Fernando
siendo almanseño de pro
como se te ocurre a ti
comer con un tontorrón.
Es que tal vez no sabías
como es este gachó
que allí donde se presenta
no lo soporta ni dios.
Es un paleto engreído
que escribe muy malamente
y cuando sale en la tele
no mira nunca de frente.
Pero se arroga el derecho
de insultar y difamar
pero que nadie le diga
algo que le siente mal,
pues te puede denunciar,
aunque sea con falsedades,
porque cree que solo es él
el que dice las verdades.
Pero debo terminar
diciéndole a don Fernando
que para el año que viene
si se van al Hotel Blu
se libre de este fulano
pues tal vez los comensales
le hagan el tururú.