3 de Octubre de 2009, por la mañana. Enciendo el televisor. Por accidente topo con el salón de plenos del Ayuntamiento de Almansa. Hay gentío, se elige al nuevo alcalde tras la renuncia pactada de Cerdán. Expectación inusitada, no será por ver alguna sorpresa (esto no es la elección de la sede olímpica); está todo atado y estrechamente atado para la continuidad en la persona de A.López.
Es natural que quieran acompañarle sus familiares, sus allegados y amigos. El resto: unos por la oficialidad del acto en sí, otros por el morbo, otros que deambulan, incluso los hay con cara de hambre para saciarla al término del discurso, en el que no entro pues no se sale de lo consuetudinario, salvo alguna salida muy peculiar; eso sí por dos veces oí que habría una “cerveza” al final. Y a esto me refiero.

Mientras llaman, votan, cuentan, proclaman, lloran, ríen, felicitan, que daría para una crónica o reportaje de sociedad; el pensamiento me asalta la imaginación “bueno, al termino y nos tomaremos una cerveza …”. Me digo, mira que detalle. De inmediato me pregunto, ¿pero quién paga?, considero tres posibilidades naturalmente lógicas:
1ª.- “El que invita paga”. Quien ha recibido la vara de mando, como cuando se tiene un hijo, cuando se alcanza una meta o por cualquier acontecimiento gozoso se quiere mostrar su contento y compartirlo con la lengua en el hablar y comer.
2ª.- Que invite quien deja el cargo, (por la carga que lleva, los sobresaltos y preocupaciones) para pasar a una situación más plácida o relajada.
3ª.- Entre el que lo deja y el que lo toma, al tener los dos razones para escotar dicha invitación.

Siempre me gustaron las encuestas. Se me viene a la cabeza, “bueno estas son reflexiones mías; ¡a ver las de la calle!”. Tampoco es para hacer un sondeo de gran muestra y me limito a preguntar y comentar con las personas cercanas conocidas que te encuentras con normalidad.
Vale, ¿y qué?. Que no acerté ni una:
Los primeros, los más, que lo paga el Ayuntamiento
Otros, algunos, que el Grupo Independiente
Muchos, que lo pagamos nosotros. [que viene a ser como los primeros].
Unos pocos convencidos: “que es una pequeñez, que si tienen que echar tantas horas y echan más” “que es un gasto protocolario”

Los más, sin apenas crítica muestran resignación e impotencia.
Se me revuelven los esquemas igual que la tarde oscurece, sentado en la penumbra del salón sin aclarar la sombra de la duda.
- ¿Quién se habrá echado mano al bolsillo? – me susurro a mi mismo
- ¡pero qué hablas solo! ¿ya estás con tus cosas? ¡cada día peor! – me suelta como un escopetazo Clara, que junto con Patri su amiga íntima pija capitalina preparan su chocolate vespertino
Enteradas de mis disquisiciones, como pasando de ellas, el pragmatismo femenino quiere aclarar en la voz de Clara
- sabemos que la gente es pasota, que cuando algo lo pagamos todos, parece que no lo paga nadie. Te hago un supuesto para que te ayude a comprender si a la población le parecería bien o mal, en realidad si consiente en que su dinero se emplee en el ágape. Imagina que hicieran una cuestación con mesas por la ciudad, como lo hacen para la Lucha contra el Cáncer, o para los enfermos de Fibromialgia o para la luchar contra el Hambre en el Mundo, hicieran una con lema “para un Convite por el relevo de la Alcaldía”; ¡pues cómo respondiese la población ante esta cuestación te puede dar respuesta a tus elucubraciones!; y si lo quieres más directo que los alguaciles lleven unos recibos y vayan pidiendo a los ciudadanos su aportación para el refrigerio, y veríamos. Tú es que eres un inocente, ni se te pasa por la cabeza que existe la falsedad, la hipocresía o como poco la inconsecuencia
- ¡sí señora! así se vería tangiblemente la justificación ética o no de tal invitación; me ayudas mucho, como siempre.
Patri, que es pija pero no tonta, mira y remira como le quedan sus zapatos de aguja a juego con su falda de tubo, sabedora de su fino porte; sin llegar a levantar la cabeza de su figura casi declama como si fuera una actriz

Reímos todos.
- Venga, Patri, Clara, os invito y pago yo.
Antefaz