Va la presentadora Ana Garrido un poco de brujita, acentuada por el gran collar que sostiene su pecho.
Francisco Núñez expone, con la envergadura que parece salirse del chaleco pero con normalidad, el destino de los fondos llamados FEIL y que ahora se llaman según dice Fondo Estatal por el Empleo y la Sostenibilidad o algo así.
El alcalde y el vicealcalde presentaron los proyectos seleccionados de acuerdo con ciertos criterios (generar empleo, social, repercusión económica), siguiendo con el vivero de empresas, modernización tecnológica en el Ayuntamiento, dependencia para la policía, museo, turismo, archivo, alumbrado y otros más. Se expresa con naturalidad y no es interrumpido
Llanos Doñate molesta porque se sienten engañados. Airean la participación y luego ¡oh sorpresa! ¡perplejidad!, no les han aceptado ninguna propuesta, no les han tenido en cuenta, manifiesta con su tono de enfado pero comedido como su apariencia, que se parecería a una monjita joven a no ser por el espléndido y generoso escote.
Mientras, Núñez escribe …, no interrumpe.
Amaya Villanueva empieza “francamente sorprendida y digo francamente y no gratamente sorprendida” [que rebuscado] viste elegante [y no por el cargo] hace un alegato largo centrándose en que no conoce lo que valen los proyectos ni el número de empleos que generan. Al final “si queréis termino y Paco que empiece a explicar” [curiosa frase plena de amabilidad y al mismo tiempo como dadivosa]
Mientras tanto Núñez ha callado, ha esperado, ha leído, ha tomado notas. En su turno, de entrada, dice que el gobierno está para decidir y que ha pedido opinión a la oposición para decidir [normal].
Que se atendió a lo que decían de hacer proyectos pequeños para que se queden en Almansa y que proporcionen puestos de trabajo aquí.
Solo empezar ya entremeten algunas palabras
Villanueva interrumpe. Núñez después de aguantar salta
- yo no te he interrumpido, haz el favor de respetarme – con energía dentro de lo común,
y sigue dando sus razones por las que rechazaban los proyectos presentados por la oposición.
Poco tiempo le dejan seguir y les reprocha
- yo sé que os duele
y sigue sorteando picoteos, para explicar los motivos: excedían la cuantía, otros no cabían en el fondo, otros no son prioritarios, mientras le punzean
- y como es real les duele – insiste Núñez
- dile que no se altere – Villanueva hacia la presentadora
- que no grite – picotea Villanueva
al momento
- ¡un dolor! – Villanueva
- ¡qué barbaridad! – Villanueva [como si te pinchasen y encima no pudieras quejarte]
- ¡a ver si no me puedo sonreír - Villanueva
- ¡falso! – Villanueva
Un Núñez todavía regateando entre los cortocircuitos, acaba dolido por decir algo como que ellos han hecho más en tal tiempo que ellos en mucho tiempo
- ¡un poco de humildad! – Villanueva
- ¡qué arrogancia, por Dios – Villanueva
Un roce produce otro roce, y otro … hasta que salta la chispa
- yo no te he insultado en toda la noche – has faltado al respeto a los votantes del PP – Núñez
- yo no he faltado al respeto y no voy a pedir disculpas – Villanueva
Doñate continúa con lo de que no les pidieron que los valorasen, de los plazos pequeños y que de los suyos no saben. Persevera en intervenciones cortas con Núñez, el cual le desmantela con precisión pero sin hurgar en las incongruencias.
Villanueva, espera ahora, para desquitarse, ¡esto es alucinante! exclama, y se va por lo del respeto pero alejándose al Ayuntamiento. Remarca con algo de retintín ¡cómo se decide y se manda!, la oposición tiene culpa [¿no suena eso en situaciones de gobierno a la inversa?]
que si gobiernan mandando; que no les pidieron valoración, que con la valla del recinto ferial es poner puertas al campo [como si el campo llegase hasta el jardín] y acaba con un tono suplicatorio “envenenado” “si no te importa, si puede ser”.
Es la vez de Núñez
– siguiendo tu tono burlante
– ahora burlante – Villanueva
– que nadie se ríe de mí, con ese tono sarcástico y no estoy aquí para soportar impertinencias – y enseguida
– quisiera no que oyeras, que escucharas [para enterarse hay que oír, y para oír hay que escuchar] – Núñez
[Ya estamos]
Garrido en plan árbitra “saca tarjeta” a cada cual: a Villanueva, por lo de arrogancia; y a Núñez por lo de impertinencia. Ya todo se diluye y se reitera.
Los momentos álgidos de recriminaciones tienen su raíz, in my opinión, en una exposición de Núñez, firme, contundente, pero correcta dentro de la normalidad de un debate en intensidad tono y timbre; y ante la apisonadora, Villanueva, o no puede aguantar e interrumpe, una tras otra vez, pica, aguijonea con monosílabos, ¿o es una táctica preconcebida para desmontar la fortaleza en ciernes de su juventud, se salga y entre en el juego?. Lo que no impide que él siga su descripción, después de llamarla al orden alguna que otra vez sin exabruptos (todo lo contrario, estuvo muy blandito para haber puesto de manifiesto lo ineducada en tal actitud y lo irrespetuosa al reiterar). Consiguió desestabilizar a Núñez, como se vio después de la intervención de Villanueva, en la que sin llegar a faltar al respeto, emplea frases con algo de sorna, con un tono punzante, pero todo por los límites de lo permitido (aunque todo esto es relativo según para quien y las circunstancias). Lo cual hace saltar exageradamente a Núñez tildando la intervención de irónica, burlesca, sarcástica, de faltar al respeto.
La impresión que da al ciudadano, to my mind, que esté un poco (solo un poco) al tanto, es que les ha salido un joven que está enterado y que lo manifiesta con vehemencia. Así que porque eleve (no el tono) la intensidad de la voz, no es para echárselo en cara. Sino apañados estaríamos en todos los debates, desde los del Congreso a los de este programa.
Así que a Doñate se le ve que, cuando es rebatida, se le nota mucho que queda desorientada y se va a otro tema o hace otra crítica.
Villanueva, como es más astuta, da la impresión de que no aguanta por la falsedad de lo que oye y corta una vez tras otra; y cuando se lo recriminan, el efecto es pasajero, y vuelve. ¡Solo falta que diga que le han faltado al respeto por la intensidad de la voz!. Y es que entre los televidentes, los habrá que piensen que es plan premeditado (ponerle nervioso), y los que estimen que no consigue soportar lo que le están diciendo y se escuda en el tono (no, que es intensidad) como argucia para la distracción y alteración en su adversario. A Núñez, que está en fase progresiva, le falta asentarse y no ir de corrido, tiene el déficit de saber “machacar” más (con la palabra, por supuesto) repitiendo remarcando.
Sin más, fin.
Cordial
Antefaz