Así que hemos decidido insertar un 75 u 80% del poema para evitar tentaciones. Si alguien está interesado en tenerlos completos puede ponerse en contacto con los autores, que amablemente se los enviarían.
El precio por tomo es de 10 euros y, en el caso de residentes fuera de Almansa, habría que añadirle los gastos de envío.
Son 3 manuscritos, cada uno de ellos con 51 poemas -unos 120 folios- y algo más de 6.300 versos.
UNA FRANCESA EN JAÉN.
Para Pacosori.
Por el Vizconde de la Pitusa y la Vizcondesa de la Pepitilla. Cuando el Frasco regresó no encontró nada cambiado, el trabajo escaseaba y el hombre seguía parado. Con los euros que ganó follándose a la francesa compró una finca de olivos para fundar una empresa. Y no le fue nada mal pues tuvo buenas cosechas y aumentó su capital, ya bueno en aquellas fechas. Y empleó a sus cuatro amigos que le decían con coña: Estos olivos salieron de un chocho de la Borgoña. Y el Frasco les aguantaba las bromas que le decían porque eran grandes amigos y el trabajo agradecían. Y siguió siendo soltero, sin querer matrimoniar, pero al cumplir treinta años se lo tuvo que pensar. ¿Qué puñetas hago yo durmiendo y comiendo solo teniendo en Francia una tía que se prendó de mi bolo? Espero que esté soltera y se acuerde de mi nabo; la llamaré y le diré que sigo siendo su esclavo. Cuando por fin la llamó ella se mostró enfadada porque había tardado mucho en hacer esta llamada. Pero él le pidió perdón y le dijo que quería traérsela para España e ir a la vicaría. Se desmayó la francesa al escuchar la propuesta y le dijo que esperase, que le daría la respuesta. Y unos minutos más tarde la francesa dijo oui, que en el idioma franchute es igual que nuestro si. Y el Frasco fue a recogerla a la finca borgoñona y allí pasó una semana acostado con la dona. | Le echó más de veinte polvos y la francesa, encelada, le servía allí la comida para seguir acostada. Los padres de la muchacha apreciaban al jiennense porque sabían que follaba mucho más que un parisiense. Y al conocer que su hija con el Frasco se casaba le dieron varios millones que ella de dote esperaba. Y liaron los petates para venirse a Jaén y en el cortijo del Frasco follaron a tutiplén. Se acomodó a las costumbres, al clima y a los paisajes y a las comidas camperas como migas y potajes. Para aprender el idioma buscó a una persona culta, demostrando al poco tiempo que no era mujer estulta. Cambió viñas por olivos pero no cambió de pijo y al pasar un par de años tuvieron el primer hijo. Y otros dos años después llegó la segunda hija, y una tercera y un cuarto salieron por su rendija. La francesa demostró ser una buena coneja, que follaba y que paría sin menear una ceja. Cuando murieron sus padres vendió la finca francesa y compraron más olivos para mejorar la empresa. Y al final la borgoñona, con familia numerosa, se volvió muy andaluza y siguió tan ardorosa, que cada noche follaba como loba deseosa y el Frasco la complacía con su picha primorosa. !Santa Verga campiñesa! Quien te lo iba a decir que el chocho de una francesa a ti te haría sucumbir, y que entre los olivares cuatro hijos iba a parir. |