El 'jueves negro' de Zapatero pone al Gobierno entre la espada y la pared
@José L. Lobo.- 05/02/2010 (06:00h)
José Luis Rodríguez Zapatero vivió ayer uno de los días más aciagos de su carrera política. Desafiado por los sindicatos, acorralado por la oposición, ninguneado internacionalmente, hundido en los sondeos y cada vez más cuestionado en su propio partido, el jueves negro del presidente del Gobierno amaneció en Washington con los nubarrones del nuevo desaire de Barak Obama -que llegó tarde al Desayuno Nacional de Oración y reiteró que no viajará a España en mayo- y atardeció en Madrid con el anticiclón del desplome de la Bolsa.
Al final de una jornada amarga que Zapatero tardará mucho tiempo en olvidar, el terremoto de especulaciones era de tal magnitud que ya nadie se atreve a descartar la posibilidad de un adelanto electoral, una moción de censura o, cuando menos, una profunda remodelación ministerial que insufle oxígeno a un Ejecutivo moribundo.
Ni siquiera su intervención como invitado especial en el Desayuno Nacional de Oración, en presencia del propio Obama y de 3.500 representantes del establishment estadounidense, sirvió de bálsamo al presidente del Gobierno. El cúmulo de malos presagios de los días previos -desde las duras críticas contra la solvencia de la economía española vertidas en el Foro de Davos a la bofetada del comisario europeo Joaquín Almunia equiparando a nuestro país con Grecia y Portugal, pasando por la espiral de improvisaciones y rectificaciones sobre el cálculo de las pensiones y la edad de jubilación- dio paso ayer a una jornada frenética en la que las pésimas noticias para el Gobierno se sucedieron a una velocidad de vértigo.
Movilización sindical
Primero fueron los sindicatos, amenazando a su hasta ahora aliado Zapatero con movilizaciones en la calle para frenar la anunciada reforma de las pensiones. El secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, llegó a decir que, si el Gobierno trata de aumentar la edad de jubilación, "tendrá que pasar por encima de nosotros".
Más tarde se sumó a la ofensiva el PP, cuyos principales dirigentes, desde Mariano Rajoy a María Dolores de Cospedal, salieron en tromba contra un "Gobierno noqueado" y advirtieron que no descartan presentar una moción de censura porque "el país no puede seguir en esta situación mucho más tiempo". Y sin dar un respiro a Zapatero, el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reveló poco después un dato tan temido como esperado en La Moncloa y Ferraz: que la intención de voto del PSOE sigue cayendo en picado.
Cuando el presidente del Gobierno se subió ayer al estrado del hotel Hilton de Washington para recitar un pasaje de la Biblia ya conocía los malos datos del sondeo del CIS. El PP no sólo aumenta su ventaja sobre el PSOE, sino que, por primera vez desde que llegó a La Mocloa en 2004, Zapatero ya no es el líder político mejor valorado, mérito que le ha sido arrebatado por su denostada ex compañera de filas y hoy dirigente de UPyD, Rosa Díez. Y saca su peor nota (3,98 puntos) en sus casi seis años en el poder.
Obama vuelve a decir 'no'
Pero antes de pronunciar, sobre las dos de la tarde hora española, su discurso de poco más de 10 minutos en el Desayuno Nacional de Oración, durante el que citó una vez a Dios y otra a su Alianza de Civilizaciones, Zapatero aún tuvo tiempo de llevarse un nuevo berrinche. Sus asesores, que la víspera habían anunciado que Obama y el presidente del Gobierno tendrían ocasión de conversar justo antes del inicio del acto, comprobaron desolados que el líder estadounidense llegó tarde al hotel Hilton y dejó plantado a Zapatero. Éste, finalmente, logró hablar unos minutos con su anfitrión al acabar la cita político-religiosa, pero volvió a obtener un no por respuesta cuando insistió en que viajase a España para asistir a la cumbre UE-EEUU que se celebrará en Madrid a finales de mayo.
El jueves negro, sin embargo, aún tenía reservada a Zapatero su sorpresa más dañina. A media tarde, la profunda desconfianza de los inversores hacia las recetas económicas del Gobierno para combatir la crisis provocó un auténtico cataclismo en la Bolsa, que sufrió su peor caída -casi un 6%- desde 2008.
El desconcierto desatado en el PSOE por los bandazos de Zapatero y su accidentada gestión de la crisis empieza a dejar paso a una honda preocupación por la imparable acumulación de malas noticias. Aunque son muy pocos por ahora los dirigentes que se han atrevido a pedir públicamente un golpe de timón para tratar de enderezar el rumbo -entre ellos el presidente castellanomanchego, José María Barreda, que el pasado martes reclamó a Zapatero una remodelación del Gobierno y un recorte de ministerios-, las filas socialistas son una olla a presión en la que algunos empiezan a preguntarse si el jefe del Ejecutivo será capaz de resistir las embestidas de la recesión y de su paulatina pérdida de credibilidad hasta las elecciones generales de 2012.