
por Leandro García Lozano.
Estaba ojeando las noticias económicas del verano, que ya parece que se va terminando, cuando encuentro un artículo publicado el pasado 28/07/2009 en el Conficencial escrito por Eduardo Segovia que decía:
“La banca no da crédito porque puede ganar lo mismo invirtiendo en deuda pública”
Y empezaba así:
“La banca ha encontrado la piedra filosofal para seguir ganando dinero sin dar crédito, según ponen de manifiesto las cuentas de las entidades publicadas hasta ahora. Y se debe a la generosidad ilimitada del Banco Central Europeo (BCE). La jugada es la siguiente: bancos y cajas de ahorros toman prestado todo lo que quieran al 1% a un plazo de hasta 12 meses y, en vez de prestarlo, lo invierten en deuda pública, que da una rentabilidad del 3,49% en el caso de Alemania (máxima solvencia, calificación AAA) o de hasta el 4% si quieren irse a un país un poco menos solvente como España (AA+).”
La operación es fácil, 4% (de interés de la enorme deuda pública que el Sr. Zapatero está generando día a día) – 1% (de interés que el BCE regala a quien es el culpable único y directo de la crisis) = 3% (de beneficio para quien además ya no necesitan hacer líquido todo el parque inmobiliario que tienen y así no ‘minusvaliar’ ese activo, con lo que ello supone para las cuentas de la entidad financiera).
Estas operaciones son más seguras que prestar dinero a clientes. Hay que tener en cuenta que comprando la deuda de países como Alemania o Francia el principal riesgo es la depreciación de los bonos en el mercado, algo que suele tener como causa principal las políticas inflacionistas y ya sabemos en que valores está esta, en deflación; por tanto no es necesario arriesgar prestando dinero a quien puede que no lo devuelva y tener que incrementar más unos activos (de dudosa transformación en efectivo en algunos casos). Además la deflación actual ha incrementado incluso los beneficios por las plusvalías obtenidas.
Continua diciendo:
“Los banqueros españoles han tardado un suspiro en descubrir una oportunidad tan clara ("así se las ponían a Felipe II", comentaba recientemente S.McCoy). Y así se refleja en los resultados del primer semestre, donde el beneficio de operaciones financieras se ha disparado gracias a esta operativa, hasta el punto de que se han convertido en un pilar fundamental de la cuenta de pérdidas y ganancias. Por ejemplo, en el caso del Sabadell, el 183,6%. Y en el de Bankinter, el negocio de mercado de capitales ha crecido el 242,83%.”
Termina el artículo comentando que la operativa va a continuar ya que “el BCE no piensa cerrar el grifo de la liquidez ilimitada a corto plazo” y de otro lado “los Gobiernos, con el nuestro a la cabeza, necesitan financiar como sea sus ingentes emisiones de deuda -que superarán los 100.000 millones de euros este año en el caso español-, por lo que seguirán pagando tipos atractivos y, además, favorecerán con esta actuación a los bancos porque alguien tiene que comprarles los bonos.”

Para terminar de ahogarnos en nuestras penas tenemos el caso de los prestamos ICO (los Bin Laden porque se supone que existen pero nadie las ha visto) que según el propio instituto son los únicos que se han dado en España el último año. Suponiendo el afortunado caso de que se obtenga uno de esos créditos después de trabas y trabas burocráticas, nos encontramos que estos prestamos no son precisamente "blandos", y menos después del endurecimiento de las condiciones en marzo. Lo malo es que incluso en con este tipo de financiación algunas veces, y no son pocas, los créditos del ICO se lo dan a empresas que realmente no lo necesitan para nada y lo invierten en depósitos.
Esto solo en sí ya es grave, pero claro es peor cuando lo analizamos en el conjunto de la economía actual. Que las pymes solventes se quedan sin crédito mientras los grandes del ladrillo se refinancian sin problemas es inaudito. Las inmobiliarias, mejor dicho las grandes empresas del ladrillo en este país, anuncian a bombo y platillo que están refinanciando su deuda. Empresas como San José, Aisa, Reyal, Urbis, Renta corporación y un montón más, la última fue Realia, (Nozar que es la que tiene una situación más delicada, sigue negociando para salvarse de la quiebra).
Y todos nos preguntaremos ¿porqué?. Es fácil descubrirlo. La banca se ha dado cuenta de que provocar el concurso de acreedores en este tipo de empresas no es bueno para ella porque tendrían que dedicar cantidades ingentes de millones para aprovisionar las deudas multimillonarias, repercutiendo desfavorablemente en la cuenta de resultados con lo que más de un banco o caja podría seguir el calvario de CCM, incluso caerse con toda la orquesta.
Pero para poder hacer esto no es suficiente con que se les ocurra a los ejecutivos que cobran sueldos multimillonarios. Necesitan la connivencia del Gobierno, por un lado, y del Banco Central Español, el Banco de España. De lo que se trata es de “no reconocer los problemas, ir aguantando como se pueda y confiar en que las cosas se arreglen solas”.
Eduardo Segovia Tiene una frase curiosa en el Confidencial:
"Si le debes al banco 100.000 euros, tienes un problema; si le debes 100 millones, el que tiene un problema es el banco".

Esto es, el Gobierno consiente, el B.E. autoriza y los Bancos y Cajas niega el crédito a los solventes y con los insolventes amplía el riesgo todavía más. Justo en el momento en que lo están pasando peor por la caída de las ventas y por la dificultad para cobrar las facturas que les deben, el banco le corta el grifo y al final, antes o después, muchas de estas empresas no tienen más garantías o no pueden asumir unos costes financieros tan altos, y acaban echando el cierre.
Y ¿Por qué tiene que echar el cierre?. Muy claro, se van al garete no por no ser productivos, no, se van porque la política económica de este país es así y porque la operativa de la banca es la que es y nadie le pone freno ni fiscaliza.
Pequeños empresarios honestos y honrados que pagan religiosamente sus impuestos y que sufren la peor caída de ventas; trabajadores por cuenta propia o ajena o empleados a los que les retrasan el pago de la nómina o que los ha puesto de patitas en la calle, cuando peor lo están pasando como consecuencia de una crisis económica (que no han provocado y de la que son los sufridores); unos y otros clientes de una entidad, en muchos casos de los de toda la vida, en la que incluso tienen contratados otros productos de esas misma entidades (planes de pensiones, seguros, fondos de inversión, cartera de valores, etc.), tienen domiciliada la nómina o el subsidio de desempleo, los recibos del gas, teléfono o la luz; gente honrada que no han dado motivos a las entidades para que les consideraran sospechosas, ahora reciben siempre la misma respuesta “el departamento de riesgos no acepta su operación”.
Pequeños empresarios que nunca se han retrasado en el pago de las cuotas a la Seguridad Social, ni a Hacienda, ni a proveedores, si quieren renegociar las líneas de crédito les meten diferenciales de juzgado de guardia o les obligan a poner sus locales comerciales y viviendas como garantías.
Jóvenes que empiezan en el mercado laboral para que le den el 60% máximo del valor de un piso de treinta metros cuadrados necesitan el aval del padre, del tío y del abuelo aunque esté muerto, del Gobernador Civil de la Provincia, una bendición Papal y un contrato indefinido en una multinacional que no esté es la lista de morosos. Hace un año le daban el 100% de uno de 90 metros bastando con presentar un contrato de trabajo, y punto, daba igual la empresa empleadora, la duración del contrato y el importe de la nómina.
Es para joderse que las entidades endurezcan las condiciones a personas y pymes (pese a que las garantías sean excelentes o las mismas que hace unos años) ¿porque no se fían y se la sigan jugando con los del ladrillo ampliando los créditos para que al menos paguen los intereses confiando que esto del pinchazo de la burbuja inmobiliaria pase en dos años? Como si de un parche en la bici se tratara, como si el pinchazo no fuera el resultado de una política urbanística desastrosa (ejecutada por desastrosos políticos incompetentes como poco, o corruptos como en no pocos casos se ha comprobado) y de haber saturado el mercado para mucho más de dos años en actuaciones especulativas del suelo.
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