
Nos corresponde iniciar un proceso amplio y capital que permita darle a este deseo y a esta necesidad de cambio una expresión política, cultural y organizativa. Los y las firmantes de este Llamamiento nos comprometemos a trabajar para que todas las personas, organizaciones y grupos activos que nos reclamamos de la Izquierda empecemos a converger en un espacio común de deliberación y aprendizaje colectivo. Nos comprometemos a reunirnos a nivel de barrio, de centro de trabajo, de ciudad, de comarca y mancomunidad, de comunidad autónoma, nacionalidad histórica y también a nivel de todo el Estado. Nos comprometemos a formar foros y mesas territoriales, foros temáticos y sectoriales para la refundación de la Izquierda, espacios en los que pretendemos ponernos de acuerdo sobre cómo abordar los grandes y los pequeños problemas que nos afectan, para intentar solucionarlos e ir definiendo un nuevo proyecto político de tipo federal, republicano, feminista y socialista. Estos espacios tienen que ser plurales, pero tienen que comprometerse con un proyecto solidario en todo el Estado, ser algo más que la suma de organizaciones, de núcleos e iniciativas ya existentes. Tienen que aunar y aprovechar los esfuerzos del pasado, pero también tienen que fomentar las iniciativas innovadoras.
Nuestro objetivo es crear espacios de participación ciudadana dentro y fuera del trabajo, núcleos de poder organizado para que las personas puedan trasladar directamente sus necesidades a las instituciones, a los medios de comunicación, a los centros del poder político local, autonómico y estatal. Nuestro objetivo es mostrarle a toda la sociedad que es posible y que es más efectivo abordar los problemas de forma cooperativa, que no es necesario hacerlo compitiendo y atomizándonos. Nuestro objetivo es que la ciudadanía le arranque espacios a los intereses corruptos y endogámicos, a la lógica insaciable del capital, a los intereses de las empresas multinacionales. Nuestro objetivo es superar las distintas jerarquías que aquejan hoy a la sociedad, incluidas las jerarquías de género sobre las que se sustenta todo tipo de violencia contra las mujeres.
Nos proponemos hacerlo utilizando medios democráticos, denunciando y elaborando soluciones alternativas, creando una nueva cultura republicana en la que lo de todos y lo de todas esté por encima de los intereses excluyentes. Queremos que la ciudadanía participe activamente en este proceso abriendo la perspectiva de una sociedad distinta, más justa y sostenible para nosotras y nosotros así como también para nuestros hijos e hijas, una sociedad en la que realmente se cumplan y hagan cumplir los derechos humanos, incluidos los derechos sociales, para todas y todos los habitantes del planeta. Nuestro objetivo, en definitiva, es que nuestra generación vaya construyendo una sociedad mucho más justa, solidaria y sostenible, una sociedad socialista para el siglo XXI
Madrid, otoño de 2009
Las adhesiones pueden enviarse a:
refundandolaizquierda@gmail.com y refundacion.social@izquierda‐unida.es
(I)
ResponderEliminarEl modelo capitalista y de libre mercado es de por sí expansionista. Para que no deje de
de ser lucrativo - mientras pueda y en lo que pueda - arrampla sin conciencia con todos los valores personales sin consideración en pos de la obtención beneficios siempre insaciables. Frío e impersonal pasa por encima de la sociedad contemplada como un conjunto armónico y solidario. Su lema no escrito es “sálvese quien pueda” en un tótum revolútum que no ve ni va más allá del egoísmo particular y que solo satisface a aquellos que tienen los medios o la tabla salvadora; los demás que sea apañen, con la excusa del que vale vale para alcanzar el pedazo de tarta de nuestro cada vez más depauperado planeta. De manera que con esta está abocado a destrozarlo como un juguete que se abre para sacarle más de lo que puede dar. Expansión explotación irracional es el motivo de vida de tal filosofía (si es que llegase a esa categoría el capitalismo salvaje).
En realidad las cosas en los Estados llamados socialdemócratas, republicanos, democráticos en general, los gobiernos de turno maquillan, liman interviniendo para limitar el liberalismo, y lo hacen en mayor o menor medida según acentúen lo denominado social. Pero no lo suficiente para contener el destrozo, la marcha hacia el atasco y lo más importante dejando de lado a la sociedad como conjunto con un potencial rebelión que no ejerce. Y de aquí viene precisamente todo el discurso anterior. La formación, la agrupación de un movimiento que coordine todos y reclamar que este planeta que ya se queda pequeño sea a la postre gobernado y administrado como algo que atañe a todos y que la tarta se distribuya con justicia globalmente entre todos los seres humanos.
Después de todo lo dicho en artículo tan extenso como bien construido, se queda flotan do el ¿Y qué? ¿qué hay que hacer? pero con concreción, porque eso de hay que concienciarse, la sociedad ha de concienciarse no conduce a casi nada, se diluye entre buenas intenciones, hay que canalizar y tener fuerza ¿y cómo?; pues en una sociedad democrática la única manera efectiva de cambiar el rumbo e ir hacia una sociedad donde prime el bien común (no como frase, sino que alcance a todos sus miembros por el hecho de ser seres humanos) es tener poder y para conseguirlo tener los votos políticos de una gran mayoría. Así que a mi entender falta concluir diciendo sin disimulo que hay que votar a un partido que tenga estos objetivos, los más loables, naturales y solidarios, por encima de los que están situados y no quieren que se les altere nada. Este es el gran inconveniente, el gran asentamiento que ha habido de una gran clase media que se hace conformismos e inmovilista.
Sigue en (II)
(II)
ResponderEliminarLo anterior habla sobre el fondo de un modelo que alcance a toda la sociedad para responder a unas necesidades generales de un cuerpo social único. Lo que acompaña republicano, Lowel maltrato de género, lo de estado federal, se quedan en simples detalles que ya no son solo potestativos del modelo comunista referido. ¿Federal? ¿qué más da? ¿es para contentar temporalmente a los que seguirán reclamando indefinidamente independencia hasta su estado? ¿no es precisamente más solidario la unión, incluso entre estados para dar soluciones planetarias? lo contrario a otra escala es el liberalismo estatal. ¿República? ¿Es eso tan importante en las democracias? las hay muchas y no por eso son más avanzadas que monarquías parlamentarias como en varios países noreuropeos. El respeto a la mujer y la lucha contra el maltrato de género esta considerado y legislado en todo país avanzado socialmente aunque siga habiendo con independencia del régimen político, abusos, maltratos, etc. igual que seguirá habiendo robos, violaciones, conductores borrachos, etc..
La clave está en el trabajo, el empleo es básico y por tanto todo debe estar supeditado a que no le falte nadie en concordancia con las condiciones personales físicas y psíquicas que influyan en la actividad a desarrollar. El trabajo no debe ser una mercancía más, nace del fondo del ser humano en relación con esta bola llamada Tierra que surca el espacio sin saber adonde va. Debe estar asegurado o al menos repartirlo cuando haga falta (eso es la solidaridad máxima y no las migajas que se prodigan). Cuando los colocados no toman conciencia y menos lo plasman en realidad, viven en flotante bienestar a sabiendas que una revolución de los desheredados y los parias es aplacada por la masa media que detenta y sostiene el poder (indirectamente el hombre es peor que un “lobo” con el hombre).
Asegurado el trabajo, la persona se ve más realizada y se toma impulso para la conquista de las libertades; entendiendo que estas han de estar limitadas por donde empiezan otras no slo individuales sino colectivas aunque queden difusas por aquello de “uno por otro…” (como el derecho al trabajo); entonces con independencia del régimen político siempre que se respeten los Derechos Humanos con una Constitución asumida como garante de las libertades, derechos y deberes, se actúa sobre lo de la violencia de género, el medio ambiente, etc..
Esto último es potestativo de los regímenes democráticos, pero no llegan en general a los cimientos de la sociedad para que se sostenga sobre bases firmes y dignas, el trabajo, y esta prioridad solo viene de un sistema comunista que alcance al menos a que el derecho al trabajo que lucen otros regímenes sea, no una pancarta, sino que se cumpla plasmándose en una realidad.
Cordial