Poemas ripiosos eróticos-irónicos-festivos (XXVII)

Queridos lectores: Nos suponemos que habrán pasado unas vacaciones tristes sin nuestros poemas ripiosos, lo sabemos y lo entendemos. Tenemos la plena convincción que hay centenares de personas que no pueden dormir sin antes haber leído alguno de nuestros trabajos literarios. Es lógico que así sea. Si te acuestas sin haber cenado, malo María, y si te echas en la cama sin antes haber paladeado uno de nuestros poemas, pues malo María.

Pero, para su satasfacción y alegría, les diremos que ya nos tienen de nuevo en la palestra. En primer lugar vamos a insertar la mitad de un poema que, como todo lo nuestro, está plagao de gracia repajolera. Dentro de una semana saldrá la segunda parte, que mejora la primera.

Pero lo que si deseamos es que de esas varias docenas de personas que diariamente suelen visitar este foro, que se agarren un huevo y pongan algunas palabras, aunque sean para decirnos poetas ripiosos, guarros y.....

LAS VACACIONES DE LOS VIZCONDES.
(Primera parte).

Por el Vizconde de la Pitusa y la Vizcondesa de la Pepitilla.

Otra vez de nuevo aquí; regresé de vacaciones que han sido para mí un relajo de cojones. La Vizcondesa y mi menda hemos estado dos meses como el Ministro de Hacienda entre hortalizas y mieses. Alquilamos un cortijo en un pueblo de Jaén donde toreó Largatijo y cantó Carlos Gardel. También lo hizo Marchena y la Niña de Antequera, el Malagueño y Mairena, Porrinas y la Paquera. Lo hizo Rafael Farina con Manolo Caracol, y el gran Antonio Molina con su portentosa voz. Nos olvidamos del Tonto, al del haba me refiero, que creo que está por Toronto a limpiarse el agujero. Este cortijo andaluz es un remanso de paz, tiene agua y tiene luz y se puede fornicar. Lo de fornicar lo digo porque refresca de noche y puedes comerte un higo en la hamaca y en el porche. Está entre olivos y pinos y lo atraviesa un gran río, y con los alegres trinos también se escucha el pío pío

del pajarillo en la rama que no se atreve a volar y a sus padres les reclama que lo lleven a Alcatraz. La tórtola y el gilguero, el mirlo y la codorniz picotean por el lindero algún grano de maíz. La culebra y el lagarto reptan por el pedregal del Peñón de Navazalto y a nadie dejan en paz. Las liebres y los conejos salen de la madriguera y no llegaran a viejos porque el lince está a la espera. Echo la siesta en la hamaca y me despierto a las seis; tomo café en la butaca y fumo como un virrey. Nos bañamos en la alberca con trajes de Adán y Eva porque aquí no hay gente cerca y el pudor nunca se lleva. La Vizcondesa en pelotas es una Venus de Milo, sus arrugas ni las notas pues se cuida con estilo. Y aunque está su pelambrera, la que tiene en la entrepierna, más calva que vieja estera ya no cubre la caverna.