Almansa al día TVA, (8 – 9 – 10). ¿Qué se feria?

El Hombre sustenta su lábil existencia en unos inconsistentes cimientos, soslayados, para seguir su existencia flotando entre la inconsecuencia y la dramática realidad. Si se detuviese y descendiese al análisis básico de sustentación concienzudo, se volvería loco si es que no puede aguantar el insondable peso insostenible de su razón de ser.

En estas cavilaciones andaba, sugeridas por el paso de otro verano menos, cuando se llena la pantalla LED del televisor con el rostro renovado de la Garrido. Su mirada cristalina se ha vuelto nítida, sin refracciones. Su mirada es más directa al faltar sus características gafitas apaisadas y descubren un maquillaje más que notorio. Su mansa melena resbalosa se ha erizado en un mayor volumen imponente. Por lo demás son constantes sus peculiares formas de expresarse y de vestirse. A nuevo set, nuevo look.

¡A ver de qué se habla!. La Feria: opinión y valoración de los grupos políticos. Tardía crónica pero vigente hasta que llegue la próxima feria.

Hay un dicho: “cada cual habla de la feria según le va en ella”. A menos que se entrecrucen los políticos y retuerzan, exageren o disimulen la realidad, presentando una feria diferente, de manera que le den la vuelta al refrán; no como les ha ido a ellos la feria, sino como ha de haber ido la feria para sus intereses.
Hablan de la Feria, casi, como “si les fuese la vida en ello”.

Alfredo Calatayud, presenta tanto como su resplandeciente calva, los lucidos que han resultado los actos, salvo la feria barroca. Propaganda triunfalista por lo exagerado (por fin Almansa tiene una gran feria, ¡la que se merece!). Magnifica los resultados y se eleva en su trabajo personal, aún más remarcado por la minusvaloración de las ferias en otros mandatos, haciendo resonar la dejadez de entonces con decadencia incluida. Se sorprende de las declaraciones habidas de Calero, les ha facilitado información y ponen cualquier tipo de excusa con Doñate para meter más cizaña. {¡uy!}. Se autocomplace por el impulso de su concejalía, se enorgullece y satisface por lo que se ha hecho - ¡Calero, no te puedes reír!, declama - y por lo que le dicen por la calle [a los políticos les tira mucho la calle]

Naturalmente José Calero, que no las deja pasar, no se deshace en grandes elogios de esta Feria pasada (manifiesta que no ha sido tan positiva; y sí destaca, “naturaca”, la participación de los almanseños) y por el otro lado les indica que vean los programas de hace 10 o 15 años, las ferias han ido mejorando -¡si quieres te ponemos las medallas!, le arroja - ¡estaría bonito que estuvieran igual! - ¡abandono ninguno! - resalta que fueron el embrión del actual recinto y que acabaron el teatro Regio, como dos hechos importantísimos.

Oscilan sus intervenciones (aparte de pequeños desvíos en asuntos menores a beneficio de cada cual) entre el ensalzamiento y desdicha del poco o nulo reconocimiento, y el pasar por encima de lo actual para magnificar lo anterior. Lo clásico: Calatayud magnusvalorando y Calero minusvalorando.

Juan Carlos Martínez al comienzo se suelta que cogieron una feria abandonada y poco a poco han ido haciendo la feria que querían; y más tarde, después de las posiciones enfrentadas Calatayud – Calero, cambia y se pone en un punto medio, cordura y sentido común. Contempla las ferias sin la carga de la política, de la que la gente se cansa [la gente]. Las ferias unos las empezaron y otros las seguimos, se van transformando, cada cual ha hecho lo que correspondía según disponibilidades y necesidades.

Llanos Doñate reconoció que la Feria fue buena y tuvo buena acogida. No obstante como es su costumbre y es natural sacó algunas “pegas” o fallos para que no se repitan, aunque en algún caso lo basaba en lo que le dice la gente [¡cómo tira la gente!]

Todos al final convergen algo.

En fin, el colorido de la feria aún lo llevaba Garrido, como resto y rastro de sus intervenciones televisivas, en sus “trapitos”, que parecen estar formados por retazos recortados en abstracto con las tiras del código de barras en fragmentos retorcidos que cubren su inquieta y al tiempo templada figura. Estuvo como siempre, comedida pero incisiva, destacando el no dejar pasar algo enunciado o dejado a medias por los intervinientes.

Saluda cordialmente

Antefaz