Con S.M. el Rey D. Juan Carlos I |
Da fe, transcribe, asevera. Paulino Ruano (Almansa, Albacete, 1954) dibuja presencias y ausencias. En sus líneas, siempre medidas, está el ojo que observa y la inteligencia que adivina, forma cabales y todo lo que la cuestión representa en el tiempo y en el espacio. Por eso los “retratos” de gentes, arquitecturas y simples detalles son verdaderos tratados donde la transcripción tiene un tono especial que siempre dice. Paulino Ruano realiza su primera exposición individual en Madrid, en la galería Alfama, cuando ya ha trazado una trayectoria singular que desde Almansa, en 1974, le trajo al premio Penagos de Dibujo, en 1989, no sin antes demostrar sus cualidades al obtener el primer premio de Dibujo de la Exposición de Otoño de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría, de Sevilla, en 1987. Unas veinte individuales y cuarenta colectivas jalonan un quehacer que se reconoce y admira. Porque este autor busca la esencia a partir de una geometría básica que posibilita que el hilo de la destreza teja una composición fiel al modelo, pero con la ambientación necesaria para que la estética sea una realidad actual. Así, podemos observar el nervio de un zapatero o el hierro hecho arte en el llamador de una puerta que deja ver sus vetas, naturaleza y tiempos.
No ha pasado inadvertido. Paulino Ruano es un dibujante notable, con obra en algún museo y en diversas colecciones. En su dibujo hay mente y corazón; de ahí esa capacidad para agregar sentido, para que el texto escueto sea algo más y la política afirme tonos especiales. Dice Juan Ortuño que su capacidad poética le lleva a unas pretensiones mucho más lejanas: «el mundo de lo hiperreal. Heterodoxia abundante de posibilidades y recursos. Después de todo, parece querer construir sus reacciones sobre la base de lo asombroso, sin salirse del equilibrio».
También ALFONSO PONCE comentó:
A mi paladar, los dibujos hiperrealistas de Paulino Ruano, nos ofrecen, además del tratamiento primoroso de la línea, en la que se muestra como un notable y maduro intérprete, la gracia, la amabilidad, el encanto de una poesía subyacente en el trazo vivo y elegante, en el misterioso y en ocasiones velado detalle que se advierte en el sereno microcosmos de sus creaciones. Doy, damos la bienvenida al reciente afloramiento de estos últimos trabajos de nuestro muy estimado artista, que sin duda, serán acogidos con entusiasmo y cariño.
ANTONIO MORALES, en el Correo del Arte, publicado en Madrid en Octubre de 1990, decía que es un:
Extraordinario dibujante, ganador del primer premio Penagos de Dibujo en su última edición. Paulino Ruano se asoma por primera vez a los escenarios de una sala de primera categoría, Alfama, para mostrarnos su obra pulcra, imaginativa, de equilibrado planteamiento estético, con la suficiente capacidad poética como para recrearse en el minucioso detalle que convierte cada uno de sus cuadros en una obra maestra de la perfección dibujística. Su hiperrealismo es asombrosamente limpio, vivo, lejos del hieratismo que practican otros virtuosos del género, Sus figuras, como una crónica visual de cuanto hay en su entorno, no son personajes ausentes sino reales, porque para el artista no pasan desadvertidas las palpitaciones vitales de cada uno de ellos, o cuando el motivo es una figura inanimada, o un interior, sabe captar puntualmente toda su dimensión plástica, a la que añade su personal sentido de la estética para ofrecernos un espectáculo de calidad y buen hacer.
Por otro lado JAVIER RUBIO lo define como “Retratista de la ausencia” en el Diario ABC y comentó que
No es el vacío, no, lo que nos propone en sus obras Paulino Ruano, nacido en Almansa en 1954 y último de los galardonados con el “Penagos”. No es el vacío lo que retrata este pintor albacetense, sino la aséptica perfección geométrica clásica de la Casa Consistorial de su pueblo o la lejanía (hacia lo alto) de su increíble castillo moro. transpuestos y transmutados ambos símbolos al papel o al lienzo en unas habitaciones deshabitadas y unos personajes ausentes de sí mismos. Es esta ausencia casi dolorosa (o al menos patética) lo que atrae, primero, la mirada, antes de detenerse ésta en la perfección de un dibujo (“arte de representar la forma de los objetos”) cuya técnica le ha valido este año el premio más codiciado de la especialidad, tras haber obtenido el primero de la Real Academia de Bellas Artes de Sevilla en 1987 y el segundo de la ciudad de Tomelloso en 1988.
Con el pintor Antonio López |
Partiendo de un planteamiento diferente, Paulino Ruano llega a emparentarse con aquella pintura “metafísica” que iniciaran Carrá y De Chirico, no en su revisión del mundo clásico, pero sí en su hieratismo y su desolación aunque, fiel a las raíces españolas, sigue a Zurbarán más que a Morandi y no retrata perspectivas oníricas y estatuas sin rostro, sino interiores en los que el ser humano está de viaje y tipos pueblerinos de viaje por sus propios recuerdos. La ausencia, siempre la ausencia, como otra forma de realidad, como un desvivirse unamoniano, como una añoranza mística (“vivo sin vivir en mí”), tan constante en lo español.
En ésta su primera individual madrileña, nos recuerda aquello de que “imitar está bien, pero significar es mejor”, en el sentido de que aquí la “delineación, figura o imagen ejecutada en claro y oscuro” (según define el dibujo el Diccionario de la Real Academia de la Lengua), copia y significa a la vez un microcosmos válido para todo el Universo, si hemos de creer a la Tabla Esmeraldina.
Tambien JOSÉ LUIS SÁNCHEZ, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, dijo que:
Sólo el persistente eco de la nostalgia puede justificar el que yo me ocupe de este valor en alza en el confuso mundo de las artes plásticas; la nostalgia de la lejana amistad de su padre, el perdido recuerdo de sus abuelos.
Paulino hace tiempo que se me hizo presente con unos virtuosos a pluma, esa técnica que todos hemos empleado en nuestra primera obra, técnica de penuria y de austeridad, seco vehículo de ambientes empobrecidos, despojados de antiguos esplendores, limitado intento de incisión cuando no se dispone ni de buriles ni de planchas de zinc o de cobre. Sistema que poco a poco se fabrica sus propios provincianos límites y que nuestro joven artista ha sabido romper y redimir a base de pureza, haciéndonos olvidar esa limitada técnica, sustituyendo el áspero trazo por oleadas de luz, de quietud, de silencio habitado.
Con José Bono |
Unas pocas personas pueden ser capaces de equilibrar, de redimir las miserias culturales de un pueblo, de una región. Sé muy bien que Paulino Ruano es una de ellas, lleva unido a su nombre, a su obra, el de la ciudad donde tiene agarradas sus raíces. Además de agradecérselo yo, al menos, no me voy a olvidar nunca de ello.
Y E. L. CHÁVARRI ANDÚJAR en Las Provincias, el 8 de Marzo de 1.986:
Los dibujos de Paulino Ruano indican una doble corriente, de una parte una pintura amable, decorativa, y, de otra, realización dotada de imaginación que es capaz de exhibir la figura cordial de la mujer cosiendo en la calle, con un aura tan entrañable como digna y popularesca, La gracia y solución del niño con fruta o el viejo zapatero son otras cosas de este dibujante ágil y limpio al que hay que aplaudir en su trabajo más imaginativo, señalando a la vez el feliz éxito de su debut valenciano. Un joven artista de Almansa al que habrá que seguir con atención”
JUAN ORTUÑO publicaba en el Levante, el 3 de Abril de 1.987 que:
Paulino Ruano parece dejar claro que no desea pasar inadvertidas las ilusionadas visiones que plasma del entorno real que le rodea. Sin embargo, dichas visiones las traduce y las plasma en embelesadas miradas personales, donde materializa las ensoñaciones materialmente, casi de manera automática.
Ruano, en realidad, elude el equilibrio de lo cotidiano. Porque su capacidad poética le lleva a unas prestaciones mucho más lejanas: el mundo de lo hiperreal. Heterodoxia abundante de posibilidades y recursos. Después de todo. parece querer construir sus reacciones sobre la base de lo asombroso, sin salirse del equilibrio.
LUIS PARREÑO, en La Tribuna de Albacete el 8 de Junio de 1.996, publicó un artículo titulado “El artista que dibujó sus sueños” en el que decía:
Paulino Ruano, un dibujante de excepción, cuando contaba 23 años de edad ya había encontrado un camino para lograr la realidad de un mundo de fantasía artística, al que había que apresar minuciosamente con trazos mínimos, y definirlo como una artesanía de imágenes, vibrantes y apretadas como puntadas de alfileres mágicos.
Había que conseguir una especial serenidad para componer sus paisajes, sus cuadros; una percepción dulce de la expresividad de los objetos, la sensibilidad idónea para la captación del gesto y la pose de sus modelos, la valoración equilibrada de las luces y las sombras, el pulso detenido en los pequeños detalles. Y con esfuerzo, con entusiasta dedicación, ha logrado un bagaje de envidiable personalidad con el que culmina una primera etapa artística excepcional...
Es uno de los más brillantes artistas albacetenses de la actualidad, un almanseño sencillo, de gran personalidad, que se ha encontrado a sí mismo, en la virtualidad de un trabajo minucioso y sugeridor sobre la inmaculada blancura del papel, donde con el trazo multiplicado de una plumilla consiguió dibujar con un aliento vivo y multicolor sus sueños e ilusiones.
También en otro ejemplar de “EL PUNTO DE LAS ARTES” publicado en Madrid, en Junio de 1.996, aparecía otro artículo titulado “Paulino Ruano: dibujos y pinturas” en el que se comentaba que:
Paulino Ruano, artista con excepcionales dotes de dibujante. Ganador de importantes premios de dibujo que acreditan su valía y singularidad, Paulino Ruano es un tenaz constructor de arquitecturas sobre las que asienta el poso clasicista de su formación autodidacta...
Una magistral lección de equilibrio y minuciosidad, cuyos resultados superan la simple imitación a través de la línea para dar ambientación pictoricista a lo que en principio debieran ser tan solo frías arquitecturas monocromas. Ahí está la magia de una técnica al servicio de su hacedor, el milagro de transformar la imagen en algo real, vivo...
La belleza realista de sus bodegones, la suavidad carnal de un desnudo femenino cuya presencia es homenaje a la armonía ingresiana de formas sensuales y equilibradas, al artificio ahora iluminado por tenues tonalidades grisáceas y pardas de un hiperrealismo que alcanza inusitadas cotas de perfección. Es la obra de Paulino Ruano, retrato elevado, casi místico de cuanto entraña su mundo sencillo. Alrededores de una realidad que se torna objeto, persona, interior vacío, hoja, paisaje... Virtuosismo sí, pero no sólo destreza sin más, existe todo un entramado interior de pensamientos poéticos, de latidos silenciosos y templados que convierten la apariencia física de las cosas, tornándolas en portadoras de una profunda humanidad.
Paulino Ruano acrecienta día a día una trayectoria plagada de éxitos, que le ha situado a la cabeza de los artistas albaceteños del momento así como en una buena posición dentro del panorama plástico español.
También en Junio 1.996, en otro número de la REVISTA DE LAS ARTES “ R E V I S T A R T “publicada en Barcelona, se reseñaba de Paulino Ruano:
Nacido en Almansa en 1954, autodidacta, expone regularmente desde 1974. Ha participado en muchos Certamenes, ganador del Premio Penagos de Dibujo y su obra se encuentra en Museos como el de Larrés, Tomelloso y en colecciones como Mapfre, Palacio del Prado, Caja de Ahorros de Castilla-La Mancha y Ayuntamiento de Almansa. En su obra cabe destacar el dibujo, hace casi una “defensa” de él, pero sin dejar de lado el elemento poético, mágico, artístico. Se le podría calificar de hiperrealista, pero creemos que su obra que se expuso en este año en el Museo de Albacete, transciende esta etiqueta. Del 6 al 27 de junio.
Ricardo Beléndez Gil, Director Gerente de Cultural Albacete y del Teatro Circo, comentó de Paulino que:
Estoy deseando que llegue el domingo para desayunar como Dios manda”, comentaba un personaje radiofónico en una de las innumerables tertulias matinales a propósito de los tiempos de vértigo en que vivimos.
Con el “como Dios manda”, no dejó claro a qué se refería si al contenido del desayuno o a la forma de degustarlo, con calma, sin prisas, con el pijama y las zapatillas puestas.
He pensado en el buen desayuno. Un buen desayuno tiene tres componentes: los ingredientes, la elaboración y la degustación, un buen café con leche, ambos de puchero; crujientes tostadas de pan casero con un abundante chorreón de aceite de oliva y un poco de sal, a esto añadirle fruta dulce y jugosa y no hace falta. Nada más.
En estos manjares no hay ni trampa ni cartón, no hay artificialidad, no hay aditivos, colorantes, espesantes, emulgentes, retardantes, aglutinantes, potenciadores del sabor, etcétera, etcétera.
En cuanto a la elaboración tiene que prepararse con calma, sin prisas, dedicándole el tiempo necesario y poniéndole el grado de amor o de cariño, como prefieran, necesario para lo que están haciendo.
Y, por último, cómo degustarlo: Despacio, saboreando cada sorbo o cada bocado, intentando descubrir cada matiz de olor, de sabor e incluso que se nos ofrecen a nuestros sentidos.
Llegados a esta altura del texto es muy posible que se hayam producido dos reacciones, la primera, de afirmación de lo aquí expresado y la segunda, de interrogación ¿qué tendrá esto que ver con un catálogo de una exposición artística?.
Parémonos un instante en la pregunta y que cada uno la responda al comparar la obra de Paulino Ruano con un buen desayuno.
La obra de Paulino Ruano nos muestra en esta exposición y que nos ha mostrado ya en otras es auténtica, sin artificio; Paulino no necesita esconderse en nada ni esconder su obra en nada; no necesita enmascarar su “sabor” con otros ingredientes más que el dibujo, el papel, la tinta, el agua y el color, en forma de acuarela. Es una obra pura, sin adulterar, con denominación de origen.
En cuanto a su elaboración demuestra certeza, maestría, dedicación, amor y respeto por lo que hace.
Ahora queda que nosotros y nosotras la degustemos como se debe, observando, mirando, analizando, apreciando y descubriendo cada uno de los elementos que nos propone; la línea, el trazo, la luz, la sombra, la perspectiva, al forma, el volumen, el color, etc.
Miren su obra con detenimiento, saboréenla y disfruten de ella. Yo apuesto por la obra de Paulino Ruano.
Y terminó diciendo:
Paulino Ruano ¡enhorabuena!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
El Cafelito del Viernes no se responsabiliza de las publicaciones y opiniones vertidas por los usuarios contra terceros, se reserva el derecho y se compromete a publicar gratuitamente opiniones de quien se viera aludido. Tanto las colaboraciones como las alusiones, comentarios y aportaciones lieterarias no deberán vulnerar el respeto a la dignidad de la persona, ni serán discriminatorios, xenófobos, racistas, ni atentarán contra la juventud o la infancia, el orden o la seguridad pública o que, a nuestro juicio, no resultaran adecuados para su publicación, informándole de ello y de los motivos que se dieran.
El remitente de una publicación será el único responsable de lo publicado ante terceros, asume la responsabilidad derivada del escrito y se responsabiliza de no provocar daños en los sistemas físicos y lógicos de esta web, de sus proveedores o de terceras personas, introducir o difundir en la red virus informáticos o cualesquiera otros sistemas físicos o lógicos que sean susceptibles de provocar los daños anteriormente mencionados; intentar acceder y, en su caso, utilizar las cuentas de correo electrónico de otros usuarios y modificar o manipular sus mensajes.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.