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Parece mentira que en estos momentos en que los partidos políticos deben convencernos, deben prometernos y deben tener empatía, unos hagan suyas las proclamas del manifiesto de “democracia real ya” (como hace el PSOE), otros los quieran descalificar (como hace el PP) y otros quieran sacar tajada diciendo que dicho manifiesto coincide con su programa electoral (como hace entre otros IU).
Pero lo inadmisible es que un puñado de “especialistas en Derecho Constitucional”, que se hacen llamar la Junta Electoral, quieran censurar, boicotear y legalizar el uso de la fuerza contra quienes se están manifestando en contra de todos los partidos políticos, los sindicatos y los únicos responsables de la crisis: las entidades financieras y de crédito. Si no fuera porque los policías no van de gris diría que estamos en la época en la que agonizaba el Dictador y se estaba movilizando la sociedad española pidiendo un cambio político. Si es ilegal manifestarse ahora por ir en contra del sistema también lo era antes. Si era moral hacerlo entonces tambien lo es hoy. Si quienes sostienen el sistema creen inadecuada la forma y el momento de manifestarse, también les tuvo que parecer inadecuado a los de antes. Si fue útil en aquel momento ahora tambien lo es. Pero eso sí, los de ahora son los que se manifestaban antes y ya no se acuerdan o no les conviene acordarse.
La época de campaña electoral parece que es un tiempo en el que solo tienen derecho a hablar los partidos políticos y nosotros callar y escuchar. Pues no, no señores que nosotros lo que pasa es que hemos perdido la buena costumbre de preguntar, de dialogar y de participar también en la campaña. Además, el sábado, día de reflexión, no quiere decir día de estar con la boca cerrada, porque en ese día solo se aplica lo de estar en silencio a los partidos políticos, no a los ciudadanos que podemos seguir haciendo tertulias, discutiendo e intentando convencer a familiares y amigos, si es que queremos hacerlo. Pero ya roza la hipocresía y parece más propio de una dictadura, acallar el clamor popular espontáneo y desligado de cualquier fuerza política porque van contra todas.
La democracia, como dice el movimiento asambleario, es el gobierno del pueblo y no el gobierno del capital ni de los mercados, y la realidad es que son los mercados, el Fondo Monetario Internacional, El Banco Central Europeo y todo el entramado financiero los que están gobernando en casi todos los países, realmente no podemos hablar de democracia; en todo caso diremos que el actual sistema político es una “mercacracia” (gobierno o poder del mercado). Esta mercacracia no es representativa porque el ciudadano no elige al Gobernador del Banco Central Europeo, ni al Presidente del Fondo Monetario Internacional, ni a los presidentes de las grandes corporaciones financieras.
Por tanto aplicando los principios de los silogismos que estudiábamos en bachiller podremos afirmar que :
Premisa a): Un sistema político que no es representativo reprime
Premisa b): La mercacracia no es un sistema político representativo
Conclusión: La mercacracia reprime.
También podemos razonar que:
Premisa a): La mercacracia es la dictadura de los mercados.
Premisa b): Los países en los que hay mercacracia se dicen democráticos
Conclusión: Donde hay mercacracia hay dictadura de la democracia.
Bromas aparte y siendo serios, deberemos reconocer que ya ha caído la gota que colma el vaso y rebosa; los famosos mercados se han pasado apretando la soga, están estrangulando y asfixiando; se ha perdido el respeto a los políticos y sindicatos porque se les considera los cómplices necesarios para la comisión de tantos delitos contra la sociedad del bienestar, contra los ciudadanos y, por el contrario, mamporreros de las grandes corporaciones globalizadoras; estamos a horas de ejercer un voto que nadie sabe realmente para lo que sirve y por lo tanto hemos empezado un mayo del 68, desconfianza en el sistema, en los dirigentes, ausencia de líderes reglamentados y aparición de líderes espontáneos.
Estamos como en el norte de África. Allí porque se han cansado de dictaduras opresoras y aquí porque nos hemos cansado de dictaduras opresoras también. En Túnez, Egipto Libia, Siria, etc. van contra los dictadores que están en el gobierno, al que consideran responsable, y únicos colaboradores necesarios para que los mercados y el capital en general empobrezca a esas sociedades; aquí vamos contra los partidos políticos y sindicatos, contra todos sin distinción, porque cuando consiguen el poder se ponen en el lado contrario del ciudadano y de la sociedad y se comportan como los dirigentes de los países del norte de África, pero disimulando, son también los cómplices necesarios para la comisión del mismo delito, la destrucción del estado del bienestar, favorecer a las grandes corporaciones para mejorar sus beneficios a costa de las plusvalía generada por los trabajadores y realizar un reparto de la riqueza directamente proporcional a esta y no en forma inversa. Quien más tiene más cobra y quien menos tiene más paga.
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