Por Leandro García Lozano
En primer lugar, y como me conozco, antes que me altere, que me empiece a dictar la rabia y el cólera, antes que nada quiero empezar diciendo que ni son todos los que están ni están todos los que son, pero la realidad es la que es, por lo que quien no sea así que no se considere aludido.
Me preguntó un amigo que porqué no estaba en política, y sinceramente me llegó a molestar un poco porque como buen indignado que me considero, hoy por hoy la política no es una actividad que realmente dignifique a quien la desempeña y podría ser considerada como el segundo problema para una gran mayoría de españoles.
Mi indignación, en lo que a los políticos y la política se refiere, básicamente es porque compruebo cada día más que para triunfar hay que ser cada día más cínico y más hipócrita. Y lo digo porque lo siento, porque lo compruebo a diario y porque me lo están demostrando continuamente.
Podríamos entrar en detalles pero haría que este artículo se extendiera por los siglos de los siglos, amen.
Atendiendo a la definición dada por la Real Academia Española de la Lengua, CINISMO es la desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas, vituperables o la Impudencia u obscenidad descarada e HIPOCRESÍA es el fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan y si analizamos los discursos y los programas electorales, por un lado, y las realidades de lo que deciden y hacen, por otro, no cabe más hipocresía ni cinismo; igualmente analizando el comportamiento de los políticos ante una u otra persona, asociación o conjunto de ciudadanos, comprobamos una vez más que no son más hipócritas y cínicos porque el día no tiene más horas. A cada cual le dicen lo que quiere escuchar, sea o no lo que realmente ellos piensen o piensen hacer.
En la rabiosa actualidad tenemos uno de los mejores ejemplos. Analicemos las últimas declaraciones del ex-vicepresidente A. Pérez Rubalcaba y el primer discurso del candidato Rubalcaba, como si de dos personas se tratara; en primer lugar creo honestamente que el cambio de forma de llamarse ya en sí es un dato que podría medir la capacidad de un político de ejercitar el arte del cinismo y de la hipocresía y, por otro, pedir a bancos y grandes propietarios que contribuyan a pagar la factura de la crisis, a buenas horas mangas verdes.
¡Ahora que os habéis cargado el estado del bienestar, habéis roto la caja única de pensiones, desrregularizado el mercado laboral y permitir escampar a sus anchas a los mercados de capitales! ¡Ahora que los votantes os han dado la espalda y solo os queda esa militancia, que como la de Felipe Gonzalez, lo son hasta la muerte pero no son simpatizantes! Ahora Alfredo Pérez Rubalcaba ante los secretarios del PSOE de toda España, desgranó una batería de iniciativas políticas pseudo socialdemócratas. Como si se encontrara en la oposición al propio José Luis Rodríguez Zapatero.
Más impuestos para grandes propietarios; recuperación del impuesto de patrimonio; crear agencias de rating europeas alternativas, acabar con los paraísos fiscales o gravar con un impuesto solidario las transacciones financieras o la reforma de la ley electoral. Sr. Pérz Rubalcaba, quien le ha visto y quien le ve.
Si hace escasos seis meses voto en contra de muchas de estas propuestas, presentadas por IU, UpyD, ICV, BNG, y algún que otro partido minoritario. Si no fuera porque tiene trampa, algún militante despistado podría llegar a creérselo, pero eso tiene trampa porque también se le escapó su defensa de una economía “competitiva”, adjetivo que, a su juicio, resume un mercado de trabajo más flexible corroborando así la reforma que ha elaborado Zapatero, combatir el déficit, cumplir el pacto del Euro y liberalizar ciertos mercados de bienes y servicios.
Por un lado haciendo guiños a la izquierda y al movimiento 15M y por otro tranquilizando a los mercados, grandes corporaciones financieras y vecinos europeos más conservadores. La renovada actitud socialdemócrata del PSOE es otro alarde de cinismo político.
Otro ejemplo de cinismo lo tenemos en el tema de la corrupción. Sobre todo en las costas levantinas en donde entre otras cosas destacan dos tipos de cinismo e hipocresía.
De un lado, aprovechando el tirón electoral de la marca PP, algunos presuntos implicados, y llamados a juicio como el caso del Presidente Camps, en procesos como los relacionados con regalitos por dar contratos a dedo, mirar a otro lado en un momento oportuno, trafico de influencias, revelación de información privilegiada y unos cuantos más relacionados con la corrupción política, se convierten de la noche a la mañana en los mejores candidatos y, con grandes dosis de cinismo, llegan a convencer a buenos y tontos, a sencillos y lelos, de tener la solución de todos los problemas .
De otro, y lo que más indigna, el electorado; en este caso se untan de vaselina con la única intención de castigar la cara de la moneda en Madrid, votando la cruz en su comunidad, independientemente del análisis, de la gestión o aparente honestidad, como si de un bipartidismo se tratara.
Este tipo de elector actúa de forma digital, uno o cero, blanco o negro, bueno o malo, Madrid o Barcelona, mejor dicho, antimadridismo o antibarcelonismo.
No quiero olvidarme de aquellos que durante tanto tiempo han estado defendiendo la sacro santa voluntad soberana de las bases de los partidos políticos y, tan pronto estas le contradicen, se despachan a gusto con quienes por seguir en esa línea, demostrando que no son ni cínicos ni hipócritas y llevan hasta las últimas consecuencias esas decisiones soberanas de las bases de un partido, coalición o asociación. Quienes primero amenazan para coartar y luego sancionan para escarmentar.
El cinismo e hipocresía de quienes en Ferrat dieron por hecho que IU firmaría un pacto de izquierdas para evitar el triunfo de la derecha. Según informó Ana I. Gracia (Mérida) para elConfidencial del pasado día ocho, miembros de Ferraz se pusieron en contacto directo con Cayo Lara para “ofrecerle lo que quisiera” y cerrar, esa misma noche, un pacto de izquierdas que revalidara en el cargo al socialista Guillermo Fernández Vara.
Y las declaraciones realizadas por el Sr. Fernández Vara al enterarse de la abstención de los tres diputados de IU, llenas de rabia y cinismo, haciendo responsables de la pérdida del gobierno de la Junta de Extremadura (bastión inexpugnable del PSOE durante toda la época democrática al igual que nuestra Castilla la Mancha) a quienes han conseguido solo tres escaños; en vez de reconocer su propia derrota por la pérdida de 59.605 votos, o lo que es lo mismo 8 escaños, y por tanto la mayoría absoluta y simple. Se han quedado sin mayorías y ni siquiera son la lista más votada.
La hipocresía de este político llega a su máxima expresión cuando exige hoy un pacto con IU, sin acordarse que durante los 28 años de gobierno socialista, ha estado boicoteándoles y ninguneándoles, amparándose en mayorías absolutas, mas parecidas a rodillos o dictaduras tetra-anuales.
(continua en la 2ª parte)
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