Por Evaristo Pitaluga i Poveda.
Aquí, desde el reposo obligado por lo que nunca tuvo que pasar y pasó, quiero poder expresar mis opiniones en relación a los temas que a los seres humanos nos atañen.
Estoy harto de oír y oír a los políticos dando soluciones de perogullo con frases incapaces de ser comprendidas, ni siquiera entendidas por el común de los mortales.
Estoy harto de ver, oír y tragar tanta majadería que solo pretende confundir para llevarse el gato al agua y revolver el río para ganancia de pescadores, perdón Agencias de Calificación.
Señores ciudadanos, somos nosotros los que debemos decidir como y cuando se deben hacer las cosas y cuales sí y cuales no. Al carajo con los representantes de las dos Cámaras, reinos de taifas y poltronas de más de 6.000.-€ al mes por representar a 30.000 habitantes, pero que solo se representan a sí mismos y a sus padrinos dentro de sus Partidos, con tan poca decencia que son capaces de decir hoy una cosa y mañana la contraria.
Estoy cansado de oír siempre la misma cantinela: hay que reducir gastos, hay que reducir gastos, hay que reducir gastos y más gastos.
No hace falta ser premio novel en economía para saber que si los gastos superan los ingresos se produce déficit y al contrario, si los ingresos son más que los gastos hay superávit.
No hace falta ser premio novel en sociología para saber que la sociedad se estructura en Comunidades y, como en las de vecinos ,la cuota que se aporta para pagar los gastos necesarios para el adecuado sostenimiento del inmueble, es un porcentaje en función del tamaño del piso. Piso más grande, más cuota, piso más chico, menos cuota. Además, primero se calculan los gastos y luego se prorratean para que los ingresos sean iguales y el saldo final sea cero. No se calculan primero los ingresos que se van a obtener y luego en que se van a gastar, -este mes el seguro no se podrá pagar porque no se ha recaudado más dinero y no hay saldo para todo-. Además, todos pagan el ascensor; lo paga el de la planta baja, lo use o no, al igual que los gastos de mantenimiento de la antena también los pagan todos, independientemente que tengan TV por cable. Es decir, la ministra de hacienda debe hacer lo mismo, cobrar en impuestos directos e indirectos lo necesario para cubrir la partida de gastos, pero cargando más las tintas en los impuestos directos que son más justos .
No hace falta ser premio novel de humanidades para saber que no todos los ciudadanos cuentan con los mismos recursos económicos, ni con la posibilidad de obtenerlos. Por eso hay ricos (cada vez más ricos) y pobres (cada vez más pobre)
No hace falta ser más que idiota para creerse todas las gilipolleces que día a día nos cuentan en los medios de comunicación, encargados de lavarnos el cerebro, en relación a la necesidad imperiosa de reducir los gastos del Estado, CC. AA., Diputaciones y Ayuntamientos. Pero nadie nos dice que lo verdaderamente imperioso es la necesidad de recaudar más (y se sabe y se ha demostrado que se puede), no hay que gastar menos, hay que ingresar más y de quien más tiene.
Y no lo hacen porque resulta que los dueños de esos medios de comunicación son ellos, los más ricos, son quienes tendían que ingresar más a las arcas del Estado, son los que más tienen, los que más ganan, más roban, más explotan los recursos naturales sin cargo de conciencia ni miras de futuro, los que más explotan los recursos humanos, quienes consiguen que el gobierno dicte leyes a su conveniencia para que las relaciones laborales sean puras transacción individuales, un mercadeo, como antaño en la plaza del pueblo, a ti si y tú no. Quienes tienen la fuerza para evitar que las verdades que unos conocen las puedan conocer todos evitando que puedan reunirse, asociarse espontáneamente y formar grupos con la fuerza necesaria para que se nos oiga y en voz alta. Son quienes invierten cantidades ingentes de dinero en I+D para que así cada vez la productividad dependa menos de la mano de obra, del trabajo humano y tengan menos dependencia de los salarios y la repercusión en sus cuentas de resultados sea mayor. Y quienes consiguen que se aprueben leyes fiscales beneficiosas para sus própios intereses.
“Bienaventurados los que creyeron que las máquinas le relevarían del esfuerzo y solo habría que vigilarlas, porque serán los primeros en formar la cola del paro.”
A eso le sumamos que como son los dueños de los medios de comunicación: periódicos, televisiones, radios, agencias de publicidad y grandes marcas que gastan ingentes cantidades de dinero en publicidad, pueden decir lo que se emite y no, lo que se publica y no, en resumen el como lavar el coco a los ciudadanos.
¿Se acuerda alguien, allá por el 2001 que se silenció una noticia relacionada con la salud pública en Murcia? Había una relación “tri-unívoca”: quien comete el acto, quienes tenían que haberlo publicado y quien es el mejor cliente publicitario de esos periódicos y lo evitó.
Además, y casualmente, se oponen a la existencia de impuestos para pagar los gastos sociales al no ser los gastos de los que se benefician porque se costean ellos mismos la educación de sus familias en colegios y universidades privadas desgravándose y deducéndose a la hora de liquidar con hacienda. En unos casos porque son parte en especies de la retribución, o porque su empresa los maquilla legalmente como formación, o de mil maneras; todas legales lamentablemente. La sanidad, otro tanto de lo mismo; no hacen uso de la Seguridad Social porque como son ricos se costean pólizas de lujo con compañías de seguros médicos, que a su vez deducen y desgravan a la hora de tener que rendir cuentas al fisco. Cuentas realizadas y explicadas por un importante asesor fiscal, apto y capaz, conocedor de la letra pequeña de las leyes que partidos liberales como PSOE o PP, incluyen a petición de estos grupos poder y entidades financieras, facilitándoles el trabajo.
Basta ya de pedir recorte de gasto y empecemos a pedir:
- Recuperación de una política fiscal justa, equitativa y que cumpla perfectamente con su cometido, la redistribución equitativa de la riqueza haciendo que los gastos necesarios para que todos los ciudadanos tengan un nivel de bienestar (Estado del Bienestar), se financien con los ingresos de los impuestos que pagaran en proporción directa a la riqueza, patrimonio, rentas del capital, rentas inmobiliarias y rentas del trabajo, y por ese orden.
- Empresas Públicas que funcionando exactamente igual que las privadas, deriven los beneficios obtenidos a las arcas del estado en vez de a repartir beneficios a los accionistas. Además harían de catalizador en el mercado ya que controlarían los precios directamente por las leyes de la oferta y la demanda, y no como ahora, que al ser todo privado y desregularizado, las leyes del mercado son las de la especulación, los bulos y los informes de Agencias de Calificación, y no las leyes del mercado productivo. Además se evita el monopolio encubierto, como está pasando actualmente.
Por ejemplo:
Si ENDESA hubiera seguido siendo del estado y el resto de compañías deciden subir el precio de la luz un 3,5% o cambiar las condiciones de prestación del servicio, y ENDESA no lo hace por no ser necesario dentro del mercado equilibrado y solo responde a una estratégia empresarial, ENDESA recogería contratos de los descontentos de las otras compañías, obligandolas a no hacerlo para no perder mercado; auto regulación o mejor dicho, control indirecto del estado en el mercado a favor de los clientes y no de los delírios de los empresarios. Repito, catalizador de la economía libre de mercado, evitando lo que hay ahora, economía libertina de mercado. Por otro lado, los más de 2.000 millones de beneficios obtenidos en lo que va de año, a las arcas públicas les vendían de perlas.
Si las Cajas, Argentaria y otras entidades financieras siguieran siendo públicas, controlarían el mercado hipotecario, de valores, el mercado de deuda y financiero así como todo lo relacionado con los capitales, evitando los desmanes que se producen, han estado produciendo y seguirán produciendo. Si una entidad quiere especular con los precios de los servios, la banca pública puede contraatacar. Incluso en el tema de las hipotecas y aún más, la devolución de la casa para liquidar una hipoteca; así mismo mantendríamos las obras sociales, mecanismo por el cual las Cajas retornaban a la sociedad parte de los beneficios obtenidos grácias a ella.
Básicamente la empresa publica, gestionada adecuadamente como la privada, y no como si fuera estatal ni poniendo cargos políticamente, cumple una doble función: retornar a la sociedad en su conjunto los beneficios empresariales y servir de mediador o verdadero comisionado que evite maniobras especulativas, ataques a sectores concretos, y un largo etc.
Menos reducir gastos y más incrementar ingresos: eliminar la bolsa de fraude fiscal, aproximadamente el 25% del PIB, las SICAV, una Política fiscal de deducciones en empresas por investigar en universidades lo que a esa empresa le interesa, evitar que puedan haber ciudadanos que vivan del bruto y otros del neto y un largo etc. que irá aflorando en los rincones.
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Saque de su humilde rincón reflexiones como ésta. Porque merecen una lectura atenta para entender mejor el trapicheo que políticos y financieros se traen con "la plebe". Muchas gracias, señor analista.
ResponderEliminarA ver si sales de una vez de tu rincón, tío. Y no solamente para escribir cosas muy interesantes para cenutrios como yo, sino también para hablarlas con tu pico de oro.
ResponderEliminarEspabila, pues. Y que el médico acierte y te recete lo mejor para tu salud. Si no tendré que ir a Fátima o Lourdes para pedir por un pecador como tú.
Una reflexión a la vuelta de la esquina
ResponderEliminarLa idea fundamental en el referido escrito de arriba: La solución es la de aumentar los ingresos y no la de reducir los gastos, para cuadrar el balance por arriba y no por abajo. Vale. Es una vía valiéndose de aquello tan socorrido: ¡que paguen más los que más tienen!. ¿Pero cuánto tiempo se lleva diciendo lo mismo y ¿no se lleva a la práctica?. Generalmente en los impuestos directos ya paga más el que más gana. La cosa es que no sea lo que debiera ser, y de ahí venga la soflama anterior.
Supongase que por nueva ley, los que más ganen y los ricos que más tengan, pagan más. ¿Todo solucionado?. Lo más probable es que de la abundancia avenida, el Estado se agrande más en cuanto a personal funcionario, con lo cual se disminuye el paro, se alcanza una menor tasa de desempleados, pero alcanzado el tope salarial, se vuelve a reclamar que pague más el que más tiene, reiterándose el proceso… ¿hasta cuanto? mientras haya parados. ¿Cómo aumentar más los ingresos, ¡no van a pagar los que menos tienen!. ¿Llegará el día que no se diga ¡que paguen más los que más tienen!?
Así que llevándolo al extremo y no andando con parches, se pueden encadenar una serie de premisas con juicios y raciocinios:
Todos los trabajadores no están, ni mucho menos, en las mismas condiciones.
Unos salen , entran, salen…trabajo sí, no, despido, EREs, inseguridad, desasosiego…; otros, los funcionarios de carrera, tienen trabajo seguro, vitalicio, tienen lo que más se desea y ya puede llover o nevar que en ese aspecto (el más inquieto de la vida, salvo graves enfermedades) goza de la mayor tranquilidad, la vida en lo económico solucionada; y mientras se contemplan los avatares de los otros trabajadores que las pasan moradas o tienen precario trabajo o no tienen nada, ni perspectivas. La diferencia es abismal en un Estado Social y de Derecho. No debería imperar por encima de todo la solidaridad (pero en el máximo sentido de la palabra) y que llegue hasta donde tenga que llegar. Por lo tanto, y no entrando en detalles triviales: como la mejor situación del trabajador es cuando se tiene la condición de funcionario fijo, la solución ES SIMPLE (aunque no fácil): QUE TODOS LOS TRABAJADORES SEAN FUNCIONARIOS.
Una política verdaderamente socialista hasta el límite ha de repartir la riqueza y el trabajo consecuentemente, a lo que toque (a igual trabajo igual salario) respetando y valorando los diferentes tipos de trabajo en cualidad y cantidad; y al que quiera ir por su cuenta que vaya.
Una dificultad enorme. La estatalización de la economía y sus flujos. La de la complejidad en organizar todo… clave, que daría para extensos volúmenes de propuestas, disquisiciones, etc. Pero cuando la gravedad sea tanta, ¿no surgirán movimientos de desheredados, que se constituyan en organizaciones que sin tapujos, sin andarse indignados en generalidades, reivindiquen con la fuerza pasional más profunda del ser humano que habita esta casa – planeta, el poder vivir como propietario comunal de ella, sin complejos ni caridades (estas comprensibles cuando no hay justicia o remedio); hablando claro: el COMUNISMO en lo económico.