Sin cuotas igualitarias - ni falta que hace – cinco mujeres colman la pantalla de hermosura.
Túnica azul pastel acleopatrada cambiando el flequillo propio por despejar el pico de viuda, resulta en su conjunto cuidadísimo una elegancia manifiesta connatural a la presentadora Ana Garrido, quien introduce en los prolegómenos el tema de la noche, que va referido de nuevo al proyecto Mercurio al existir novedades de él, como la visita de representantes de la C. de CLM y de la Generalitat Valenciana, y estando ya en marcha la adjudicación de la remoledación de las calles aledañas, etc. Desfilan por la pequeña pantalla engrandeciéndola, a la orden de presentación:
Antonia Millán, veraniega en camisa clara exploradora y melena finamente mecheada en dorados, completando con gran collar que sustenta “piedras preciosas”. Se solaza extendiendose en lo ya conocido del Mercurio y anuncia algunas novedades tales como la gran afluencia de empresas para conseguir la adjudicación; cita el plan de Captación de Inversiones; habla de la reunión con los representantes para que fuera el mercado una realización piloto.
Barajadas las posibles modos de actuación, ha enseñado las primeras cartas para el más que posible debate, al encontrase sesgada y enfrente a Almendros y Villanueva, respectivamente. Estudiarán la posibilidad de ampliar la zona de actuación y aparte de la modernización del Mercado dar a conocer su calidad ante la competencia de los supermercados.
Ana Tomás, desde una original indumentaria en negro con unas pocas florituras ornamentales, muestra solidez y coherencia. al lado de la compañera de Gobierno naturalmente; destaca la importancia del proyecto Mercurio y de otros proyectos, (ha usado lo de almanseños y almanseñas).
María José Almendros, de exploradora safariana en negro; hay que oír cómo deriva a la primera de cambio en resaltar Mercurio en comparación con el denigrado Aguaviva; rememora el momento económico y de las repercusiones de la competencia por los grandes centros comerciales; se reafirma en que se haga un gran aparcamiento en el lugar y por otro lado sí de acuerdo con las remodelaciones, pero dinero, dinero, dinero.
Amaya Villanueva, ataviada al estilo senadora romana en tono frambuesa-ladrillo claro (si es que hubiera hábido féminas en tal cargo y color); comienza comprensivamente… pero como sabe sacarle punta a la menor ocasión pide aunque sea precisión a Millán; insiste en lo de captación de empresas mediante consultora. Se suele poner en boca de los ciudadanos, de lo que afirma que piensan o dicen ellos.
Millán, no deja escapar las indirectas a veces directas y se justifica alabando la calidad del producto Mercado, la apertura a la información municipal y contraataca con el echar de menos de aportaciones de grupos políticos [cierra el pico, sonrie y se echa un trago de líquido transparente].
Tomás, de inmediato, no se queda atrás alabando con alto grado de cualificación la calidad de los profesionales del comercio y se extiende por las potencialidades almanseñas que ella mismo las da por conocidas; le replica muy suavemente a Almendros con que hay que ser valientes a pesar de las dificultades económicas, pues luego agradecerán el haberse decidido ahora, pues hay que aprovechar que el Ayuntamiento solo tiene que aportar una cuarta parte de los fondos FEDER; fínamente pero con decisión le piropea a Almendros, como concejala que fue, en lo relativo al mercado de las obras costosas que se hicieron en su momento, para así fortalecer y justificar inteligentemente las que ahora se van a emprender; y para Villanueva también tiene palabras ecuánimes respecto a que se hicieron una relación de obras que se podían en aquella situación y que hoy están muy bien, para de la misma manera evidenciar los objetivos que actualmente se pretenden [y todo lo dice sin apenas inmutarse, con el gesto ajustado y la dicción empiñonada cohesionada]
Almendros, [¿qué dirá con su decir?] que sí, que estuvo bien, que ahora hay un cambio en la sociedad y que el problema es la competencia de los grandes centros comerciales [eso ya se ha ducho y se sabe, ¿y entonces qué?] da palabras de apoyo que quedan vagas y melífluas, hasta que concreta en su obsesión de los aparcamientos (y lo arroja como aportación) y añade alguos complementos ya conocidos susceptibles de mejora.
Villanueva, de entrada, lamenta que quien gobierna desinforme [más allá de no informar], que está acostumbrados a que les digan las cosas con ese desprecio que les caracteriza [fuerte se muestra] y que en este programa no se está informando, como de la reunión con los representantes aludida más arriba; y le solivianta hasta en la semántica conque empleen el término “excelente” para el Mercado, para, apoyándose en dicha palabral, tirar de crítica más general de otras excelencias; se arroga “le gustaría saber al resto de los ciudadanos” [¿y ciudadanas?] de qué vinieron a hablar; que se sepa si hay ayudas, cuando antes las había, y que los ciudadanos quieren saber algo más [el apoyo en los cudadanos]; le reprocha a Tomás que diga que en el Mercado se han hecho obras, conque en el mercado se han hecho obras siempre, “solo hubiera faltado” [y ahora se le puede aplicar lo mismo; le dan pié a Tomás a sacar el pié, y ahora que no enseñe la “patita”] y desemboca en que estupendo que ahora se hagan [¿y entonces?] pero, sigue, que no cuenten milongas de que van a tener un Mercado excelente [se conoce que la palabrita no le va en este caso] “que va a ser la bomba” [no le gusta que quienes gobiernan se pongan eufóricos con el Mercurio], y ultima volviendo a querer saber de qué se habló en la resentida o valorada famosa reunión.
Se espera a Millán, quien relata que hubo reunión con Asociaciones de comerciantes y el Ayuntamiento para coger aquello de lo que están reaizando en la Comunidad valenciana que denominan de excelencia, y rebota conque no ha dicho lo de excelencia, que no sabe de donde lo han sacado, que lo que quieren que se haga hasta con el relevo generacional es reforma estructural y de gestión; habla de algunas mejoras puntuales [¿será suficiente la contestación para Villanueva?].
Inocentemene (o haciéndoselo), la presentadora indaga [es lo suyo] por la parte de arriba del Mercado, y la salida que tiene Millán es no decir y reirse abriéndose paso por otras rutas, tales como que le sorprende que Almendros hable de un parking, con lo que cuesta, y a Villanueva que ellos [los gobernantes] hacen lo que pueden hacer y no dejar por pagar.
Tomás, describe remodelaciones, reformas y arreglos de deficiencias que se podrían realizar, poco en lo estructural, fachada, pérgolas exteriores, accesibilidad, movilidad, adecuación en zonas de carga, renovación del alumbrado, adecuar zonas verdes como en la plaza de Salvador Allende, ampliación de aceras, colocación de indicadores de situación y planos de la ciudad, y que se puedan introducir nuevas aportaciones. Con suavidad determinativa hacia Villanueva se alinea en que faltaría más que no se hubieran hecho cosas [¿por qué discutir de algo en lo que acuerdan?] pero le recrimina un pequeño “olvido” de pagar la factura del consumo eléctrico de más de 23.000 € (cuatro o cinco años) (Villanueva toma nota).
Almendros se escuda en que también se saca el agua a concesión [¿no es aquí, al contrario, para sacar dinero urgente?], pero en lo del aparcamiento que podría ser con una inversión privada para la gestión-explotación público-privada o en lugar de ampliar el arreglo a más calles [ideas ya da], que es cuestión de voluntad política y rola hacia la opinión tan conocida de ella de ser reticente con lo de Aguaviva y emplearse más en el centro de la ciudad; sigue con que el muelledecarga no queda bien del todo y que la estructura del Mercado es cual es, antigua y se parchea, y la gente joven va en coche y hace una compra grande, en definitiva que si se quiere que vayan que haya aparcamiento y modernidad.
Villanueva, primero agradece a Ana Tomás que se haya entretenido en repasar realizaciones (y esta dice que da información) y la primera desconfiada suelta que se lo agradece, pero alarga y le larga conque si se lo toma a mal no sabe ya como decir las cosas [sin que Tomás manifestase enfado] [y todo queda en eso]; sobre lo esperable del pago a Iberdrola dice que se lo pregunten a Iberdrola cuando facturó, porque se lo habrían pagado supone [la cámara enfoca al dúo Millán y Tomás cuando mueven cabezas en señal de negativa y de desconcierto o asombro] y contraataca conque hay cosas muy extrañas como que esa misma mañana Iberdrola les reclamaba cree quen torno a doscientos-trescientos mil €, si no tanto algo menos, que lo miren también no sea que tengan algún problema en el Ayuntamiento [pasada rasa feroz], y Tomás – elAyuntamiento somos todos; y Villanueva – para lo que quereis somos todos para lo que no quereis solo estáis los que gobernáis [cómo siempre] y reparte a Millán que no la entiende porque la ley de Comercio fue aprobada hace dos años por unanimidad, y reparte que no comparte con María José que ellos (PSOE) ya hablaban de rehabilitación, y sifgue fustigando conque no comparte e lplanteamiento que el PP hablaba de tirar el edificio delmercado y hacer uno nuevo hasta hace cuatro días y ahora cambia de actitud (la cámara enfoca a Almendros que esboza una sonrisa), arrea conque tampoco aprovecharon ayudas de rehabilitación por antigüedad del edificio; dice que le parece bien que cuenten con los comerciantes, que les vinieron a decir que no querían uno nuevo [¿aquí parece contradicción lo de que el PP no se emperrase el hacerlo y sí adaptarse a la opinión de los comerciantes? ¿o es una flor que recibe de Villanueva?; y finaliza su larga ráfaga dialéctica pidiendo que concretaran cuanto iba a costar lo de la Consultora. [¿Cómo encajara Millán?].
Millán, con pocas palabras dice que al no estar de acuerdo con lo que querían los operadores, lo del mercado se aparcó [¿es mejor seguir el criterio propio o escuchar y no hacer algo que no quieren los de los puestos del mercado?] y se dedicaron a hacer otras cosas; defiende la aportación de la rehabilitación y la captación, antes que otros; para Almendros que, que bonito todo, pero que hay que ser realistas; que no hay retrasos en el Mercurio.
Tomás, la serenidad y la colaboración.
Almendros, contra la utopía que le tiran, la aguanta con otra (como siempre lo de Aguaviva) y se apunta también al acuerdo con los comerciantes implicados [¿habrá algún político o política que pase del acuerdo?], que se intenten otras ayudas y otro apuntamiento al plan de inversiones.
Villanueva, que todos de acuerdo con el proyecto Mercurio, que se miren otras posibles vías de subvención, y no se le pasa que “la concejala del área no haya tenido a bien responder” sobre el plan de captación de inversiones del que no saben si la dotación económica va ser la suficiente (se oye que ya está) y continúa conque ya está en el proyecto y gustaría que lo hubiese dicho.
La presentadora quiere clarificar y demanda de Milla , y esta dice que hay 120.000 € para esto y otras que verán si las llevan a efecto.
Todas amelenadas han estado dando vueltas sobre sí mismas y sobre unos asuntos ya relamidos, de los que si hubiera que decir una palabra sobre lo más impactante de cada:
Lo oficialista, por Millán
La positividad, por Tomás
El aparcamiento, por Almendros
La información, por Villanueva
En realidad parece dificil imaginar qué se puede hacer algo importante para mejorar el edificio del mercado limitado en espacio. Eso sí una simple mano de pintura en la fachada más original que el blanco luminoso le daría por poco dinero otro aspecto más moderno.
Cordial
Antefaz
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