“Maruja” para la familia y amigos, es una mujer de una
pieza. Sufrida, luchadora y valiente, aunque ella sólo presume de alegría y
buen humor, lo que, en su situación, tiene el doble de mérito. Hasta los 40
años se apoyó en bastones y no ganó para caídas y porrazos. Después, recurrió a
los adelantos técnicos y la podemos ver en su “sillón eléctrico” por toda la
ciudad. No se pierde evento cultural y le gusta transportar a un niño con cuyas
ocurrencias se ríe a más no poder. Anima a las personas con alguna discapacidad
a que sigan su ejemplo y nos recuerda a todos que debemos luchar y crecer en la
adversidad. Y, a mucha honra, presume de madridista. Este año está que se sale.
Todos sabemos por qué.
1-¿En qué consiste su
incapacidad? ¿Cómo y cuándo le apareció?
Es poliomielitis, una enfermedad que reduce casi
totalmente la fuerza del lugar donde ataca. Yo la padezco desde la cintura
hasta los dedos de los pies.
Me apareció por una subida de fiebre de 42 grados,
cuando tenía nueve meses.
2-¿Qué sentidos o
habilidades tuvo que desarrollar de una manera especial?
Los brazos que, con el tiempo, llegué a tener
muchísima fuerza en ellos
.
3-¿Cómo se ve a sí misma?
Con mucha alegría y con un corazón demasiado blando;
por esta razón se han aprovechado de mí en todos los sentidos. También me veía
bonica (de joven) y coqueta, ahora que soy mayor.
4-¿Cómo piensa que la ven
otras personas?
Muy bien. Nunca nadie me ha negado su ayuda, ni se han
reído de mí. Tampoco los niños que a veces lo hacen, sin darse cuenta. Y esta
actitud de los demás es un privilegio, que agradezco al Altísimo.
5-Sabemos que sus
familiares y amigos la adoran, ¿cuál es la razón?
Supongo que es por el buen humor que tengo y porque me
ven imprescindible mi familia, las amigas y las personas de mi ciudad. Y noto
que me miran sin darles pena, cosa que me causa respeto y alegría al mismo
tiempo.
6-Suele estar presente en
numerosos actos sociales como conferencias, exposiciones o inauguraciones. Con
toda seguridad con mayor frecuencia que la media de los ciudadanos almanseños.
¿Por qué?
Procuro ir a todo, ya sean obras de teatro,
conferencias, conciertos o inauguraciones… con mi “sillón eléctrico” y sin
ningún complejo. Casi más que los políticos. Siempre estoy en la calle y si
siento alguna pena es por las personas minusválidas que, estando mucho mejor
que yo y siendo más jóvenes, no salen de casa.
7-Cuéntenos las
dificultades diarias que tiene que superar en su domicilio.
Por ahora ninguna, ya que mis brazos me sirven de
ayuda en un 70 % y para el resto viene una chica buenísima en todos los
sentidos. A menudo pienso en los discapacitados que no pueden vivir como yo, y
entonces ¡siento impotencia!
8-¿Le resulta fácil
desplazarse por nuestra ciudad? ¿Qué pediría a sus ciudadanos? ¿Y al
Ayuntamiento?
Por el centro de Almansa, sí. Por los alrededores le
pido al Ayuntamiento que continúe poniendo badenes y aumentando la
accesibilidad para quienes la necesitamos. Y a los ciudadanos que sean comprensivos
con nosotros y que nos ayuden.
9-Muchos días se la puede
ver con un niño subido a su coche eléctrico y casi en brazos. ¿Qué sentimientos
alberga en esos momentos?
Siento muchas cosas; alegría, placer, mucho cariño y
ternura al abrazarlo y sobre todo la conversación con él, el cual me hace reír
a carcajadas con sus respuestas tan chocantes, ¡No puedo pedir más! ¡Es todo un
poema!
10-¿Su carácter abierto y
campechano le ha ayudado a aceptar su situación y limitaciones físicas?
Sí, nunca me quejo ni me acuerdo de mis defectos
físicos.
11-¿Qué piensa de la
enfermedad y de las personas que conviven con una discapacidad? ¿Pertenece a
alguna asociación sociosanitaria?
Que es traicionera. Pero no deja de ser una más,
aunque sea para toda la vida y conlleve operaciones, escayolas y porrazos sin
cuento.
Quienes conviven conmigo lo han llevado bien, porque
siempre suelo estar contenta y he podido estudiar hasta 1º de Magisterio,
trabajar como cajera en bancos y nunca he sido un parásito.
Pertenezco a Cruz Roja, Adifal y colaboro
económicamente con otras asociaciones como Cáritas, Asprona y demás.
12-¿Es Vd. creyente? ¿En
qué medida le ayuda su fe en Dios o en la Virgen de Belén a llevar una vida
como cualquier persona normal?
Sí, por supuesto, y no paro de conversar y agradecer
los favores a la Virgen y al Corazón de Jesús. Aunque a veces me enfado y se lo
digo a los dos. Luego me arrepiento, porque, si no lo hago, no me quedo
tranquila.
13-¿Qué metas quedan por
alcanzar en la sociedad a los discapacitados?
Personalmente, quisiera transmitirles mis ganas y
deseos de que salgan a la calle para hablar con todos y reírse como yo. Para
sentirse personas normales. Es la mejor terapia, se conoce a los demás y se comparten
sus cosas buenas y malas. Y es un complemento necesario a la comunicación que
debemos tener con todos los miembros de la familia.
14-¿Sabe que es un ejemplo
de valentía, de esfuerzo, de no rendirse jamás y de alegría y buen humor para
las personas de su entorno?
Sí, pero es que la calle es mi debilidad y de ella
saco vivencias de todo tipo. Gracias a esta disposición he podido subir por una
pendiente muy pronunciada a nuestro castillo, con mi “sillón eléctrico” y, una vez arriba, lloré de emoción al
contemplar la panorámica de mi ciudad. Me sentía una heroína. También hago
natación en verano e invierno y la verdad que es una gran satisfacción.
15-¿Qué pediría a quienes
se cruzan con Vd. y la ven en su coche eléctrico? ¿Tiene a alguna persona como
modelo a imitar?
Les pido que no sufran tanto con los bastones por la
fuerza que se hace y por los porrazos que nos llevamos. Desde mi experiencia
les aconsejo que se pasen a un coche de mano o eléctrico, sobre todo para
preservar los brazos y sentirse todavía útiles.
Claro que yo se les digo, pero no hay muchos que me
imiten.
16-Cuéntenos un par de
anécdotas.
En una ocasión estaba en la cafetería de Rambla Centro
tomando un café con las amigas. Al terminar, salimos y, sin darme cuenta,
enganché a una señora con la rueda de atrás del sillón y la llevé a rastras
unos 10 ms. haciendo eses. Se armó tanto jaleo y tantas risas que yo no me
enteraba de que era yo quien estaba promoviendo semejante alboroto. Luego me
disculpé y se aclaró el jocoso entuerto.
Otro día echamos una apuesta una amiga y yo, a que me
ponía zapatos de tacón alto por el Mercado central varios sábados, cuando más
gente suele haber. Cumplí lo prometido, con la consiguiente vergüenza mía y las
risas de todos los que me veían de tal guisa. Pero a mi amiga le tocó pagar la
comida que apostamos para 4 personas.
¡Muchas gracias, Maruja! ¡Tu
persona y tu buen humor es un aliciente para nuestras vidas!
¡Ah!... y que el Real
Madrid te siga dando muchas más alegrías!.
Cyrano de Bergerac, 8 de
Junio de 2012.
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