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| Un diputado de ERC saca la bandera estelada en la tribuna del Congreso |
Por José María Redondo Tortosa.
Creí haber agotado este tema
con el segundo artículo pero nuevamente me obligan a seguir machacando sobre el
mismo porque no hay día en que esos asquerosos separatistas no salgan a la
palestra con nuevas injurias a España.
Hace pocos días pudimos ver
en el Congreso a un diputado de Esquerra Republicana de Cataluña extender en la
tribuna de oradores, cuando le tocó el turno para hablar, una Bandera catalana
como señal de que es la única que ellos acatan, que la española no es la suya y
la desprecian. Y el señor Presidente del Congreso mirando a la techumbre,
consintiéndole tamaña desmesura, más bien cabronada.
Nada me gustaría más que ver
a un parlamentario mostrando una Bandera española en el Parlamento catalán;
creo que no saldría vivo, que se lo engullirían con traje, corbata y zapatos
incluidos. Y no digo nada si se atreve a expresarse en español, lo más suave
que le dirían sería charnego de mierda.
Estamos en el reino de la
cachiporra, de la desvergüenza, de la desmesura y de la idiotez más supina.
Unos parlamentarios piden, y consiguen, que en el Senado se pongan traductores
para que gallegos, catalanes y vascos puedan entender los discursos que en el
hemiciclo se hagan en castellano. Unos españoles que quieren que les traduzcan
su propio idioma. Y además un gasto inútil, con la que nos está cayendo. ¡Manda
guevos!
Como no se van a reír en Europa de los españoles.
Somos el país de Europa con más tontos, memos e imbéciles por kilómetro
cuadrado; con separatistas que asesinan por unas ideas que nadie entiende; con
políticos de mierda a los que solo les interesa su suculento sueldo y que la
idea de una España unida les trae al pairo.
¿Y estamos pagándoles sus
sabrosos sueldos a esa pandilla de cantamañanas, los que toleran lo intolerable
y los que se ríen desvergonzadamente de todo nosotros?
Todavía recuerdo a aquel
vejete catalán, con apellido castellano, Heribert Barrera, que cuando tuvo que
hablar en el Parlamento Europeo al no permitírsele hacerlo en catalán por no
ser lengua oficial en aquel Hemiciclo, lo hizo en inglés para demostrar su
absurdo desprecio a su lengua española. Hasta ese grado de insensatez llegan
los políticos separatistas. Luego se explayan diciendo que España los persigue
y los desprecia, que todos los males que padece Cataluña les llegan desde
Madrid.
Escuché decir al señor Peces
Barba, recientemente fallecido y uno de los Padres de la Constitución, persona
culta y respetada, si España no se equivocó al preferir a Cataluña en vez de a
Portugal cuando pudo optar entre ambos territorios. Yo también creo que
con Portugal seríamos más felices,
prefiero a un Mario Soares que a un Jordi Pujol. Por lo menos la asquerosa
palabra CHARNEGO no existiría.
Como tampoco hubiéramos
conocido, ni soportado, a mamandurrias tales como Ángel Colom, José Luis Carod-Rovira,
Pilar Rahola, Jordi Carbonell y toda esa pandilla de políticos vividores de
Esquerra Republicana de Cataluña, con su grupo terrorista Terra Lliure con varios
asesinatos a sus espaldas.
Entradas
Señor Redondo: Hemos llegado a un punto al que le veo difícil solución. La clase política que hemos tenido, y que tenemos, son una pandilla de borregos, inútiles y vergonzantes, a los que solamente les interesa la poltrona para seguir cobrando suculentos sueldos y si España se cuartea les importa un comino.
ResponderEliminarLos posibles, y deseables remedios tales como la supresión de las Autonomías, del Senado, de Asesores para estar tocándose los huevos, de coches oficiales, de Embajadas inútiles, y la tira no la harán ni la derecha ni la izquierda, no tienen lo que hay que tener para coger al toro por los cuernos y de una puta vez librarnos de tanto sinvergüenza y analfabetos como hay entre los mandamases.
Y la Justicia, que debería ser la que cortase el bacalao y enchiquerar a tanto canalla como hay en nuestra querida España, hace la vista gorda y se enroca en sus despachos.
Hemos llegado a un punto en el que ya no cabe un memo más en nuestro País; como sigamos así soy capaz de irme a Portugal para librarse de tanta mierda.