Por el
Marqués de la Bragueta.
Y tal y como avanzaban los tiempos las costumbres
fueron mejorando las posiciones para follar, hasta llegar a la cama de agua y
al yacuzzi. ¿Cómo follaran las generaciones venideras? Pues vaya usted a saber. A lo mejor vuelven a fornicar como el Homo
Sapiens.
Dije en mi anterior artículo
que contrajimos Nupcias nupciales el día de Santa Baratija de las Almorranas,
Patrona de la Sal Gorda, y no fue por casualidad ni por capricho sino que por
ser mi esposa estéril, mi señora suegra se aconsejó de una vieja pitonisa que
le dijo que se casara ese día porque Santa Baratija era la abogada de las
trompas de Falopio.
Esa memez, como otras
muchas, no pasó de eso, una jilipollez porque mi parienta no sangró jamás y al
no tener el periodo la imposibilitaba para tener descendencia.
Sabíamos que con nosotros
desaparecían las dos estirpes porque ni ella ni yo teníamos hermanos, ni
primos, ni parentela alguna. Pero nos importó un comino porque lo que nosotros
disfrutamos follando no lo ha disfrutado nadie desde la edad del abanico hasta
hoy. Debo aclarar que la edad del abanico se computa entre el Piloceno al
Pleistoceno.
Yo acababa de cumplir 18
años y mi esposa 16 cuando nos casamos. La mayoría edad entonces se alcanzaba a
los 21 años, pero un año antes de casarnos le dije a mi padre que os nos
casábamos o la robaba y nos íbamos a la selva amazónica a follar como los
orangutanes. Mi padre sabía que comencé a follar con la Marquesa con 15 años y
que ella disfrutaba a lo grande porque escuchaba los gritos, jadeos y ayes
cuando se corría.
Que una chavala con 13, 14 o
15 años grite desaforadamente al correrse dice mucho en su favor. Demuestra que
disfruta follando y saborea la polla de su amante como si se tratase del mejor
manjar. En una ocasión, nada más terminar de echarle un remache, se levantó y
desnuda se puso a escribir unos versos que le llegaron a la chilondra. Dicen
así:
Cuando me folla el Marqués,
Con su polla tan hermosa,
Le pongo tanto interés
Que me asemejo a una osa.
Dos días a la semana
Me le mete por el culo
Y al clavarme la banana
Resopla como un garrulo.
No es que estos ripios sean
un dechado de perfección y belleza poética, pero si tenemos en cuenta que son
escritos después de haber sido follada y en traje de Eva, la cosa cambia.
Vamos, que no es lo mismo decir: Tejidos
y novedades en el piso de encima que, te jodes, no ves nada y encima te pisan.
En los 65 años de
matrimonio, que son casi 24.000 días, no dejamos de follar tres veces cada día
los primeros 40 años y los restantes a dos. Una simple operación aritmética nos
dice que fueron más de 62.000 polvos los que echamos. Cuando ahora la recuerdo,
tan hermosa, guapa, caliente y folladora nata se me arrugan hasta las uñas de
los pies.
Siempre recordaré los
viajes, seis por año, que hacíamos a las 17 Regiones españolas. Jamás quisimos
salir de nuestras fronteras, en nuestro país nos sobra belleza arquitectónica,
paisajística, culinaria, etc., para disfrutar. Y en ningún sitio del globo se
puede follar como en España, y lo mismo en la alta montaña, que en el llano o
en las playas cada día es un río de esperma, semen o leche el que sueltan las
pollas, pijos, penes y nabos de los españoles.
Nos consideramos dignos
descendientes de españoles y españolas de las Armas y de la Cama. Cada una ha
modelado nuestro carácter y les damos sopas con honda a toda la ralea europea
batallando, tanto en el campo de batalla como en la cama, donde también se
batalla, y de qué forma.
Decía un antepasado mío
cuando una dama de la alta alcurnia le ofrecía el felpudo para que le hiciera
un apañao: Si quieres que te la meta me
tienes que dar un duro, que yo no meto mi polla en un cuarto tan oscuro. A lo que la señora contestaba: Pues si tú no me la metes, la meterá el
manijero, que folla mejor que tú y me lame el agujero.
Pero lo cierto y verdad es que se me ha muerto mi consorte
en la mejor época de todas para follar sin tapujos, monsergas ni tonterías. En
la etapa de mi adolescencia y juventud nos tenían aturullados, acomplejados y
con más miedo que el tío Pochico cuando quiso matar una lagartija, que se puso
hasta la armadura de un antepasado. Si te la cascabas ibas derecho a vender iguales y si se te ocurría ir a
follar a una mancebía y eras visto a la entrada o a la salida, ya ni podías
solicitar una plaza de barrendero, porque el barrendero limpia y a ti te la
habían limpiado.
Pero ahora creo que nos
estamos pasando de rosca. La permisividad está alcanzando cotas bastante
escabrosas, en algunos casos. Hace unos días, la hija de una vecina llegó a su
casa gritando desaforada y dando saltos de alegría, diciéndole a su madre: ¡Mamá, ya no soy virgen, me ha roto el
virgo el hijo del Padre Cura y me ha dicho que ya puedo follar con quien
quiera, que tengo la gatera abierta para siempre. La madre, hincada de
rodillas, dio gracias a su dios por el desvirgue de su niña, que acababa de
cumplir 18 años.
Que le vamos a hacer, desde
Adán y Eva a nuestros días el macho se ha follado a la macha y siempre a cuatro
patas porque no caminaban erguidos, y se la apalancaba en cualquier lugar en
cuanto le veía el chubasquero, que estaba siempre a la vista del común porque
no se había inventado el bikini.
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