Por el difunto Marqués de la Bragueta.
¡San
Pijo de la Orotava, follando le cae la baba! ¡San Nabo de Cotorríos,
su grosor da escalofríos! ¡Santa Picha del Campello, que te quita
hasta el resuello! ¡Santa Pitusa de Olmedo, follando se tira un
pedo! ¡Santísima Virgen de las Medias Rotas, que folla siempre en
pelotas!
Mis
siempre añorados y amados lectores y admiradores. Espero que hoy si
consiga hablar con el Tomasín para que me relate todo lo que tenga
relación con las Celdas de Castigo en el Infierno.
Tengo
prisa por saber a qué atenerme por si llegara el caso de que pierda
la chola y me vea envuelto en un tremendo berenjenal. Si llegara es
porque la Encargada de la Sección de Escritura, Papeleos y
Ordenadores Ordenados, me ha permitido que le toquetee los bajos
bajeros y le chupe los pezones garbanceros.
Esta
chavala me trae a mal traer, su figura estilizada, sus labios
carnosos y sensuales, sus ojos almendrados y lo que ahora es un
panete y antes era el chumino y su pelambrera, me tiene a todas horas
a las puertas de un descalabro.
Tengo
que hacer lo que me dijo el Tomasín, retorcerme una oreja para que
desaparezcan los deseos o llamar al Purgonero, pero prefiero lo
primero porque el Purgonero a veces se pasa y te suelta un soplo en
las pestañas que te duelen hasta los sobacos.
Como
les dije en mi anterior Memorial, nos hallábamos sentados sobre una
mullida alfombra de musgo, de color sombra del pozo, y al terminar de
pasar la manifestación de las chavalas y querer el Tomasín iniciar
su exposición sobre las Celdas de Castigo en el Infierno, aparece
otra manifestación, ésta de mujeres y de hombres, que no hablaban
sino que silbaban y entonaban el nuevo Himno del Purgatorio compuesto
por el ilustre músico Telesforo de la Trompetilla Trompetera.
La
letra es del extraordinario Poeta Frasco de la Faltriquera Fraguada,
que estuvo varios milenios estrujándose la sesera para parir este
Poema, que pasará a la Historia como el orgullo de la Lírica
Purgatonera, y dice así:
A los tíos
del Purgatorio Y también a las zagalas,
les quitan
pijo y huevos sin chocho ni pelambrera,
y les dejan
como nuevos ya no tendrán la tartera
los bajos,
sin abalorios. como cuando eran chavalas.
Si les
llegan pensamientos Como han de ir en pelotas,
que se
salgan del capazo con tetas al descubierto,
les darán
un zurriagazo no ha de ser impedimento
sin que haya
miramientos. para cantar chirigotas.
ESTRIBILLO
Pocha la
Gorda, chin, chin,
trae
carbonato, chin. chin,
pa los
garbanzos, chin, chin
que
están muy duros, chin, chin
y no
puedo mascarlos.
El
estribillo se repite ciento cuarenta y nueve veces porque es la
esencia del Poema. Yo, hasta que no tuve en mis manos la letra del
Himno, no pude saborear la belleza intrínseca del mismo. Creo que a
su Creador, el insigne Vate Frasco de la Faltriquera Fraguada, cuando
lo hubo terminado se le reventó la vena venosa y quedó en éxtasis
durante ciento cincuenta años.
Esta
manifestación, la más numerosa que vieron los siglos en el
Purgatorio porque duró casi un milenio y en la que intervinieron
millones de machos y machas, será recordada por muchas razones,
entre otras porque al frente de la misma iba lo más granado de la
población repoblada.
Pude
reconocer a muchos y a muchas. Hombres y mujeres que fueron famosos
en la Tierra por distintas razones pero cuyo historial no estaba tan
limpio como para ir a la Gloria Celestial.
Entre
ellos reconocí a Simplicio Huevoduro, a Gervasio Picha Brava, a
Mariquita Chocho Ardiendo, a Eliodora Chupa Pollas, a Pepe Sota de
Bastos, a Josico Nabo Corto, a la Tuerta del Rastrillo, que follaba
en el pasillo, a la Coja de Pastrana, folladora y muy marrana, al
Tuerto de Navalsequillo, el del pijo chiquitillo, al Bizco de
Navazalto, que follaba a cal y canto, a Panchito Ojete Negro, que se
ponía a cuatro patas en Bonete y los Monegros, al Bizco de
Capagrana, que liaba la tangana al follar por la mañana, y a tantos
y tantos que necesitaría mil resmas de papel para reseñarlos.
Pero
el caso es que debo finalizar este Memorial y dejar para otro lo que
el Tomasín me tiene que relatar, que va a ser de no te menees
Paquita, que si mueves la pancita se te abrirá la rajita y veremos
la pepita, que es igual que una estalactita.
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