Por el difunto Marqués de la Bragueta.
¡Santa Polla del Juanillo,
que folló de sobaquillo! ¡San Chocho de
Casimira, se lo follaron la tira! ¡San Pijo del Tomasín, un follador de
postín! ¡Santa Celda de Castigo, se
junta el pijo y el higo! ¡Santísima Virgen de las Algarrobas, Patrona de las
Escobas!
Queridos y amantísimo
lectores y admiradores, nada me complace más que las noticias que me llegan de
la Tierra sobre mis Memoriales escritos desde el Purgatorio. Me ha llegado la
información de que en la Televisión Nacional van a hacer una serie con mis
Memoriales; ya os contaré si se ponen en contacto conmigo y los acuerdos a que
llegamos.
Voy a ser extremadamente
sincero y reconozco que si no fuera por la Encargada de la Sección de
Escritura, Papeleo y Ordenadores Ordenados, que me facilita el ordenador
conectado con las Redes Sociales Terrícolas, no me sería posible ponerles al
corriente de lo que acontece por estos pagos.
Por lo que intuyo le he
caído bien a esta joven, no sé lo que habrá visto en mí que nada más verme
aparecer por la puerta deja todo lo que está haciendo y se viene a mí con una
sonrisa que me deja atontado. Se trata de una joven, sin edad porque aquí no
sabe nadie la que tiene, que si tuviera chumino y pelambrera la Claudia
Schiffer sería la Bizca de Mato Grosso a su lado, que desde la Selva Brasileña con
un ojo miraba a Colombia y con el otro
al Estrecho de Magallanes.
Cuando la tengo a mi vera y
me mira con los ojazos que tiene, le hecho un vistazo a las tetas, que son de
aquellas que si las coges ni sobra teta ni falta mano, o sea, como decía El
Chato de Capagrana, “de puñao”. Porque las tetas son de dos clases, según decía
un antepasado mío, experto en tetamen: Teta
que cubre la mano no es teta, es grano. Y teta que la mano no cubre, no es teta,
es ubre.
Como, y ya lo he dicho, en
el Purgatorio vamos todos en pelota picada, puedes ver a todas horas y en todos
los lugares, tetas de todos los tamaños: Tetas con pezón y sin pezón, tetas empinadas
y tetas cuyos pezones llegan al ombligo, y nadie hace nada por chupar un pezón
garbancero porque, entre otras cosas, no sientes deseo de hacerlo.
Si esto hubiera pasado en
mis años mozos, en la Tierra, no te digo la que hubiera armado, sí, armado
porque el mosquetón se hubiera armado y la abría liado.
Pero vamos a lo que vamos y
es a la entrevista que tuve con Tomasín, el de Cuatro Vientos. Nos habíamos
citado en la puerta de la Consejería de Emergencias Emergentes y Disciplina
Ambiental, dependiente del Departamento de Asuntos Peliagudos y Ornamentales,
que dirige al ilustre miembro del Consejo Asesor del Purgatorio Casimiro
Quetemiro y Noteveo. Aquí no hay tratamientos de ninguna clase, por eso habrán
observado que se omite el tratamiento de Don o de Din.
Nos sentamos en el suelo,
que es una alfombra de musgo tan suave que me recuerda los muslos de la
Marquesa de la Braga, mi esposa, cuando me metía entre ellos para echarle un
remache.
No hace falta decir que 85
años follando con la Marquesa, a 3 polvos diarios durante los primeros 50 años
y a dos los 35 restantes, dejan huella perenne en la memoria. Lo comenté con
Tomasín y me dijo que tuviera mucho cuidado con los recuerdos porque podría
suceder que se me vaya la bocha y cometa una mentecatez que pueda conllevar el
pasaporte para el Infierno.
Me entraron escalofríos con
solo pensarlo y debo decir que he estado muy cerca de caer en la tentación
cuando tenía delante a la Encargada de la Sección de Escritura, Papeleos y
Ordenadores. Y es que para un hombre de mi clase y de mi categoría folladora,
tener a un palmo de tus narices un monumento femenino, aunque no tenga
chocho ni pelos pero con unas tetas
naranjeras y pezones garbanceros, sientes un agobio agobiante que te agobia.
Tomasín me recomendó que, al
no poder hacerlo con el pijo ni con los cojones, que me agarrase una oreja y me
la retorciera o que llamara al Purgonero y pidiera auxilio para salir de una
situación tan embarazosa.
Cuando Tomasín iba a iniciar
su charla sobre las Celdas de Castigo vimos aparecer por delante nuestra una
manifestación de chavalas pidiendo babas de camella para el cutis y orina de
mandril para los sobacos, y era tal la algarabía que no nos podíamos escuchar.
Estuvimos mucho tiempo hasta
ver pasar a la última y como nos encontrábamos hastiados de tanta hembra
hermosa, de tanta teta de todos los tamaños y de tanta belleza, decidimos dejar
para otro momento la entrevista.
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