Es lo que suscita cuando como hoy van a hablar de Ayudas Sociales. Si por
algo se miden con más crudeza, los regímenes políticos, es por cómo, cuanto, cuando
se afronta el perenne tena de la asistencia social. Es lo que más cala en el
pueblo que espera, reivindica y sufre.
Aunque con el paso del tiempo, las viejas pinturas se acartonan al menos en
el pensamiento, la izquierda siempre ha sido la que ha mostrado el estandarte
como representación más básica de de su ser y estar, el de la atención social,
basada en la solidaridad por la concepción comunitaria de la ciudadanía, desde
el más pequeño núcleo hasta la dimensión planetaria. Al menos en la teoría –
práctica, con mayor o menor peso relativo de de los dos componentes, con mucha
diversidad de actuaciones y situaciones. No puede la derecha, quedarse atrás en
estos parámetros ni en los indicadores de la acción social, si es que no quiere
quedarse a verlas venir esperando que las cosas vayan tan mal, para que le
toque el turno a ella.
A la izquierda, si seguimos con los estereotipos, ¿o no?, también se la
tildado de que cuando tiene el poder gasta por su afán intrínseco, con
celeridad en arreglar las injusticias sociales(bajo su prisma) y obnubilada por
el fin, emplea los medios con bastante soltura ¿incontroladamente? con tal de
implantar un estado del bienestar aunque sea a costa de agotar las reservas
caudales.
A la derecha, siguiendo con los calcos manidos, ¿o no?, se la ha cotejado
de ser más controladora del gasto, de tener que arreglar los desenfrenos derrochadores
cuando toman la manija del poder, y entonces, sea o no sea esta la causa,
argumenta que la atención social que hace es la posible, dentro de los posibles
dinerarios.
Esto referido a sistemas políticos en la inmediatez del centro (usando
términos habituales para entenderse dentro de la gran cantidad de variantes
posibles). Pues en los dos extremos, sus definiciones son más precisas, más
contundentes, y por ende más complicadas de llevar a efecto.
Pero vale, poniendo la “olla” en su sitio, y dándonos a conocer la
presentadora Ana Garrido que les tertulianes son : Javier Bueno, Ana Tomás,
Valero González, y Amaya Villanueva, se espera que estando Amaya habrá batalla
(dialéctica, por supuesto). Villanueva saca de donde puede y rebaña a tope, lo
que hace que el debate se vaya a veces más allá del núcleo temático; le echa
astillas al fuego y lo aviva por un lado y otro, lo cual es de agradecer por el
telespectador dormitante.
Con estas premisas, ya pueden decir Bueno y Tomás cómo se emplea en estos
cometidos, en cuanto se eleva la cuantía, que no faltarán los juicios de por
qué se atienden a sí y no de otra manera. por qué hay rebajas; y en los
raciocinios oír que se está ejerciendo sin dejar a nadie sin atender, y por el
contrario que se está peor que antes en cumplimentar los servicios sociales;
como si de dos silogismos divergentes se tratase.
Bueno se muestra esplendido en la hacienda, con que no faltará dinero para
estos menesteres, que la cuantía ha ido subiendo y subiendo hasta cien mil €, que
va a haber una cantidad de sesenta mil € y una voluntad firme y manifiesta para
atender estas necesidades para comedores escolares; que va a haber una cantidad
de sesenta y cinco mil € para comedores escolares. Que han subido las
necesidades, pero que se está a la altura.
Tomás preparadísima de información que va dando durante la noche, hace la
observación de que cada vez son más las familias normalizadas que piden ayudas.
González actúa colchón entre las dos posiciones, y en cada aspecto le da la
vuelta sin quedarse en ninguna; dice que tiene conocimiento de que están
trabajando muy bien siendo grandes profesionales, que la crisis ha hecho pegar
un giro y que hay gente en situación crítica; que al recortar el colectivo de
dependientes está peor.
Ante los datos que proporcionan Bueno y Tomás, parece como si se tiene
voluntad crediticia poco se podría argüir, pero estando Villanueva le saca el
reverso a cualquier traje, le da un toque de tensión, suben los voltios y ante
la misma resistencia de la parte contraria, fluye mayor intensidad como si la
ley de Ohm se aplicase metafóricamente a un debate; como el equipo de gobierno
ha estado dale que dale al empleo de más dinero en atención social, les envía
esta: que si se dan más ayudas es que estamos peor que antes [el pasado lo
utilizan todos según les interese] [esa aseveración de Villanueva daría para
mucha discusión, pero no entraron quienes gobiernan; no se puede negar que se
está peor ahora, pero no por eso habría que dar menos ahora para que no se diga
que dan más porque se está peor (me ha salido un trabalenguas); todo esto no es
ni para arrogarse el mérito de unos ni para desmerecer lo que se hace, es
simplemente atender las necesidades (se podría discutir cuanto y como habría
que gestionarlo)]. Les reprocha que no les tengan en cuenta, que no escuchen y
les ejemplifica conque contra la pobreza energética no
aprobaran que se habilitara un plan que presentaron; cuando se ve mal se agarra
a “es que no os podemos decir nada” [y el pueblo por lo que oye, pues no conoce
lo que se cuece en la casa Grande, ¿siente ese bofetón despreciativo? de no
hacer caso al grupo que, aunque en la oposición, fue el más votado en las
últimas elecciones locales].
Tomás muy aludida, no se descompone y realiza réplicas afinadas y
coordinadas poniendo datos sobre la mesa sin despeinarse, machacando y moliendo
cifras y gráfico, que de nada le sirven a Villanueva, más que para no
considerarlos o en algún caso para rasgar falsedad.
González entremedias, como amortiguador aporta la característica de que
mucha gente aguanta antes de ir a pedir y se remonta a que todo viene por la
falta de empleo [eso es, aunque totalmente relacionado, otro tema que daría
para mucho].
Tiene mucha potencia la frase de Villanueva, por su calado realista, al
decir que los ciudadanos no entienden de valentías (por las que se autoestiman
los que gobiernan) ni de competencias (por las que no tienen y no por eso
abandona el equipo gobernante), que tuvieran en
cuenta las propuestas.
Sin coincidencia, por supuesto, sobre cómo se resolvió la crisis de les
trabajadores de la empresa que atendía la dependencia. Por un lado que se absorbió
a mucho personal; y por el otro que están peor ahora que antes.
Estuvo interesante sobre todo entretenido por la lucha dialéctica, como si
de una partida de ajedrez se tratase, con aperturas , enroques, defensa y
jaques ¿mates o tablas?.
Como muchas veces, es cuestión de creencias: ¿De haber seguido gobernando
localmente el partido Socialista, hubiera podido mantener los servicios
sociales de antes de la crisis?. ¿El partido Popular, no puede atender más
amplia e intensivamente esos servicios de manera que no recibiera críticas?.
Agradecimientos y reconocimientos hacia las y los que están directamente en
el tajo, no faltan.
Les vaya bien
Perona
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