Poemas ripiosos eróticos-irónicos-festivos (XVIII)

Los 153 poemas (algo más de 19.000 versos) que van a poder leer ustedes, uno por semana, no se van a publicar completos por razones obvias; de hacerlo podría darse el caso de que alguien pudiera copiarlos e ir haciéndose un libro y, aunque están protegidos por el (c), no sería suficiente.

Así que hemos decidido insertar un 75 u 80% del poema para evitar tentaciones. Si alguien está interesado en tenerlos completos puede ponerse en contacto con los autores, que amablemente se los enviarían.

El precio por tomo es de 10 euros y, en el caso de residentes fuera de Almansa, habría que añadirle los gastos de envío.

Son 3 manuscritos, cada uno de ellos con 51 poemas -unos 120 folios- y algo más de 6.300 versos.

EL PIJO DEL DEPORTISTA.
Para J. Gosalvez.

Por el Vizconde de la Pitusa y la Vizcondesa de la Pepitilla.

En el mundo del deporte también suele haber maricas que en el campo o en las duchas desprecian las que son chicas pues quieren grandes las chuchas. Les gustan los vestuarios porque es donde se desnudan y se hartan de ver nabos. Sus compañeros no dudan y no se tapan los rabos. Salen al campo empalmados buscando el encontronazo pero el defensa contrario le atiza un buen pelotado en el mismo antifonario. Con ojos de cabra loca mira al árbitro y le dice que el golpe ha sido en el culo y que su vista agudice porque el contrario es un chulo, que le ha tomado manía y le ha dicho mariquita. Que le enseñe la tarjeta, aunque sea la amarillita, porque es un borde y un jeta. Pero el árbitro lo llama, lo mira de arriba abajo y haciendo un gesto elocuente le dice: Vete al carajo, que eres un gay indecente, que al balón no le haces caso y tan solo estás atento del buen paquete que tiene y te pones muy contento si te restriega su pene. En un partido de fútbol al Buitre se le salió, porque no estaba empalmado, el nabo del pantalón y en foto quedó plasmado. Un marica vio la foto en la prensa deportiva y el pijo lo enamoró. Después de tragar saliva la recortó y la enmarcó. La tiene en su dormitorio y la mira con deleite. La chorra del delantero no es para el que pierde aceite, es para un buen agujero. !Santa Enea de la silla, Patrona del caliqueño! Como llora este marica viendo la de Butragueño, que tiene que estar muy rica.

Así piensa el maricón mirando el nabo en la foto y el suyo lo manosea, se pone como una moto y al final grita y jadea. Nuca sabrá el futbolista las fotos que hay de su nabo recortadas y enmarcadas. Hay mucho marica esclavo con varias de ellas colgadas. Un compañero del Buitre le acarició los cojones a otro que era americano y aunque tenía pantalones se los cogió con la mano. El contrario soportaba los toqueteos de Miguel y lo miraba extrañado pues no lograba entender que lo hubiera acariciado. El de blanco no sabía que un cámara lo filmaba y que gravó el toqueteo mientras la gente gritaba: "Eso sí es mariconeo". Ni el árbitro se enteró ni el linier vio el manoseo, pero toda la afición se rió por el sobeo que el melenas recibió. La intención del madridista, que nunca fue maricón, fue que el rubio americano le diera algún bofetón con la palma de la mano para lograr su expulsión. Pero era un veterano y no perdió la razón pues sabía que el merengano solo tocó el pantalón. Yo conocí a un maricón, jugando de delantero, que le bajaba el calzón al suplente del portero para verle el pistolón, que era mano de mortero y al final se lo chupó. Después le cogió el trasero y le hizo el carretón rompiéndole el agujero. Pero este mariquitón era el mejor cancerbero porque jugaba al balón vestido de marinero.