El Candil TVA, (14 – 10 – 10). Decepción

En el programa de TVA, El Candil (14 – 10 – 10).

De entrada por la composición de la mesa, se presentía un candente debate con mucha carga de profundidad.

Bien dirigido por J. L. Hernández, que sabe darles la palabra en turnos (muy importante, para que no se entremetan unos en otros) y también invita a un coloquio más libre (interesante para ver como se interrelacionan sus actuaciones) y que si se desmandase lo reconduce con oportunidad.

Pero resultó muy superficial. No se percibió la gran trascendencia que supone el haber abierto camino más directo a Valencia desde Madrid pasando por Cuenca, de la disminución del tráfico ferroviario (de todo tipo) por Albacete; a quien le quedará Alicante y Cartagena. Por consiguiente a Almansa de la misma manera se queda sin el tráfico por la vía más corta por Cuenca a Valencia, quedándole los de procedencia por Alcazar de San Juan – Albacete y lo de Alicante. Es decir que Albacete no es tan nudo como lo era.

En la situación local, la discusión se vierte sobre temas técnicos en realización, ya sin vuelta atrás. Se dispersa el debate en cuestiones de culpabilidad, que ya no arreglan nada. Pitaluga tira de esencia social tal que el AVE es un tren poco socialista, que es para pudientes; a lo que Calero solo aporta: que bajará el precio por la competencia del avión [pero claro entre esos dos medios queda todo, ¿es que ya por eso se convertirá entonces en un tren corriente y popular?; es un tren antisocial, pues (aunque de todo tiene que haber), lo que se excede en hacer obras sobradas casi esperpénticas por lo exageradas en el impacto, se le detrae a otras realizaciones de mayor espectro social]

Se desperdiciaba el tiempo Una discusión inútil, un desahogo, sobre si lo que viene es o no es AVE, que están haciendo intercambiador, que si ancho de vías [¡pero qué más dará! el caso es que allí va a pasar algo].

Lo pertinente es prever cual va a ser el futuro del uso del tren para la población almanseña y defender lo defendible en su caso.

Se tocaban muchos palillos, se decía cual era la preferencia de cada cual, pero no retumbaba el tambor de la llamada para hacer algo, para tratar de desviar actuaciones futuras sin obras aún. Se recrimina que no hay información [según como se mire, ¿o es que no se quieren abrir los ojos?, cuando empiecen las obras se repetirá como con la plataforma, ¿y qué hacer ya?. Y Calero diría con razón: pero es que no queréis ver la realidad, ¿no veis que están quitando las vías y trasladándolas a una plataforma paralela a la ya construida?, ¿no veis cono se cumple el Protocolo que es el que siempre indicó e indica los planes sobre la estructura ferroviaria por Almansa?, de incumplimiento nada, ahora va por el Estudio informativo para trasladar vías y poner estación, que tardará, ¿pero no tardó también el hospital y se hizo?.

Por eso a la pregunta de donde cree que va a ir la estación, él dice que la estación debe de estar donde estén las vías (da ha entender que no quiere una estación actual fantasma y que otros son nostálgicos que no la quieren quitar, aún sin vías). Y ¡sorprendente! nadie le dice pero con contumacia: ¿si es que ya está donde están las vías ¿es que no lo quieres ver tú eso?. Ni siquiera se citó que para ejecutar lo que salga del Estudio informativo, han de suscribirlo las tres administraciones según el ACUERDO CUARTO del llamado Protocolo ¿y quienes gobernarán entonces?.

En apreciaciones que se despachaban sin respuesta, tal como la de Calero: «para que tengamos la estación cuanto más cerca mejor» se quedaba sin contestación «¿es que hay algún lugar que no sea malo?.

Que si este dijo, que si engañó, nosotros siempre defendimos, nosotros si que no hemos cambiado, hay que mirar por el bien de los ciudadanos, … y todo eso ¿a qué conduce?. Ni siquiera a calmar al cabreo de las batallas perdidas. No se aunaron fuerzas para hacerse notar, para hacer movilizaciones populares que según dicen es la forma de conseguir algo. Por la parte del Ayuntamiento ¿ha lanzado algún bando a la ciudadanía para informar de lo que le puede venir encima? ¿informa a la ciudadanía para que a la mínima que se conozca, que sea desfavorable se movilice y plante cara?. ¿No podría ser otra vez tarde cuando reaccionen?. Muy liviano el debate, sin centrarse en como poder salvar lo que queda. Se iban con reproches a las administraciones, a las declaraciones, a las cifras, ¿a lo que pudiera interesar políticamente a cada cual?.

Que si hay confusión, incumplimientos, que si pensaron en el Campillo, que cambiaron de opinión unos u otros, que luego dijeron…, ¿y qué, con eso se llega a alguna parte?. Cerdán informa de la situación de la nueva estación, que ha oído que iría en el cruce de la plataforma que están construyendo con la carretera de Ayora. Cerdán aun diciendo expresamente que defienden la estación actual, comete un desliz que se hace un gran error cuando dice refiriéndose a la nueva estación que estaría «¡aquí mismo! ¡pegado a Rosales!». Eso sería propio que lo dijera Calero que lleva marcado en su frente los raíles por allí. [¿¡Aquí mismo!?; si precisamente la distancia de Rosales hasta ese lugar (que no iba a estar en el mismo cruce claro y habría de remontar una considerable altura si es que la piensan poner “donde estén las vías”) para llegar allí, hay que recorrer una buena distancia al lado de la carretera o por el arcén, atravesar la autovía, pasar la rotonda de distribución para acceder a ella y seguir hasta cerca de la base de Intermarché].

Por qué nadie cita la situación semejante de Albacete con la solución que allí le han dado. No hay que ser muy inteligente para darse cuenta como, en Albacete no se han trasladado las vías (ni siquiera la plataforma AVE) detrás de su circunvalación, al lado del cementerio (curiosamente análogo a lo de aquí), ¿y por que no se lo han llevado con las mismas razones que aquí? ( solo se oye decir la intrascendencia de que allí también pondrán cosa comercial). O ¿cómo queda en Villena, en Xátiva…?

Todo esto incitaría a muchas preguntas, supuestos, inconvenientes, … para las cuales hay respuestas pero no voy a extenderme… pues daría para mucho y ese escrito no tiene la larga duración de El Candil.
No se dijo nada de posibles acciones, de formar un frente común, apiñados para la protesta o posibles reivindicaciones.

Solo había algo en lo que todos estaban de acuerdo (Calero se supone que asentiría al no llevar la contra), en que se procuren más trenes, concretamente cercanías y regionales. Pero no se hizo la observación de que cada estación tiene lo que le corresponde con su demanda o algo más si se paga; pero es que en la estación del hondo, más incómoda, ¿iba a haber más demanda?.

En lo demás, en lo que pudo sonsacar el presentador estuvo relevante con su acostumbrada pericia.
Como anécdota, pero muy significativa, cuento que: estábamos intercambiando impresiones a raíz del programa un grupo de personas, al día siguiente, comentando que entre todas las preguntas, se echó en falta que se pusiera ante la mesa una cuestión fundamental, por lo básica y trascendente: «Habéis pensado con detenimiento realista y en profundidad lo que supondría quitar esta estación tan bien situada para poner una alejada en el hondo»

Decía mi amiga Clara (que suele coger con bastante frecuencia el tren): «pues yo, si me quitan la estación que tenemos, si tuviera que ir a Madrid, no tengo coche para ir a la estación alejada, ni quiero molestar a nadie, ni voy a pedir un taxi; me cojo el autobús que tengo cerca y me voy a Albacete, donde solo salir del autobús tengo pegando la estación de tren, de donde con gran frecuencia salen trenes a Madrid» «y además de ser más cómodo, me sale más barato». Nos deja asombrados ante tal idea tan sencilla, y Lopiu exclama: ¡qué clarividencia tienes Clara!. » Y esta halagada, coge el carril y continúa «eso sería una solución para trayectos de largo recorrido, pero los de cercanías y regionales al quitarnos la estación actual, sería una pérdida aún más grave, pues si muchas personas hacen lo que yo que tomaría el autobús, aquella estación en le hondo va a parecer fantasmagórica y no se hasta donde llegaría su sostenimiento si no resulta rentable.

Patri, la amiga pija de Clara, enlaza: « haré lo mismo que tú, pues yo tengo coche, pero no voy a llevarlo allí, a la estación con la pereza que me da cogerlo y lo peor que lo tengo que dejar allí en el campo los días que esté fuera; y además han comentado que la estación de Albacete que está quedando supermegamonísima de la muerte, tendrá tiendas chulis de manera que lo tengo claro amiga Clarita».

Y Lopiu que se sonríe bienintencionadamente, dice: «a mi para ira Albacete me resulta muy cercano ir en autobús, además tengo la tarjeta y me sale gratis; para otros sitios que no me cubra la tarjeta me gusta tomar el tren, reconozco que es amplio, cómodo, rápido; y algunas veces caminando despacico por la calle San Antonio me planto en la estación, es una distancia prudente y por la acera; pero si me la quitan… y de esto no hablaron anoche ni “papa” los políticos, nuestros políticos locales».

De todo se deduce, que hay que tener abiertos los ojos y atentos los oídos y que la tenue luz de El Candil haya servido para alumbrar las mentes y en consecuencia congregar los deseos en voluntades para encender los potentes focos que iluminen el fondo de la cuestión, para si se está convencido se pase a la acción reivindicativa serena educada pero firme y constante. ¡Vaya soflama que me ha salido!; es bueno reírse de sí mismo y apagar la calentura.

Y no sigo, que me de el aire

En caliente pero cordial

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