COMENTARIO SOBRE EL CERTAMEN DE POESÍA DE YECLA

Por José María Redondo Tortosa.

El pasado viernes, día 5, en el Salón de Actos de la Casa de la Cultura de Yecla, se procedió al fallo y entrega del IX Certamen Regional e Intercomarcal de Poesía convocado por Onda Cero Radio, de la localidad vecina.

Según fuentes de la Organización se recibieron casi medio centenar de trabajos y el Jurado tuvo que hacer varias cribas hasta llegar a los 5 mejores poemas y entre ellos seleccionar al que sería el ganador.

Yo había concursado con un poema, cuyo título es TIERRA, MAR Y SUDOR, y está conformado por 5 sonetos en arte mayor y en cada uno de ellos canto a la tierra que nos da alimentos, al labrador que los produce, a la mar que nos alimenta y al marinero que se juega la vida entre las embravecidas olas para ganarse el sustento.

El último de los sonetos -que lleva estrambote- es el corolario de los 4 que le preceden, donde la tierra, la mar, el labrador y el pescador recuerdan el castigo Divino de “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”.

Mi poema llegó a la final, o sea, a estar en los 5 finalistas; fuimos llamados unos tras otro para dar lectura a nuestro trabajo y, tras hacerlo el último, se dio a conocer el fallo, que recayó en un poema escrito por un vecino de Villena.

No puedo decir de qué trataba el poema ganador porque su autor, que lo tuvo que leer dos veces, lo hizo con voz muy tenue y casi nadie se enteró, aparte de que no se acercó lo suficiente a los micrófonos. Fue una pena pero así ocurrió.

Me quedé con la miel en los labios, pero no tuve la sensación de haber fracasado porque estoy muy contento con mi poema, sé que vale la pena leerlo y lo siento no insertarlo porque quiero presentarlo a otros Certámenes y si lo publico ya no podré hacerlo, así que me tienen que perdonar que no puedan disfrutarlo.

Cuando bajé del estrado, tras dar lectura a mi trabajo, el primero en venir a felicitarme fue el hombre que después sería el ganador, al que agradecí su cortesía y al que también felicité aunque, como ya he dicho, no me enteré del contenido de su poema.

Me llevó a Yecla mi buen amigo Evaristo Pitaluga y juntos correteamos casi todo el centro de la ciudad y tomamos un café antes de ir a la Casa de la Cultura.

Mientras caminábamos, hablamos y coincidimos en los mismo: la cantidad de gente que deambulaba por las calles y plazas, casi todas ellas repletas de personas de todas las edades y a una hora que no era muy propicia, pero es que al finalizar el acto, ya casi a las diez de la noche, las calles seguían igual, con gentes paseando por todos lados.

Nos convencimos que Yecla es una ciudad llena de vida y que sus gentes son agradables en el trato y corteses con los forasteros. A todo el que preguntamos por la ubicación de la Casa de la Cultura, nos atendía y nos daban todo tipo de detalles para que no dudáramos.

Y finalizo diciendo que no ganar este Certamen supone que los perjudicados han sido mis dos nietos, no yo, porque son ellos los beneficiarios de los importes íntegros de los Premios que gano, que van derechos a la cartilla que hace ya 4 años le abrí al mayor, cuando todavía se hallaba en el vientre de su madre. Otra vez será.