Poemas ripiosos eróticos-irónicos-festivos (XXXVII)

FINALIZDO EL DUELO INICIAMOS UNA NUEVA SERIE DE POEMAS RIPIOSOS-IRÓNICOS-FESTIVOS Y CACHONDOS CUYOS AUTORES SON EL DUQUE DE POLLARGOL Y LA CONDESA DE NABOCOL. LES DESEAMOS UNA LARGA ESTANCIA ENTRE NOSOTROS Y A NUESTROS LECTORES FELICES Y SABROSOS MOMENTOS.

SONETOS DE CHOCHO Y NABO.
Para un José tarraconense.

Por el Duque de Pollargol y la Condesa de Nabocol.

Recuerdo que en los cuarenta no había ni libertades, ni pan ni trabajo y al que se le empinaba su carajo lo acariciaba y se lo cogía, le metía caña y se complacía sobándolo de arriba hacia abajo hasta que salía el escupitajo y siempre con la mente en una tía. Y no solo el soltero se pajeaba porque había algún viudo que acostado, pensando en su mujer, se la cascaba. Y algún casado se la meneaba, cuando llegaba a su casa empalmado, y su mujer el chocho le negaba. II La prostitución era tolerada y se follaba en las mancebías; en algunas había muy buenas tías que a dos duros cobraban la mamada. Entre los cinco y diez cada jornada haciendo con el chocho virguerías, repartiendo bien las estadías, el tiempo para estar espatarradas. Antes de echar el polvo se pagaba, que algunos lo hacían en calderilla, y se iban para el catre con la puta. La putona al llegar se desnudaba, se metía en el chocho la chorrilla dejándola como una cagarruta. III Había el hacendado que tenía su querida dentro del chiringuito, al que ella llamaba mi señorito porque él la cuidaba y mantenía. Llegaba por la tarde, cada día, y después de tomarse un cafelito y un coñac, sorbito tras sorbito, se iba al dormitorio con la tía. Por regla general la mantenida era una fulana joven y hermosa, que estaba en el oficio por dinero. Tenía su función bien asumida y entre las demás era una diosa porque supo vender bien su agujero.

William Santillo
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