Juventud y serenidad parece que han de ser contrapuestos… pues ¡no!. Es asombroso el aplomo que tienen estos muchachos. Son serenos y al tiempo firmes en la defensa de sus convicciones.
Cristian es el que muestra más al exterior su sesibilidad, que se manifiesta en su rostro con manchas rosadas que dan sensación de tensión y le confieren tener algo de nerviosismo con algunos gestos de cara desarticulados; pero en la dicción hay soltura y contención a la par que gran facilidad expresiva.
Pedro aguanta toda la crítica que le pasa cercana estoicamente, pero no deja pasar ni una. De su boca ahuecada salen silogismos que a veces vienen a ser apabullantes. Sin alarde de florituras es concreto y directo.
Israel es la encarnación de la templanza. Nada le altera o sobresalta. Encaja sin inmutarse hasta lo más comprometido con una “santa” paciencia que casi alcanza lo místico. Es claro y limpio en sus aseveraciones.
Eso sí, los tres demuestran compostura y educación ejemplarizantes. Tal es el grado de mesura y consideración que, a pesar de una disparidad de opiniones a veces frontales, alcanza en ocasiones la categoría de compañerismo.
Daba la impresión de que llevaban la lección bien aprendida, como si hubieran sido aleccionados o al menos informados (y es normal que así fuese) por sus mayores políticos. Algo que se deduce después de haber oído a estos, a los más curtidos, en otras ocasiones. ¡Qué interesantes serían esas sesiones cerradas, preparatorias para el debate posterior! ¡cuántos detalles jugosos, inesperados y significativos se oirían; en el supuesto de que existieran esa especie de conciliábulos!
Charlaron y debatieron sobre la evolución y balance de la economía del Ayuntamiento, con la advertencia de Ana de la doble lectura que la gente se hace según lo que oyen en los programas, no sabiendo con que quedarse o dar más credibilidad, pues se escucha a unos y otros, y todos parece que tengan razón. A ver si con la frescura de la juventud brotan con más naturalidad e inocencia las razones y despejan lo intrincado del tema.
Al prologar la pregunta a Cristian, este da a conocer: que esperan de ellos ser jóvenes más críticos, más independientes de lo que dicen los mayores, pero la verdad es que en un tema como este es difícil pues los argumentos y los datos son los que son.
Lo que se dijo viene repitiéndose casi con harta frecuencia, un eco, pero siempre es interesante oírlo desde diferentes voces (o susurros). Como las líneas generales son las mismas, señalo aquello que me “chocó” y que me pide comentario.
El clavo al que se agarran unos y otros referente al ”agujero” que arguyen dejó la anterior corporación, sale, cómo no, a colación; y Cristian cuya palabra es: criterio [Tengase en cuenta que no quiere decir que sea lo bueno por ser criterio, los hay excelentes, normales y nefastos], dice ”vosotros no podeis justificar que existía, y nosotros que no existiese” [a ver quien ata esa mosca por el rabo”, es una manera de querer dejar zanjada la cuestión], y como él sigue “vamos a dejarlo, es algo farragoso” [y el pueblo llano y sencillo que quiere saber, ¿cómo se queda?].
Cristian, dice que va a intentar hacer el ejercicio de hacer oposición responsable no pintándolo todo tan negro, tan negro, tan negro, aunque es difícil por la situación, y hacer algo constructivo. Critica el endeudamiento municipal, distinguiendo la deuda a largo plazo y la de a corto. La primera, la comprende, casi la ensalza, pagos lentos, despacio, lo han hecho todos, etc., pero al sumarla con la otra, que vienen llamando póliza de crédito, le sale que se ha pedido muchísimo dinero, cantidades grandes de endeudamiento; que vierte en reprobación.
En esto, es Pedro quien más pedagógicamente se exhibe, viniendo a decir que la diferencia entre una y otra es mucha; que la poliza de crédito se pide porque hay que hacer pagos y se necesita liquidez para realizarlos y luego se paga; se hace en cualquier empresa, pero que la devolución está prevista por cobros que posteriormente hará la financiación municipal, con la que se canjea la póliza cada año y arreglado, que las polizas se van liquidando año a año; que hay que diferenciar un crédito de una póliza; la verdadera deuda real es la de largo plazo, que si la poliza es o no deuda sería para otro debate. [Es un claro ejemplo de como de un mismo hecho según interese se puede diferir; ¿interesadamente?]
Israel, con una suavidad cáustica: “la deducción es que parece que al partido Socialista le duele que se reduzca la deuda”. Que se les ha explicado por activa y por pasiva y siguen sin entender que es una póliza de tesorería.
Coinciden, claro está, Pedro e Israel, el que la gestión económica del equipo municipal ha sido muy satisfactoria y usan como fuerte y encomiable argumento, que siendo un año difícil, estando en crisis, con menos ingresos, han podido mantener los servicios sin reducción alguna y además han reducido la deuda. Aquí intentan meter un gran tanto.
Cristian que no está dispuesto a encajarlo, coloca la barrera de que las cosas se pueden hacer de otra manera y cubre portería con lo de la venta del matadero.
Entre uno y otro, contraparlantes y coincidentes (Pedro en plan explicativo) en que de alguna manera han de tirar para adelante haciéndose preguntas en apoyatura a su posición ¿qué hacemos: aumentamos los impuestos, rebajamos los gastos reduciendo o quitando servicios o personal?. Por lo que un bien que no le están sacando nada, (no van a vender la casa de Cultura) lo enajenan para poder seguir funcionando sin merma de servicios. Además le reprochan a su adverdsario que no dicen una sola idea de cómo solucionar la situación, que se limitan a la crítica, a que no se venda, que no es una oposición constructiva [¿no suena esto a algo semejante con lo que se dice a escala nacional, con distintos partidos en opuesta situación? (últimamente ha habido colaboración en pactos)].
Entonces Cristian tira de lo dos tipos de gastos: los prioritarios y los superfluos. [Estos “lebreles” van cazando cada vez con más astucia, pero no caen en replicar que le pueden “pagar con la misma moneda” cuando se cambian las tornas en referencia al gobierno nacional; donde allí, la oposición crítica la deuda pública y el exceso de gastos superfluos, y el gobierno contesta que le diga de donde quitan, qué servicios quitan o reducen, y de los llamados superfluos, se lo quitan de encima o desvían con que son el “chocolate del loro” (este loro ya debe estar harto; tacita a tacita que le dan unos y otros, en un sitio y en otro…)].
Ana, en la versión “sin gafitas” (¿por qué en el programa Almansa al día sin, y en otros con?), se presenta más discreta que otras veces en su vestimenta, siempre elegante, e igual de sonriente o más, dada la colaboración y comportamiento de estos jóvenes caballerosos.
Atento Antefaz
Coinciden, claro está, Pedro e Israel, el que la gestión económica del equipo municipal ha sido muy satisfactoria y usan como fuerte y encomiable argumento, que siendo un año difícil, estando en crisis, con menos ingresos, han podido mantener los servicios sin reducción alguna y además han reducido la deuda. Aquí intentan meter un gran tanto.
Cristian que no está dispuesto a encajarlo, coloca la barrera de que las cosas se pueden hacer de otra manera y cubre portería con lo de la venta del matadero.
Entre uno y otro, contraparlantes y coincidentes (Pedro en plan explicativo) en que de alguna manera han de tirar para adelante haciéndose preguntas en apoyatura a su posición ¿qué hacemos: aumentamos los impuestos, rebajamos los gastos reduciendo o quitando servicios o personal?. Por lo que un bien que no le están sacando nada, (no van a vender la casa de Cultura) lo enajenan para poder seguir funcionando sin merma de servicios. Además le reprochan a su adverdsario que no dicen una sola idea de cómo solucionar la situación, que se limitan a la crítica, a que no se venda, que no es una oposición constructiva [¿no suena esto a algo semejante con lo que se dice a escala nacional, con distintos partidos en opuesta situación? (últimamente ha habido colaboración en pactos)].
Entonces Cristian tira de lo dos tipos de gastos: los prioritarios y los superfluos. [Estos “lebreles” van cazando cada vez con más astucia, pero no caen en replicar que le pueden “pagar con la misma moneda” cuando se cambian las tornas en referencia al gobierno nacional; donde allí, la oposición crítica la deuda pública y el exceso de gastos superfluos, y el gobierno contesta que le diga de donde quitan, qué servicios quitan o reducen, y de los llamados superfluos, se lo quitan de encima o desvían con que son el “chocolate del loro” (este loro ya debe estar harto; tacita a tacita que le dan unos y otros, en un sitio y en otro…)].
Ana, en la versión “sin gafitas” (¿por qué en el programa Almansa al día sin, y en otros con?), se presenta más discreta que otras veces en su vestimenta, siempre elegante, e igual de sonriente o más, dada la colaboración y comportamiento de estos jóvenes caballerosos.
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