El Candil TVA, (3 – 3 – 11). El AVE “¿volará?”

En TVA El Candil (10 – 3 – 11), con ocasión de la declaración de no lesividad, y desde mi punto de vista personal, se charló (más que discutió, pues cada uno soltaba lo suyo) del tema ferroviario (más que del problema). Luego ya se fueron centrando e iban a la sustancia de la cuestión.

De tanto como se le dio a la “humeda”, escribó lo que pareció más interesante, con el riesgo claro está, de dejar muchos flecos y dobladillos sin considerar o nombrar siquiera.

Se profundizó un poco más que otras (numerosas) veces, pero poco más, sin mucha sustancia
la conversación se desvaía en comentarios insulsos de, si esto se va a realizar o no, que si uno ha oído, que si otro, sois incrédulos, que los hechos, hechos son, que si las vías vienen o van.; hablaban de lo que puede o no puede venir, que si a uno le han dicho, que si otro sabe; pero apenas nada, de cómo sería (bajo su punto de vista) el futuro ferroviario de la cuiudad y su incidencia en la propia ciudad y en los usuarios; no se detenían en valorarlo, ni mostrándose “rebeldes” (en su caso) en la defensa de lo que aún queda y que es más importante para el uso corriente. ¿O es que no hay que dar argumentos antes, para convencer; y no esperar a que te venzan?


Las llamadas telefónicas, que iban en direcciones paralelas y en el mismo sentido, muy razonadas, rompieron esa tendencia insustancial del debate, pero no sirvieron de mucho (posiblemente porque no quedase tiempo suficiente).

A Ernesto Cuenca se le echaba de menos en la mesa, para que se oyera una voz más incisiva, más sentida, defensora del transporte público que podemos perder. Y fueron muy potentes , claros y realistas sus razonamientos.

En una llamada (con la cual no puedo estar más de acuerdo) se proponen dos preguntas claras y una curiosidad; pero resultó descorazonador, pues solo se les plantea a los contertulios la curiosidad, duda u observación, respecto a como ven el tema ferroviario local ante las próximas elecciones. Además las respuestas fueron ambiguas [intentaremos que haya más servicios…, pero donde, en qué estación o estaciones? ¿dónde esosservicios se pueden conseguir?, no se oye ¡intentaremos con todas nuiestras energías y sapiencia, no perder y defender lo que tenemos, sino como se va a tener más servicios?], daban contestaciones insípidas [casi como si fuera un tema baladí], cortas, incluso menos de lo superconocido, sin determinación (aunque no sea de golpe sobre la mesa),demasiado formalistas, sin comprometerse enfáticamente ante los ciudadanos [todo esto distribuyéndolo entre ellos según corresponda, pues la postura de Serrano es conocida, a la esperta y recatada, pero Doñate está muy suave, no se la ve tan luchadora en este tema últimamente; y Bueno, pues sin decisión , sin determinación rotunda sobre sus actuaciones rivindicativas y como si se tuviera temor a comprometerse a que la ciudadanía tenga consciencia de con qué brazo político defensor tan corto cuenta.

En la última llamada se oyó la palabra autobús, por la lejanía de la estación hondal. Ahí ya se vio algún esbozo de profundización; aliviaría algo la incomodidad, pero no curaría pues tener que tomar un autobús, esperas y coincidencias con trenes; para coger el autobús para luego ir a Albacete (por ejemplo), vas y te coges directamente el autobús a Albacete; y no es eso lo peor, ¿es que iban a poner un servicio de autobuses que esté recorriendo la ciudad por si alguien va a coger un tren que pase a altas horas de la noche , o temprano o en día de fiesta, etc.?.

Le daban vueltas superficiales a si el Protocolo es o no papel mojado, [¿por que ha de serlo?; los documentos se suscriben para cumplirlos, y se va cumpliendo aunque sea a su velocidad o como una aplanadora ] y ahí esta el ACUERDO CUARTO, con lo de suscribir las tres administraciones [y no dicen nada absolutamente nada, de qué pasaría si quienes gobiernen no lo suscriben, de que influencia política tendría la posición que se adopte y como puede influir eso en los votos ciudadanos sabiendo la postura de cada partido…]. No sabiendo, al menos el pueblo llano del alcance de suscribir o no dicho convenio, ¡algo tendrán que decir en la propaganda electoral de este hecho ferroviario tan importante!. Imaginemos como en una secuencia cinematográfica, en la que cualquier parcido con la realidad es, o verdad o no coincidente: El PSOE: firmaremos, claro está. El PP: no sabemos, ya se verá en su momento. El grupo Independiente: no firmaremos, porque lesiona a los usuarios y no es lo mejor posible que se podría hacer. IU: no suscribimos algo que va en perjuicio de los ciudadanos, defendemos un tren para el pueblo y en el pueblo. A los nuevos partidos que se presentan, Almansa por la democracia y UPyD no les he oído “respirar” sobre el asunto.

Nadie entró a la otra pregunta, más o menos, algo así: ¿qué CONSECUENCIAS tendría para Almansa, el quitar la estación de aquí y llevarla al hondo?, ¡ahí los quería ver y oír!.

Entre ellas, a modo de ejemplo: quien haya de ir a Albacete, andando a la nueva estación es una pasada y más a cierta edad, si ha de coger un coche, pedir un taxi, un autobús si lo hubiere en horas intempestivas; va y coge un autobús directamente para Albacete. Si es a Valencia peor lo tiene, pero hay autobús en los Gabrieles. Si es a Madrid, te coges un autobús a Albacete (que además es gratis para los mayores) que te deja al lado de la nueva estación (estupendo juntas las estaciones intermodales) y desde Albacete tienes diferentes trenes para elegir.

Comentando algo de los tertulianos:

Bonete hace una pobre historia desvalazada, navegaba a la deriva con un Protocolo que parecía no conocerlo nadie, iba a contracorriente, tanto, que el oleaje le mojaba ¿por qué el Protocolo papel mojado?, es un documento oficial que precisamente sale a salvo del recurso de lesividad [formal], por lo tanto vigente ¿dónde pone en él que es una declaración de intenciones?. Hay hay una parte, lo del estudio informativo a suscribir en un posterior convenio, pero eso no es mojado, sino que se someterá a que se suscriba o no.

Luego, recreándose en su palabra, actúa a posteriori y viene a decir”no veis incrédulos como se va haciendo poco a poco y van avanzando las vías…”. No expresa las razones para la mejor estructura ferroviaria local; el viento lo zarandea según sople más o menos, tanto que lo lleva a naufragar en la simplona apreciación de que Almansa quedaría estrangulada, un motivo [para él supongo, aunque no dé otros con razonamientos incontestables, de quitar las vías actuales]. Cuatro llamadas le hacen ver su metedura de garrón, con lo que desmontan y casi ridiculizan su consideración; y cual náufrago solitario, anduvo errante y no despegó el pico sobre esta cuestión [cosa rara en él, que se trague algo…] ni entró en los asuntos cruciales que se avecinan sopesando beneficios o perjuicios respecto a la situación actual.

Anuncia que antes de seis meses se iniciarán las expropiaciones; sin dar su opinión (aparte del imperativo legal) ¿lo está deseando o no, o le da igual? ni valorando en qué medida perjudican y en cuanto benefician.

Del grupo Independiente no vino nadie; según informa J. L. Herández dicen que “no lo consideraran procedente”. No sabemos por qué; y sin una justificación no es precisamente favorecedor ante la ciudadanía el no contrastar pareceres.

Serrano estuvo consecuente con las determinaciones tomadas por su grupo, pero no entraba a fondo defendiéndolas, no demostraba que la viabilidad de las previsiones cuando se cumplan, ni como van a beneficiar cualitativa y cuantitativamente al común de los ciudadanos.

Es quien más claro tenía su posición y modo de actuación, se limitaba a verlas venir y, como el desarrollo de los hechos les va dando la razón. Recriminaba en cuanto se prestaba la ocasión, en la poca fe que algunos tienen en lo que están declarando los altos cargos políticos de su partido respecto a como será el paso de las vías por Almansa; pero nunca entraba tampoco a ensalzar lo negociado mediante el Protocolo y cantar la gran conquista y mejora que representa para los usuarios del ferrocarril.

El punto fuerte para el traslado daba la impresión que era, la construcción de una nueva estación, que ¡cómo va a haber dos estaciones!. Y ¿por qué no puede haber lo que sea necesario en función de los trenes que fueran a parar?; si por el hondo dada la lejanía y menor demanda y por consiguiente no fuese a parar ningún tren, pues no hace falta estación; pero por si acaso o si algunos parasen, no hace falta una gran estación, bastaria una miniestación en correspondencia con el servicio que tuviera que dar (acvtuar con lógica y no derrochando), o un apeadero moderno (semejante a las paradas modrnas de autobús) con n gran panel luminosoindicando tiempo de llegada del tren que va llegar, etc. (los billeteshoy día se podrían adqwuirir en la estación, en oficina en la ciudad, o incluso por Internet o agencias de viajes)

Bueno, se encontraba en una situación incómoda por aquellas declaraciones de su compañero Teruel, que dañaban la credibilidad de su grupo, a pesar de las explicaciones que dieran o es que no supieron llegar al ciudadano como que “una cosa es una cosa y la otra es otra”, es decir que siguen defendiendo la estación actual. Pero es de forma tan débil, sin bandos, ni convocatorias, como si quisieran pasr de tapadillo o a pies juntillas, cuando precisamente en las anteriores elecciones fue un detonante y un buche de votos por que eran quienes defendían la opción llamada centro mejor para la ciudad y ciudadanos. ¡Mira que si ahora los votantes se sienten traicionados por callar!.

No fue precisamente en general un bastión (en algunos aspectos sí) y no específicamente por él, sino a tono con su partido que parece remiso a pronunciarse con mayor determinación, en este asunto.

Por lo menos dijo algo de peso refiriéndose a llamada de que la demanda del servicio de trenes en una estación alejada sería con toda lógica menor y en consecuencia los servicios disminuirían, [iríamos por tanto a peor], pero no se detuvo casi, para ir sacando a la luz hasta que punto esto agravaría la situación.

Doñate estuvo en su línea, más ceñida que otras veces al resaltar la crucial importancia de tener una estación cercana (puso unos significativos y contundentes ejemplos), cómoda, viable, en la ciudad para así potenciar el uso de un trasporte público importantísimo [lo que importa poco a efectos prácticos, ni va a afectar en la voluntad de los que determinen la estructura ferroviaria, es: que si es algo tradicional que lleva muchos años, que es una de las estaciones más antiguas…, que si dejan el hondo agujeros o taludes, que si la estación tendrían que hacerla elevada, son pegas que no son fundamentales o que la técnica puede solucionar, ni siquiera es obstáculo lo de la inundabilidad, y ahí tienes a Bonete para decir que está preparada la obra para aguantar el diluvo universal. Lo importante es convencer que una estación alejada propicia un uso menor, decadente, precario].

Se la vio, defender con mesura de ánimo, como ve el panorama al tiempo que defiendía su posición razonadamente (eso es lo más impotante); es un tema en que la pasión es natural que se ponga de manifiesto, pues lo ferroviario precisamente es algo que toca de lleno en el nervio, es un servicio público, algo tan social que se debe dejar patente fortalecido por su ideología y que trasmita en la población que su grupo invariablemente está con lo que ha estado siempre , en defensa de los transportes públicos al más fácil alcance de los ciudadanos; echándole ahí todo el peso de la ética y de la razón hacia las clases más desfavorecidas, y presentándolo en contraposición de un AVE para la clase pudiente, y que en su beneficio pudieran arrastrar a la sociedad media y a los desfavorecidos a ir perdiendo servicios que son más baratos y accesibles.

Por un costado se daban razones argumentando en defender lo que consideraban idóneo y aún defendible; y por el otro lado no mostraban las bondades de su opción, no aireaban las posibles ventajas (salvo lo del estrangulamiento, que les fue rebatido), sino más bien acoplamiento a lo que viene impuesto, a conseguir lo menos malo, a señalar el poco margen de acción local, como que no hay nada que hacer, y ante lo que ni siquiera expresaban resignación por la impotencia de no poder conseguir lo mejor para Almansa.

Casi no se dijo nada que se prestase a posible réplica, a excepción de lo del futuro, como dando a entender que la ciudad vaya extendiéndose hacia el hondo. Y esto si que “chocaría” si lo hiciera los que prediquen: primero que son fervientes defensores de la ciudad compacta y segundo que declaren que el ensanchamiento de la ciudad es mejor por el Sur. Nadie hace la observación (incluso en una llamada final que resalta que hay mucho terreno todavía) de, que desde el casco antiguo de la ciudad, la gran parte, casi la totalidad de los terrenos hasta Rosales lo ocupan edificaciones de servicios educativos, culturales, deportivos y las residencias no densas para personas representarían poquisima población relativa (por lo tanto eso está ya ocupado) y al otro lado de Rosales, una zona que parece más apropiado para pequeños talleres y naves industriales, no pareciendo que ahí vaya a ir un conglomerado de viviendas con la autovía ya cercana y al otro lado de ella las vías; por lo tanto esa argumentación de futuro carece de solidez.

El AVE volará por el hondo ¿los demás pajarillos irán a rebufo detrás de él?.

No hace falta tener mucha imaginación para deducir que se habrá meditado en profundidad la extraordinaria y excepcional importancia de una decisión tan trascendente para Almansa y los lámansenos. Que si resultara bien, supondría un éxito para los que se han pronunciado por ese lado y que se añadiría a su bagaje y podrían sacar a relucir cuando la situación fuese propicia; mientras que si resulta ser perjudicial, dejaría la carga de un fracaso que los de enfrente airearían a la mínima ocasión, y lo más importante que el pueblo se acordaría de TODOS aquellos que no hicieron lo posible ardorosamente por conseguir lo mejor para la ciudadanía.
Que todo vaya bien

Cortesmente

Antefaz