Esta mañana quise, como en anteriores ocasiones, ver por la televisión el funeral por los dos soldados asesinados en Afganistán, que se ha celebrado en la Base Aérea General Alemán Ramírez en La Isleta, Las Palmas.
Mira por donde en ese acuartelamiento -entonces muy distinto a como es hoy- hice el servicio militar hace 53 años.
Una vez más el sinsentido de la guerra se ha cobrado dos nuevas víctimas, la del Sargento D. MANUEL ARGUDIN PERRINO y la soldado Dª. NIYIRETH PINEDA MARIN. Dos víctimas más -y van 96- de españoles que, dicen, están en misiones de paz pero a los que se les asesina en una guerra que no es nuestra.
El Suboficial ARGUDIN era gijonés, de 34 años de edad, casado y con un hijo, la soldado PINEDA, de 31 años, era madre soltera de un niño de 9 años, llevaba 7 en España y había dejado su Colombia natal para buscar un porvenir mejor para su hijo en nuestro país.
Pero lo que no podía sospechar cuando decidió venir a España es que vistiendo el honroso uniforme del Ejército de la patria de acogida, iba a encontrar la muerte en un lejano país. Ni siquiera el nuevo blindado Lince pudo resistir los 30 kilogramos de explosivo que los esperaba en la carretera, que los iba a matar y a herir muy gravemente a sus 3 compañeros.
He escuchado que la mayoría de las tropas destacadas en Afganistán han pedido que se les permita atacar, defenderse de los ataques de esos milicianos del mal, y no se les permite, deben ser conejillos de indias para los Talibanes, criminales y mafiosos que están desangrando aquel país.
Hermosa Homilía del Arzobispo Castrense, bonitos detalles del Príncipe de Asturias imponiendo la Medalla al Mérito Militar, con distintivo rojo, en los dos féretros y la entrega por parte del Coronel Jefe de la Base, de la Bandera, la gorra y la Medalla a los familiares. Se me ha estrujado el alma cuando he visto al hijo de la soldado PINEDA coger la Bandera, la gorra y la Medalla que su madre le ha dejado como herencia y señal de su inútil sacrificio.
He visto como los soldados, firmes, fuertes, serenos y serios entonaban el Himno de Infantería y La Muerte no es el final. Y el toque de silencio por la Banda, que ha dejado un poso de amargura en todos los rostros, semblantes de españoles que visten con orgullo el uniforme de su Patria.
Y mis ya cansados ojos han vuelto a sentir que afloraban las lágrimas y le he pedido a Dios que evite más muertes de compatriotas en lejanos países, que regresen sanos y salvos a España, que no son solamente sus familiares los que quieren que vuelvan, somos la mayoría de españoles, cansados de tanta muerte inútil, los que lo pedimos.
Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino,
que aunque morimos no somos,
carne de un ciego destino.
Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.
no es el final del camino,
que aunque morimos no somos,
carne de un ciego destino.
Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.
Cuando la pena nos alcanza
del compañero perdido,
cuando el adiós dolorido
busca en la Fe su esperanza.
En Tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya lo has devuelto a la vida,
ya lo has llevado a la luz.
Ya lo has devuelto a la vida,
ya lo has llevado a la luz.
del compañero perdido,
cuando el adiós dolorido
busca en la Fe su esperanza.
En Tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya lo has devuelto a la vida,
ya lo has llevado a la luz.
Ya lo has devuelto a la vida,
ya lo has llevado a la luz.
Cuando, Señor, resucitaste,
todos vencimos contigo
nos regalaste la vida,
como en Betania al amigo.
Si caminamos a tu lado,
no va a faltarnos tu amor,
porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.
todos vencimos contigo
nos regalaste la vida,
como en Betania al amigo.
Si caminamos a tu lado,
no va a faltarnos tu amor,
porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.
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