CHOCHOS, PIJOS Y PESPUNTES. (10)

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QUERIDÍSIMOS AMIGOS Y AMIGAS, OS PROMETÍ QUE OS CONTARÍA MI VIAJE A CHOCHOLANDIA Y A MI REGRESO ME PONGO A RELATAROS EN VERSO, QUE ES LO MÍO, TODO LO ACONTECIDO EN TAN MARAVILLOSO PAÍS. ALLÍ LOS MACHOS SON MUY FLOJOS, FOLLAN MENOS QUE UN ZAPATO VIEJO EN UN BACHE. NO TENGO PALABRAS PARA DESCRIBIR LA HERMOSURA DEL PAISAJE Y DEL PAISANAJE, MÁS LO SEGUNDO QUE LO PRIMERO Y SOBRE TODO DE LAS HEMBRAS. NO HAY EN TODO EL ORBE ORBITAL UN PAÍS CON TANTAS MUJERES HERMOSAS, GUAPAS Y CALIENTES. HE REGRESADO ECHO POLVO, CON EL TANGANILLO DESPELLEJADO POR TANTO COMO HE FOLLADO. LEAN, LEAN Y VERÁN.

CHOCHOS, PIJOS Y PESPUNTES. (10)

Por el Marqués de la Bragueta.

Lo primero que diré es que Chocholandia está junto a la Aurora Boreal y se habla el chochonel. Tiene una sola frontera con su hermana Pijolandia, que antes era Nabolandia y son nombres de cantera. Tuve que hacer tres etapas para llegar al país y al no haber ferrocarril lo hice por calandrapas. En burro fue la primera, la segunda en dromedario y en biscuter centenario la que por fin fue tercera. A su capital llegué, que se llama Chocholan, y como estaba echo un flan al besar me equivoqué. Pues no besé a la Alcaldesa porque estaba atolondrado y lo hice a un jorobado con chepa como una artesa. La Alcaldesa me miró y luego miró al chepado, después me dijo: Atontado, que la Alcaldesa soy yo. Me disculpé y le pedí que a palacio me llevara, le canté allí la tarara y el chumino le cogí. Nada más cogerle el chocho se desnudó la Alcaldesa, se tendió sobre una mesa y le encasqueté mi tocho. El chumino de la Edil era como un azafate, o como el casco de un yate, y más pelo que un mandril. De entrada le eché dos quiquis sin sacarla del chumino, después me chupó el pepino y me hizo un curriquiqui. A cuerpo de rey estaba y lo único que hacía era follar todo el día pues ella me lo empinaba. En su boca lo metía y ansiosa me lo chupaba y luego ella me decía: tu polla me tiene atada.	Había tres camareras que eran las encargadas de tener bien preparadas camas, mesas y bañeras. Cierto día la Alcaldesa tuvo fiebre y el moquillo, que le afecto al chuminillo, la dejó como pavesa. Y entonces yo le informé que nunca podía dejar cada día de fornicar y me hizo el paripé. Llamó a las tres camareras y les dio una orden tajante: Que cogieran mi volante y follaran como fieras. Estuve más de seis meses follando a las camareras en el catre, en las bañeras y jamás hubo reveses. Y cuando al fin se curó la Alcaldesa calentorra fue y me agarró la chorra y en su chocho la metió. Pero si antes su apetito era follar locamente ahora era más ardiente y no se hartaba de pito. Cuando el astro sol lucía follaba a las camareras pero las noches enteras con la alcaldesa lo hacía. Pero queridos amigos fornicar con tanta tía puede crear apatía aunque tengan buenos higos. Por eso no lo pensé cogí el portante y me vine aunque con ellas convine dentro de un tiempo volver. Quiero curarme la polla, porque está despellejada, y cuando esté preparada iré a meterla en la olla. Que me espere la Alcaldesa y también las camareras, porque ya no tengo ojeras y se me pone muy tiesa. Prepara las antojeras que aunque seas Alcaldesa te voy a tender en la mesa y verás lo que te espera.