Antes le tenía miedo a la esquizofrenia... ahora ni eso. Me gustaría empezar (si los presentes en la sala me lo permiten) la entrada de hoy haciéndole un guiño a Dani (guitarra, efectos extraños, y muchas otras cosas a nivel amistoso-festivo), acordándome mucho de cuando, en nuestra sala (salita) de ensayo, abre su lata de birra e imita a Bender diciendo... "oooh mi cañiiiitaaaaaah!" jaja. Las jornadas domingueras de laboratorio de LCDB no serían lo mismo sin tí, chato ;)
Estoy de buen
humor... estoy de muy buen humor. Es mi momento, uno de los mejores del día,
probablemente el más placentero de un miércoles cualquiera de diciembre, dos
días antes del Apocalipsis. Noto como mis células se regeneran y mi cerebro se
desconecta (de las mil cosas que suelo llevar en la cabeza)... mis pupilas se
dilatan... y mis ojos se relajan tras mis gafas de sol... y empiezo a desafiar
a ese blanco crepúsculo que acecha a mi piel por estas fechas... porque estoy
al aire libre, en una terracita cualquiera de una ciudad como Valencia, donde
-como decían los Iron Maiden cuando vinieron a tocar la última vez- hay 300
días de sol al año (por cierto, ¿sabéis que Bruce Dickinson pilota aviones
comerciales, y trajo a más de cien fans desde Londres hasta Valencia?? Que puto
amo no??). Y qué solecito en Valencia. Y qué temperatura más suave para lo que
es estar en Navidades... uf.
Fíjate si
estoy de buen humor que me han llamado de Orange, y a la chica latina que me
hablaba le he dicho "...claro que me interesa cambiar de compañía
señorita, cuéntemelo todo".
Pero no
estoy solo. Estoy en muy buena compañía. Creo que cuando sea jubilado, estaré
cojonudamente todos los días por la mediodía con esta misma compañía impagable.
Una caña y un buen libro. Sí, es mi momento de regeneración, de encontrarme
conmigo mismo, y con los elementos esenciales que componen la Tierra. El
Mamapacha; El tchi. El momento es perfecto. La caña esta fresquita, dorada y
burbujeante, como siempre (no puedo describir lo que se siente cuando corre
vibrante por la garganta). Y el libro es bueno, sin duda (no suelo leer
novelas, leo cosas más raras). Lo único que me inquieta en este momento, es
precisamente el pensamiento fugaz de que media España (la otra media no porque
son tíos) se está leyendo y ruborizando al compás de 50 sombras de Grey... y
yo, inocente de mí, me estoy leyendo un libro sobre Google. Me he leído muchos
libros raros en los últimos años, pero ese es otro tema del que quizás hable
otro día.
En fin,
moraleja... que os pido, os animo, os ruboriz... o sea quiero decir, os
sugiero... que por favor luchéis todos los días de vuestra vida (o al menos
varios días por semana), por reservar un momento cañalibro (o similar) para vosotros
mismos. Una hora al día, hora y media, o tres cuartos. Y que a ser posible, os
de el aire durante esos preciosos momentos. Y si el bar es decente, que te
mejoren aun más esos minutos con unas olivitas o almendras fritas (o si es de
esos bares anti-crisis donde te ponen una tapa elaborada con cada caña, ya ni
te cuento!!). De verdad, amigos y amigas, que el resto del día se vuelve
bastante diferente (para mejor), cuando tomas esa sanísima costumbre... Que
nadie, ni nada, os quite vuestro momento... para reencontraros con vosotros
mismos ;)
...Y me tomáis complejo
vitamínico a partir de los 30 por-fa-vor!! (robado de Emilio Duró en su
fantástica conferencia del video de 2h que circula por la Red).
(Se me ocurrió escribir lo anterior viendo esto... http://www.youtube. com/watch?v=YyhgT3vN0oE).
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