Hay ruido, mucho ruido. Música alta y gente que se mueve. Voces que te gritan, que te piden cosas. Abrazos, caras sonrientes, choques de manos y alguna foto. También choques entre cuerpos, y sudor. Ha sido así durante horas. Ruido, ruido, ruido. Te vas del sitio. Todo lo grandilocuente se va difuminando en mi cabeza con un extraño efecto reverb y aún se hace más difícil de soportar. Al final cierras la puerta de la habitación y todo hace "ssshhhuó!". Silencio. Sólo queda un agudo zumbido en mis oídos. Y nadie más. Dios... no hay término medio hoy, por lo visto. Al fin, descanso, pero... ¿cómo puedo convivir con ese contraste que vivo tan a menudo, pasando de cien a cero en un segundo? Creo que sé cómo llevarlo, pero no sé si a la larga me volveré loco. No es que esté muy cuerdo yo, pero al menos aún sé que hay una cuerda floja de cordura sobre la sigo avanzando, no sin dificultad.
No hace falta ser famoso para estar metido a menudo en tales berenjenales. Sólo ser sociable y asumir que esa es tu vida y tu trabajo, porque por algún motivo difuso empezaste con esto y ya no lo puedes dejar. El caso es que para no deteriorarme demasiado y poder reiniciar mi sistema, busco intencionada y a veces obcecadamente ese silencio, esa soledad y esa paz que no siempre encuentro. Para leer, para pensar, para crear. Para poder refrescar mi mente y mi espíritu.
De nuevo me hallo en cualquier bar, con mi libro. No necesito hablarle a nadie, ni sonreír, ni nada. Por suerte o por desgracia, ya tengo demasiado de aquello. No sé qué sería peor, si vivir en un incesante escenario rodeado de gente, o vivir en soledad. Creo que a ese nivel, la vida es una cuerda floja de cordura sobre la que conviene andar. A un lado, el tumulto. Al otro, la soledad del cuerpo y el espíritu.
Cuánta gente ha perdido el juicio por quedarse demasiado tiempo en uno de esos dos extremos. De momento, soy consciente de ello. Me gusta saltar a un lado y a otro con frecuencia, creo que es peligroso y a la vez, sano. Si pasase demasiado tiempo sin subirme a la cuerda, o sin poder cambiarme de lado, sí que terminaría por enloquecer seriamente. Mientras sea capaz de controlarlo, creo que habrá canciones. Sobre el filo anda, bajo el sueño crea.
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