«En
tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto
revolucionario».
George Orwell
Cuando
anoche le contaba a un amigo, la colección de “eufemismos” con
la que iba a
comenzar mis escritos de este año, me recordaba él la similitud de estas manipulaciones con la neolengua inventada por George Orwell en su célebre ensayo “1984” y todo aquello del Gran Hermano. Es curiosa y muy pertinente la correlación porque lo que nos adelantó este escritor y periodista británico (aunque nacido en India), fue toda una lengua que supuestamente sería la oficial de Oceanía y que habría sido creada para resolver las necesidades ideológicas del poder dominante que nos describe en su muy buena novela. Nada nuevo bajo el sol que no se hubiera ya debatido en la “teoría de la relatividad lingüística," según la cual, debido a la influencia de la lengua sobre el pensamiento del hombre, si alguien logra controlar la lengua que la gente aprende, también lograría controlar el pensamiento y, por tanto, el poder.
comenzar mis escritos de este año, me recordaba él la similitud de estas manipulaciones con la neolengua inventada por George Orwell en su célebre ensayo “1984” y todo aquello del Gran Hermano. Es curiosa y muy pertinente la correlación porque lo que nos adelantó este escritor y periodista británico (aunque nacido en India), fue toda una lengua que supuestamente sería la oficial de Oceanía y que habría sido creada para resolver las necesidades ideológicas del poder dominante que nos describe en su muy buena novela. Nada nuevo bajo el sol que no se hubiera ya debatido en la “teoría de la relatividad lingüística," según la cual, debido a la influencia de la lengua sobre el pensamiento del hombre, si alguien logra controlar la lengua que la gente aprende, también lograría controlar el pensamiento y, por tanto, el poder.
Mira
por donde, fue
Eric Arthur Blair, (su auténtico nombre) quien nos dejó muy clarito
que a través del lenguaje se difunden determinados conceptos
ideológicos que pueden ser totalmente opuestos al significado
original de la palabra o idea en cuestión. Vamos que no se trata de
suavizar decorosamente una expresión que por si misma es dura o
malsonante, como define el RAE al término “eufemismo”, sino que
cómo reconocía el propio Orwell, de lo que se trataba no era
tampoco de inventar un nuevo idioma o neolengua, ni una nueva forma
de expresión, sino de penetrar en lo más profundo de la ideología
del “status quo” o dicho claramente la
manipulación extrema de la lengua con fines políticos.
El
fin último de la neolengua Orwelliana no era aumentar la capacidad
de razonar o pensar sino, antes al contrario, de reducirla mediante
la disminución de las palabras más usuales y cotidianas de la jerga
política, que muy bien aireaban los mass media, siempre afectos al
régimen.
Hoy
la neolengua, los eufemismos, o las paradojas, sustituyen a las
mentiras -que tampoco se han erradicado- y eso del “oxímoron”
podemos verlo, tanto en la calle, como en la política.
- A nivel POÉTICO, un “oxímoron” es una figura literaria que usa dos conceptos opuestos en una misma expresión. Son clásicos conocidos los “apresúrate lentamente” de César Augusto, la “luz obscura” de los gnósticos, el “fuego helado” o el “hielo abrasador” de Quevedo, la “soledad sonora” y la “música callada” de San Juan de la Cruz, los “espantosos placeres” y “dulzuras horrendas” de Baudelaire, el “villano hidalgo” y el “cuerdo loco” de Lope de Vega o la “graciosa torpeza” de José Luis Borges. Placer doloroso, luminosa obscuridad, silencio atronador, ciencia oculta, copia original, instante eterno, calma tensa, amarga victoria o dulce derrota, son otros tantos y bellos ejemplos de esa especie de paradoja llamada “oxímoron”.
- A nivel POPULAR, es muy corriente el “oxímoron” de uso común, ya sea en una sola palabra como agridulce, claroscuro, tragicómico, altibajos, vaivén, o en varias, como es el caso del “secreto a voces”, del “lavado en seco”, del “gas líquido”, del “pequeño gran hombre”, del “muerto viviente” o del contradictorio “casi seguro”.
- Modernamente, en lo que podríamos llamar POLIÉTICA, y aunque nunca lo acepten sus creadores, hay parejas de palabras que chocan cuando van juntas o incluso cuando la una niega a la otra. Así lo suele recordar mi amigo Arcadi Oliveres en alguna de sus conferencias: El “Fuego Amigo”, la “Banca Ética” y la “Inteligencia Militar”, o también los “daños colaterales”, el “ejército pacificador” o el Crecimiento negativo, por poner solo unos ejemplos. Con estos últimos, que aunque no sean tan evidentes como los anteriores, si que hace falta un cierto espíritu crítico para entenderlos, nos aproximamos al cuarto bloque de ejemplos que ya no son ni tan poéticos, como los primeros, ni tan usuales como los segundos, ni tan críticos, como los terceros, sino totalmente perversos, torticeros, falsos y cínicos. Son los mal llamados eufemismos políticos actuales.
- Por eso, en la POLÍTICA, como si de despistar o confundir a la ciudadanía se tratara, los políticos mediocres inventan día a día “falaces eufemismos” para tratar de mantenerse en el puesto, manipulando la realidad. Además de robar al lenguaje su autentico significado, pervierten las banderas que tradicionalmente han enarbolado los defensores de la ética, la moral, los valores y la izquierda.
Hablando
de manipulaciones del lenguaje, yo nunca olvido los nombres que
George W. Bush ponía a sus campañas de guerra o “cruzadas contra
el terrorismo” cuando las denominaba “Justicia
Infinita”
o “Libertad
Duradera”
tampoco se escapan a mi recuerdo esas formas que tenía Ronald Reagan
para evitar hablar de los “asesinatos” en el Salvador cuando
hablaba de “Privaciones arbitrarias de la vida”; y, por supuesto,
tampoco olvidamos esos tres eufemismos que tanto cabreaban a Orwell
en 1984: Llamar “pacificación” al bombardeo de pueblos
indefensos; “Transferencia de población” o “Rectificación de
fronteras” a la expropiación de granjas y expulsión de
campesinos; o “Eliminación de elementos no fiables” a meter en
la cárcel o incluso al dar un tiro en la nuca.
Y
ya sin más circunloquios, recogemos las últimas 13 perlas de esta
neolengua política de 2013, con la esperanza de que puedan ser
erradicadas a partir de este recién estrenado año:
- No es “Cadena Perpetua”, lo que Gallardón introduce en la Reforma del código penal español sino “Prisión Permanente Revisable”.
- No es “Bajada de Salarios”, lo han usado tanto Zapatero, Rubalcaba, o Solbes como De Guindos, sino “Moderación salarial”, o “Contención salarial”, aunque el ministro Montoro mentía directamente y sin eufemismos: “Los salarios no están bajando”.
- No existen los “Desahucios” para el gobierno de Cospedal,” que de hecho pidieron por escrito que se evitaran también las palabras “desalojo”, “alzamiento” o “privación de vivienda”; así cuando escribían a las familias para echarlas de sus casas tenían que inventar giros como que “el impago producirá los efectos previstos en la normativa”.
- No fue un “Rescate”, lo que hizo Alemania con nosotros, sino una “línea de crédito” o incluso un “Préstamo en condiciones ventajosas” según Luis de Guindos, aunque ya acaban de reconocer que no devolverán los 38.000 millones prestados a la banca.
- No son “Recortes”, las reducciones presupuestarias en Sanidad, Educación, Pensiones o Dependencia, sino “Reformas Estructurales necesarias” según Rajoy y todo su equipo económico.
- No hubo “Crisis”, Según Zapatero; lo que había era una “Desaceleración Transitoria” o incluso meros “Brotes Verdes” según su vicepresidenta económica, Elena Salgado.
- No hubo después “Desaceleración” de nuestra economía, sino como dijera el presidente Rajoy un “crecimiento económico negativo”.
- No existe la “Emigración” de nuestros jóvenes, que no es que se vayan, sino que disfrutan de la “movilidad exterior” que dijera la ministra de empleo Fátima Báñez, ni existe nada de eso que otros llaman “Fuga de cerebros”, sino que más bien es un “motivo de optimismo y un efecto muy positivo tanto para nuestra economía como para sus retos futuros”, según la Sra. Aguirre.
- No hablamos de “Subidas de impuestos” sino de un “Recargo temporal de solidaridad” como definió la vicepresidenta Soraya Saéz de Santamaría a una de ellas.
- No existe el “Copago sanitario”, ni el “Repago” objetivo; aquí el ocurrente fue Arthur Mas cuando se refería al "Ticket moderador” sanitario".
- No habrá subida de IVA, como el PP prometió por activa y por pasiva, pero cuando hubo que llevarla a cabo ya se referían a una especie de “gravamen adicional”.
- No hay “Separación Matrimonial” si de una princesa española se trata, solamente hay un “cese temporalmente de la convivencia”, según las palabras oficiales de la Casa Real.
- Y desde luego que nunca hubo “contratos velados” ni “Pagos ocultos”, ni “despido”, ni “finiquito” a Bárcenas para taparle la boca sino que cuando se pillaron, Mª Dolores de Cospedal inventó aquello de la “indemnización en diferido”.
(*) Luis Ángel Aguilar Montero es profesor jubilado
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