Por los difuntos Marqués de la Bragueta y Marquesa
de la Braga.
Sí, queridos y muy amados
amigos terrícolas, vamos a seguir contando lo que diariamente observamos en
este sin par lugar. A cualquier hora vemos aparecer a Dios o a Jesucristo, para
hablarnos, para decirnos palabras amables y cariñosas.
Lo tenemos aquí, con
nosotros y junto a su Padre, mirando a la Tierra y llorando por los pecadores, los que ignoran sus palabras y no piensan que solamente tienen una vida, y
muy corta. Si recapacitaran, si por una
sola vez comprendieran que no vale la pena ser poderoso por unos pocos años y
que van a pasar miles de años en las tinieblas del Infierno, tal vez cambiarían
su malsana forma de ser y de actuar contra sus hermanos.
Mi esposa y yo fuimos en la
Tierra unos irresponsables porque solamente vivíamos para la buena vida, para
apaciguar los instintos sin percatarnos que había hermanos que carecían de todo
y nos les ayudábamos. Nos dimos cuenta demasiado tarde, cuando fuimos a parar
al Purgatorio a purgar nuestros desmanes. Fue allí donde nos percatamos de lo
infames que fuimos, de la carencia de sentimientos nobles y de humanidad.
A veces, sentados sobre el
musgo, entre hermosos árboles, arbustos y plantas aromáticas, pensamos en las
palabras de Jesús: Yo soy el camino, la
verdad y la vida. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, y
con toda tu mente. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Hay más dicha en dar que
en recibir. Amaos los unos a los otros. En esto conocerán que sois mis
discípulos.
No juzguéis a los demás si no queréis ser juzgados. Porque con el
mismos juicio que juzguéis habéis de ser juzgados, y con la misma medida,
seréis medidos vosotros. Y yo os digo: Pedir y se os dará, buscar y
encontraréis, y llamar y se os abrirán las puertas. Porque todo aquel que pide,
recibe, y el que busca, encuentra; y al que llama se le abrirá.
Nosotros no nos preocupamos
nunca del que necesitaba de todo, hasta de amor. Vivíamos tan solo para
disfrutar de todo lo que la vida nos regalaba, sin acordarnos del pobre, del
humilde que pedía y no recibía. Nuestra existencia
era pareja a la de muchos terrícolas: vivir para disfrutar de todos los
sentidos sin hacer nada por los que teníamos a nuestra vera careciendo hasta de
lo más necesario.
No fuimos ni siquiera
capaces a denunciar al rico que para hacer gala de sus riquezas, no ya que
ofendía a Dios, sino que era capaz de denunciar al vecino con falsedades y
mentiras, utilizando Abogados que, por una minuta, eran también capaces a
tergiversar la verdad para que el Juez sentenciara a su favor. Todos esos
poderosos y la mayoría de los Letrados pagarán sus felonías, que no os quepa la
menor duda.
También dijo Jesús: Conoceréis la verdad, y la verdad os hará
libres. Es más fácil que pase un
camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el Reino de los Cielos.
Ese hermoso planeta que nos
regaló Dios, que lo mires por donde lo mires es un dechado de belleza, armonía,
hermosura y vida lo están estropeando entre todos, pero sobre todos son los
políticos los que tienen en sus manos la posibilidad, y el deber, de
conservarlo para el disfrute de miles de futuras generaciones.
El dinero, el poder, la
avaricia y la mezquindad de los poderosos están propiciando la desventura de la
humanidad. ¿Cómo es posible que sigan muriendo millones de niños por falta de
alimentos y medicamentos mientras se despilfarra el dinero en material bélico,
en guerras fraticidas?
¿Cómo es posible que el 20%
de los humanos posea el 80% de la riqueza del mundo? ¿Es que son capaces de
mirar para otro lado cuando ven a niños rebuscando entre la basura para
llevarse algo a la boca y aliviar el ruido de las tripas? ¿Es que no les
remuerde la conciencia cuando ven a seres en los huesos y la piel, hambrientos,
y los ojos llorosos por tanto sufrimiento?
Que nadie piense que son las
ideologías de derechas las que propician tanto dolor para sus congéneres, las
de izquierdas son igualmente
responsables porque también han permitido el dolor de sus hermanos.
Nosotros conocimos a comunistas, socialistas y a hombres y mujeres de izquierda
igual de generosos y honrados como los de la derecha. Y tan malos eran los de
la izquierda como los de la derecha cuando asesinaban, violaban los derechos
humanos y consentían el despilfarro de los recursos humanos sin atender las
necesidades de los pobres.
Pero todos esos infames ya
están pagando sus desmanes, todos están donde se merecen, en una celda de
castigo en el horroroso Infierno, pagando su egolatría, su maldad y su falta de
amor para con sus semejantes. Tuvieron oportunidad de redimirse pero no lo
hicieron porque su falta de FE los hizo acreedores al castigo Divino.
Jamás tuvieron en cuenta
estas palabras de Jesús: Si solo amas a
los que te aman, no estás haciendo nada extraordinario porque hasta los
incrédulos lo hacen. Y si solo haces el bien a los que te hacen el bien, que
tienes de extraordinario. Aun los pecadores lo hacen. Ama a tu enemigo, hazle
el bien. Tu recompensa será grande y te estarás comportando como un verdadero
hijo de Dios.
LA MALDAD HUMANA TIENE SU ANTÍDOTO: LA FE EN EL SUPREMO HACEDOR, QUE
LES PUEDE HACER RECAPACITAR Y QUE REINE EL AMOR COMO HERMANOS. TAN SOLO ES
NECESARIO VOLUNTAD CRISTIANA.
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