Poemas ripiosos eróticos-irónicos-festivos (LXIV)

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MONTARON EL CHIRINGUITO. (2ª parte)

Para el Duque de Picha torcida.

Por el Principe del Chilindrón (polla chica y maricón).

Anunciáis el chiringuito en la prensa provincial y veréis como al final tendréis cada una un pito. Regalar vuestros encantos y estar siempre perfumadas, bien vestidas y aseadas y así tendrés a unos cuantos. No tengáis jamás un chulo y si alguno os agrada cuando la tenga empinada os la metéis en el culo. Os daré varios consejos y es que si llega un muchacho, que se porte como un macho, que disfrute tres conejos. Que folle con cada una hasta hartarse de chumino y después coja el camino para coger aceituna. La pastilla habréis de usar o el condón puesto en el pijo, así no tendréis un hijo y ni el sida os matará. De gozo las tres saltaron y besaron a su hermana, y aquella misma mañana a la capital llegaron. El anuncio que insertaron decía así, más o menos: Chuminos y hermosos senos que de follar no se hartaron. Y al día siguiente tenían varios tíos esperando, que se las fueron follando y que ellas se repartían. En la primera jornada cada una folló con cinco, poniendo todo su ahinco en no terminar cansada.

Aquello iba viento en popa y en pastillas y en condones se gastaban los doblones dándole al chumino estopa. Un día llegó un cerrajero con la polla como un leño, galanteador y risueño que las folló al retortero. Hicieron cama redonda y mientras a una follaba la pipa a otra le chupaba hasta ponerla cachonda. Pero son muchos tres chochos y por muy macho que seas si con las tres te apareas quedarán los huevos pochos. Y aunque la lengua empleaba dándole descanso al nabo, se le fue aflojando el rabo y al final ya ni follaba. Y un día les dijo a las nenas: Mi pijo es moco de pavo, lo miro cuando me lavo y me entran grandes penas. Le dieron la papeleta porque ya no les valía y al llegar el nuevo día se les presentó un paleta. Por estar lleno de yeso lo metieron en la ducha y al cogerle la cachucha de un tirón se puso tieso. Entre ellas se miraron, pues las tres lo deseaban, a los chinos lo jugaban y las tres se lo tiraron. El albañil les duró algo más que el cerrajero y al follar sin chubasquero a las tres embarazó y tres niñitos parieron tan negros como el carbón.