CHOCHOS, PIJOS Y PESPUNTES. (19)

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AMIGOS DEL ALMA MÍA, FIELES SEGUIDORES Y ADMIRADORES DE MI POEMAS RIPIOSOS, IRÓNICOS, SABROSONES Y SALEROSOS. SIEMPRE OS TENGO EN LA MENTE Y, JUNTO AL RECUERDO DE MI SIEMPRE AMADA ESPOSA, SOIS LOS QUE ME OBLIGAIS A SEGUIR EN ESTA ARDUA TAREA DE ESCRIBIR PARA DELEITE VUESTRO. NO ME CANSARÉ DE REPETIRLO, DE NO SER POR EL PODEROSO INFLUJO QUE SOBRE MÍ EJERCE MI RECORDADA PARIENTA, CREO QUE NO SERÍA CAPAZ DE ESCRIBIR NI UN VERSO. Y TAMBIÉN DEBO CONTAROS QUE SIGO RECIBIENDO AGASAJOS, NOMBRAMIENTOS Y TÍTULOS Y SON YA TANTOS QUE HE DECIDIDO HABILITAR UNA SALA PARA TENERLOS TODOS JUNTOS Y ENMARCADOS. YA PASAN DE LOS 365 LOS QUE TENGO COLGADOS. Y ENTRE LOS ÚLTIMOS ESTÁN EL DE CAMARERO MAYOR DE LA HERMANDAD DE LA SALCHICHA ENANA, EL DE CABESTRERO ENSOGADO DE LA ILUSTRE COFRADÍA DE LA CHIRLA RIOJANA Y EL DE TRANSPUNTE PUNTERO DE LA ARCHICOFRADÍA DEL COCHINO BELLOTERO.

CHOCHOS, PIJOS Y PESPUNTES. (19)

Por el Marqués de la Bragueta.

Queridos y amados míos, en Chocholandia aun sigo y a la Alcaldesa le digo que folle con menos bríos. Pues la tía se vuelve loca cuando la verga le meto y yo a ella me someto cuando me muerde la boca. De las veinticuatro horas, que las tiene cada día, me la tiro en la alcaldía follando y comiendo moras. En el Guinnes debo estar pues el record que he ganado es por los polvos que he echado en un mes, un centenar. Tres polvos de una tacada les echo a las camareras y conocen las maneras de practicar la mamada. No se les resiste nada, ni posturas ni puñetas, usan sus chochos y tetas y sus bocas sonrosadas. Tengo el pijo amoratado, el bolo como una pasa, y con pomadas y gasa me encuentro algo aliviado. Le he pedido a la Alcaldesa que me rebaje de rancho porque ahora tengo el gancho lo mismo que una pavesa. Me mira muy fijamente y cabreada me espeta: Si no te abres la bragueta te arranco entero el pariente. Cuando le mostré mi pijo, que estaba envuelto en gasas, se lo tomó como a guasa y fue entonces cuando dijo: Una Moción de Censura voy a pedir al Senado pues tu pijo, estropeado, puede ir a la basura. Si no lo cura el Galeno llamaré a mi Pitonisa y si no lo cura aprisa Marqués, te veo en el cieno . Me dio un ataque de risa, le hice un corte de mangas y le bailé una pachanga. Fue y me quitó la camisa y ella se quitó su tanga.

Permanecí quince días entre gasas y algodones y estaba hasta los cojones de sus prisas y manías. Me agarraba por el cuello y a la cama me llevaba y si no me la follaba me cortaba hasta el resuello pues me cogía la cabeza la metía entre sus piernas y con palabras muy tiernas me decía: Chupa maleza. Y escapatoria no había me obligaba a que le diera lengüeteados como un fiera en el pipón que tenía. Tan grande era la pepita que parecía un badajo, fea como escarabajo y encima de su rajita. Cada vez que se corría se podían oír los gritos, los lamentos y los pitos como un tren de cercanías. La almohada la encharcaba con varios litros de babas y asombrado te quedabas de los saltos que pegaba. Una media hora tardaba en recobrar la consciencia y yo, con mucha paciencia, el chocho le acariciaba. Pero lo que no aguantaba es que cuando se corría, de noche como de día, un pedo se le escapaba. La cosa tenía un pase si es que la estaba follando pues el peo salía tronando sin alcanzarme los gases. Pero si le estaba dando con la lengua en la pepita lo recibía en la carita y había que salir trotando. Hay que tomar precauciones si follo con la Alcaldesa; echarle un par de cojones y hacérselo a la francesa. Averiguar que ha comido y si fue carne o pescado le haces un relamido. Pero si comió habichuelas o tal vez un buen cocido deja la pipa a dos velas antes de quedar transido.