CHOCHOS, PIJOS Y PESPUNTES. (26)

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MIS AMADOS Y SIEMPRE RECORDADOS ADMIRADORES. HABÍA DEJADO DICHO QUE JAMÁS ESCRIBIRÍA UN POEMA ERÓTICO Y RIPIOSO MÁS YA QUE EL SEÑOR ANTEFAZ ME HABÍA HECHO AÑICOS CON SUS DESAFORADAS CRÍTICAS, QUE ME LLEVARON A TENER CALENTURAS, ESPASMOS Y A QUE NO SE ME EMPINARA EL PIJO.
HE PASADO UNA TEMPORADA ALICAIDO, ATONTADO Y ESCACHIFOLLADO, LLORANDO A MOCO TENDIDO PORQUE NO SE ME ALCANZABA QUE HABIENDO RECIBIDO TANTOS TÍTULOS, HONORES Y AGASAJOS LLEGARA UNA PERSONA Y ME DIJERA LO QUE DIJO DE MI.
MENOS MAL QUE MI BELLA ESPOSA, QUE DEBIÓ DARSE CUENTA DESDE DONDE SE ENCUENTRA, SE ME PRESENTÓ ENTRE SUEÑOS Y ME DIJO QUE NO HAGA CASO A MEDIOS HOMBRES HABIENDO HOMBRES ENTEROS Y, CLARO, LE HICE CASO Y HE VUELTO A RENACER PARA GLORIA Y PREZ DE LA CULTURA Y DE LA POESIA ERÓTICA.
Y PARA QUE EL SEÑOR ANTEFAZ SE ARREPIENTA DE SU INFAMIA, VOY A RESTREGARLE POR EL HOCICO LOS ÚLTIMOS TÍTULOS QUE ME HAN SIDO CONCEDIDOS, Y QUE YA HE RECOGIDO. HE SIDO NOMBRADO ALCAHUETE MAYOR DE LA HERMANDAD DE LA SOPA DE AJO; TRABUCAIRE TROQUELADO DE LA COFRADÍA DE LA SARTEN ENANA Y CAPUCHINO ENSOGADO DE LA COMPARSA DE LOS CABALLEROS BIZCOS.

CHOCHOS, PIJOS Y PESPUNTES. (26)

Por el Marqués de la Bragueta.

¡Virgen de la Tomatera, Abogada del Churrasco! Como un culo me da asco me follaré a la estanquera. La estanquera es muy morena, las tetas como melones con dos enormes pezones de los que quitan la pena. Tiene una mata de pelo que le llega a la cintura y cuando anda procura sujetarlo con pañuelo. Su culo manda cojones, redondete y respingón, y el muslamen lo mejor de la ingle a corvejones. Y sus labios y su boca, con su blanca dentadura, embellecen su figura que parece Malvaloca. Y que les puedo decir de lo que hay en la entrepierna siendo tan bella y tan tierna como flor del alcaucil. Pues sospecho que un chumino con su negra pelambrera que hacen que a la estanquera la desee hasta su vecino. Ella se hace de rogar y su palmito pasea para que todos la vean y la inviten a follar. Había un muchacho bizcorro que un día le tiró los tejos y ella lo mandó muy lejos cuando le vio su pitorro. La pretendió luego un chato que la nariz la tenía como un caracol de ría o como el pico de un pato. Otro día se presentó uno con solo una ceja, que le palpó la molleja y se ganó un bofetón. Pero lo cierto y verdad es que la estanquera está, por delante y por detrás, igual que un pavo real. ¿La veremos algún día dándole al cuerpo alegría, fornicando sin manías con Perico o con Matías?

Cuando cumplió dieciocho era una tía de bandera y por eso a la estanquera le picada tanto el chocho. Echada sobre la cama se restregaba un pepino en la pipa del chumino y le llegaba la calma. Pero lo que ella quería era un pijo como un leño de un chaval sorihueleño porque haberlos los había. Y cuando salía a la calle falda corta se ponía y una blusa que tenía el escote hasta el talle. Una vez se le cayó el monedero en el suelo y al agacharse a cogerlo el chumino se le vio. Y es que la nena salía sin llevar ropa interior y enseñaba el almejón que era un roscón de Gandía. Otra vez en el Paseo se sentó en la barbacana y allí se armó la tangana porque enseñaba a Tadeo. Se le acercó un muchachote para ligarse a la chica y como estaba tan rica fue y le enseñó el monigote. La nena se lo cogió y le dio un par de meneos, empezaron los sobeos y en la cama terminó. El pijo del zagalote un palmo y medio medía y al meterlo en la alcancía el grito llegó a Albolote. La chiquilla se movía como si pulgas tuviera y gemía como una fiera cuando al final se corría. Le echó tres polvos seguidos entre jadeos y alaridos, entre gritos y chillidos, con ayes y resoplidos. En la sábana quedó la sangre que derramó cuando el pijo le metió y el virgo se lo rompió. Y a partir de ese momento a todas horas follaban y la nena no se hartaba de darle al chocho alimento.