 Los cinco grandes de la banca (Banco Santander, BBVA, 'la Caixa', Caja Madrid y Banco Popular) lograron un beneficio conjunto de en los tres primeros meses del año de 4.233,9 millones de euros.
Los cinco grandes de la banca (Banco Santander, BBVA, 'la Caixa', Caja Madrid y Banco Popular) lograron un beneficio conjunto de en los tres primeros meses del año de 4.233,9 millones de euros.La gran banca ha logrado obtener beneficios un trimestre más, a pesar de la crisis, mostrándose optimistas para el resto del ejercicio.
El Santander 2.215 millones, un 5,7% más que en igual periodo de 2009, espera, como mínimo, ganar cerca de 9.000 millones de euros.
El BBVA 1.240 millones, un 0,2% más que en igual periodo de 2009.
'La Caixa' 502 millones, de euros.
El Banco Popular 204 millones, de euros.
Caja Madrid 72,97 millones, de euros.
Para los cinco grandes AUMENTAN LOS BENEFICIOS, 4.233,9 millones AUMENTAN LOS RECURSOS 1,15 billones de euros en depósitos y BAJAN LAS OFICINAS en un 3,5%, 17.415 frente a las más de 18.000 oficinas que tenían al cierre del primer trimestre del año, como consecuencia de la venta o cierre de algunas de oficinas para reducir gastos (salarios sobre todo).
En ese mismo periodo EL PARO SUBIÓ en 19.400 personas; haciendo una simple regla de tres vemos que por cada parado los cinco grandes han ganando más de 218.242 euros de beneficio.
En época de crisis y con más de un 20% de desempleo, la banca sigue haciendo negocio. Sin querer comparar las churras con las merinas, parece que el paro es negocio para alguien porque no se entiende que estando tan mal la economía, los bancos (causantes directos de la crisis) no solo pierdan como el resto de las pequeñas y medianas empresas y autónomos, sino que ganen millones y millones.
Si este es el resultado de la política económica del gobierno de Zapatero ¿Ha sido acertada?
Seguimos quitandoles a los pobres para dárselo a los ricos.
 
 

 Por José María Redondo Tortosa.
Por José María Redondo Tortosa. por Leandro García Lozano
por Leandro García Lozano Jaén, hermosa Jaén,
Jaén, hermosa Jaén, Hay otro par de pueblos que quienes no los conozcan no saben lo que se están perdiendo; entre los dos suman 97 monumentos catalogados, y se llaman Úbeda y Baeza. El primero tiene 43 y el segundo 54 monumentos. No hay en todo el globo terráqueo dos ciudades con más piedra labrada, y casi todas esas maravillas fueron construidas por un albaceteño: don Andrés de Vandelvira, por cierto, casado en el pueblo del tío Tobalico, donde edificó la monumental y maravillosa Iglesia de La Asunción.
Hay otro par de pueblos que quienes no los conozcan no saben lo que se están perdiendo; entre los dos suman 97 monumentos catalogados, y se llaman Úbeda y Baeza. El primero tiene 43 y el segundo 54 monumentos. No hay en todo el globo terráqueo dos ciudades con más piedra labrada, y casi todas esas maravillas fueron construidas por un albaceteño: don Andrés de Vandelvira, por cierto, casado en el pueblo del tío Tobalico, donde edificó la monumental y maravillosa Iglesia de La Asunción. Los extensos pinares, los enormes roquedales, los animales salvajes, las hermosas aves y el Guadalquivir en su nacimiento y en su primeriza andadura hasta el pantano del Tranco de Beas, son de ensueño.  Hace ya muchos años que lo visité por primera vez y en un mirador, que lleva el nombre de Félix Rodríguez de la Fuente, desde el que  se divisa el más maravilloso y majestuoso valle del planeta, teniendo delante de mis ojos una docena de águilas reales como dueñas y señoras de un cielo intensamente azul, me tuve que convencer que Dios existe.
Los extensos pinares, los enormes roquedales, los animales salvajes, las hermosas aves y el Guadalquivir en su nacimiento y en su primeriza andadura hasta el pantano del Tranco de Beas, son de ensueño.  Hace ya muchos años que lo visité por primera vez y en un mirador, que lleva el nombre de Félix Rodríguez de la Fuente, desde el que  se divisa el más maravilloso y majestuoso valle del planeta, teniendo delante de mis ojos una docena de águilas reales como dueñas y señoras de un cielo intensamente azul, me tuve que convencer que Dios existe.


 Por José María Redondo Tortosa.
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